México busca reanimar su mercado de valores ante la sequía de salidas de bolsa
En medio de una parálisis de ofertas públicas iniciales en los parqués mexicanos, una reforma de la ley que rige el mercado ofrece mayor flexibilidad y elimina trámites
Con los cambios a la Ley de Mercado de Valores de México que se publicaron el jueves en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el Gobierno espera que empresas medianas se animen a listarse en las bolsas. La última Oferta Pública Inicial (OPI) en el país se dio en 2017, lo que implica un desierto de seis años. Detrás de esta sequía hay factores propios del país, pero también una tendencia global.
La ley, aprobada en noviembre, se aplicará a partir del jueves que se publicó en el DOF. En corto, los cambios ofrecen mayor flexibilidad para que las empresas puedan listarse en el mercado de valores y elimina trámites que anteriormente estaban en manos del regulador, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, para que el proceso de autorización sea más rápido. Se espera que las leyes secundarias den forma a un nuevo esquema de oferta pública más simple. La Bolsa Mexicana de Valores (BMV), una de dos en el país, dijo que con esta nueva figura se espera reducir los tiempos y costos del proceso.
Durante años, analistas bursátiles se han lamentado una falta de cultura de gobierno corporativo en México, el cual se expone a escrutinio de inversionistas cuando una empresa sale a mercado. El país tiene una larga tradición de empresas familiares que van desde grandes corporativos hasta pequeños emprendimientos, lo cual hace menos atractivo instalar un gobierno corporativo que rinda cuentas a quienes se convierten en accionistas.
No solo se han secado por completo las OPIs en el país en los últimos seis años, empresas que estaban listadas en el mercado han decidido deslistarse, entre ellos el español Banco Santander y la empresa de alimentos mexicana Grupo Lala. La baja en OPIs es una tendencia a nivel global, no solo en México, que según los analistas tiene que ver con el incremento en las tasas de interés, la incertidumbre generada por guerras y tensiones geopolíticas, pero también la preferencia de instrumentos que les permiten a las empresas recabar recursos directamente con inversionistas privados. Esto representa una pérdida para inversionistas minoristas, es decir, todo ciudadano que desea invertir su dinero independientemente y sin el pago de comisiones a instituciones como fondos.
El Gobierno mexicano tiene ambiciones altas para esta reforma, la cual tiene pendiente sus leyes secundarias. En una publicación en redes sociales, el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Gabriel Yorio, aseguró que espera que México se convierta en un “hub financiero”.
“Este avance significativo para el sector bursátil impulsará la competencia y el dinamismo, facilitará el acceso al financiamiento y simplificará la entrada al mercado con ofertas públicas más accesibles, enfocándose en las medianas empresas”, dijo Yorio en su cuenta de X. “El objetivo es claro: aumentar la liquidez y fomentar el crecimiento empresarial en México. Ya estamos avanzando en la regulación secundaria en colaboración con reguladores y el sector financiero”, agregó.
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