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Los comerciantes del Zócalo de Ciudad de México: “El día de El Grito es el mejor del año para vender”

Los vendedores ambulantes son una pequeña parte beneficiada de los 23.000 millones de pesos que se generarán en estas fechas, un 12% más que en 2022

Jorge Vaquero Simancas
Mexico City
Un vendedor ambulante en el centro histórico de Ciudad de México, el 15 de septiembre.Mario Guzmán (EFE)

El día 15 de septiembre los alrededores del Zócalo de Ciudad de México se describen con los colores verde, blanco y rojo. La bandera nacional está presente en todos los objetos: diademas, máscaras de luchadores, pendientes, huipiles, sombreros, bandas y mucho más. Para los comerciantes que venden estos adornos en las calles aledañas a la plaza más importante de la capital, el día de El Grito es el mejor para vender. Los negocios de estos minoristas suponen una pequeña parte de los 23.000 millones que generarán este año las fiestas patrias, un 12% más que en 2022, según la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo.

En una esquina de la calle 5 de mayo, que conmemora la victoria mexicana sobre los franceses en la batalla de Puebla de 1862, cientos de personas pasean al mediodía en busca de la entrada al Zócalo. Allí tiene su quiosco Guillermo, de 20 años, que explica que durante tres décadas ha pasado de generación en generación. “El día 15 es el mejor para vender objetos con la bandera de México”, dice mientras espera en una banca a que lleguen los clientes. El producto estrella este año es un peluche del presidente, Andrés Manuel López Obrador, que llevan bajo el brazo algunos de los visitantes del centro histórico.

En la acera de en frente se venden banderas mexicanas del número 14, las más grandes, a 450 pesos, aretes a 15 y diademas a 60. Esto ofrece Jocelyn Gracián, de 18 años, que viene a montar su puesto a esta calle a diario desde Santa Ana Jilotzingo, en el Estado de México. Es de esa parte de la población flotante que cada día tarda horas en llegar a la capital desde la periferia. “Solo estoy aquí en septiembre, es un mes en el que todos quieren comprar adornos relacionados con México”, explica.

Pablo Celestino, de 44 años, tiene su puesto en la calle 16 de septiembre, la más indicada para vender objetos con la tricolor por ser la fecha exacta de la Independencia de México. Pagó unos 2.500 pesos para tener su trozo de acera desde el primero de septiembre hasta este sábado, cuando recogerá “lo que sobre” y volverá a su casa en Toluca, en el Estado de México. Sobre el horario de trabajo, explica que lleva allí desde las nueve y se irá “sobre las 8 y media”, antes de que miles de personas abarroten el Zócalo y las vías que salen de ella.

En la misma calle, de fondo, se escucha una cumbia que un joven con un acordeón versiona con notas que recuerdan a los corridos tumbados, un subgénero musical mexicano que arrasa a nivel mundial. Una gorra en el suelo sirve como recipiente para monedas y billetes, ya que la música también es parte del negocio que se crea estos días en torno al Zócalo.

En la avenida Francisco I. Madero, la única entrada habilitada a la plaza, hay un grupo de seis personas con instrumentos que interpretan Cielo Azul, Cielo Nublado, de Grupo Pesado. La música norteña pone a bailar a una pareja ataviada con los colores patrios. Alrededor, dos mujeres ofrecen bigotes a 10 pesos y bandas a 20. Son parte de ese 55% de personas que trabajan de forma informal en todo el país, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de junio. Este martes, en los alrededores del Zócalo, mucha gente vendía productos que estaban directamente colgados en sus brazos de manera informal.

Ya dentro de la plaza, bajo la gigante bandera de México que domina el centro del Zócalo, están las vallas que separaran a miles de personas del balcón del Palacio Nacional, donde López Obrador dará el grito a las 23:00. Apoyada sobre una de ellas está Graciela Zepeda, que lleva allí desde las 05.00. “Venimos a ver al presidente de cerca”, dice. Ha acudido desde Mexicali, en el Estado de Baja California, y pasará dos días en Ciudad de México. Le acompañan Claudia Páez, una mujer colombiana que vive desde hace siete años en Guanajuato y que vino también en el grito de 2022. María Miranda es de Guadalajara, pero ha venido desde Los Ángeles, donde vive, y afirma que se ha gastado “700 dólares para ver al presidente dar El Grito”. Su presupuesto de viaje también es parte de los 23.000 millones que se gastarán estos días en las fiestas patrias.

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