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¿De qué habla la ropa de Peso Pluma?

El estilo del cantante tiene un poco de deporte, de las migraciones mexicanas a los barrios afroamericanos en Estados Unidos, de los mecanismos de retoma de poder simbólico del hip-hop y del ‘way of life’ del ‘narcojunior’

Peso Pluma
Peso Pluma durante su concierto en Grand Garden Arena en Las Vegas el 20 de abril de 2023.John Locher (AP)

El fenómeno Peso Pluma se puede desentrañar en toda su complejidad solo prestando un poco de atención a su vestido. La chaqueta de cuero blanco y bordados de Louis Vuitton que eligió para su presentación en el programa de Jimmy Fallon, su peculiar gusto por los shorts holgados deportivos o de costosas marcas como Balenciaga y Burberry, las joyas estrambóticas en forma de Spiderman de la joyería mexicana Baglio, su amor por las gorras Icon, de la marca DSquareD2, o de la colección de Alicia Keys para Moncler, hablan calladamente de esa multiplicidad de elementos que lo habitan y perviven en sus corridos tumbados.

Peso Pluma con  Jimmy Fallon.
Peso Pluma con Jimmy Fallon.Rosalind O'Connor/NBC

Cada una de estas elecciones son la evidencia, por ejemplo, de sus propios recorridos vitales: antes que la música, su pasión por el deporte. Nadie en el regional urbano había usado con tanto ahínco shorts en los escenarios, pero Peso Pluma, que fue de las bases juveniles de Las Chivas de Guadalajara, los vuelve un mandato.

Su estilo habla también de esas conexiones subterráneas que siempre han vinculado los barrios bajos afroamericanos en Estados Unidos, cuna del gangsta rap, con las poblaciones inmigrantes mexicanas, que siempre llevaban en sus bagajes los corridos y cuyas rutas de inmigración los llevaba a esas mismas vecindades.

Basta con observar su cabeza, una que desobedece el mandato casi canónico de cantar corridos protegido siempre por el buen ala de un sombrero. A pesar de que muchos habían transgredido las formas del corrido en sus sonidos y sus narrativas, como lo hizo, por ejemplo, Ariel Camacho, la estética de bota tejana y cintillo pitiado se había mantenido intacta. Todo cambió, según cuenta el profesor Martín Mulligan, doctor de la Universidad de Missouri-Columbia, experto en corridos y en cultura transnacional mexicana, cuando aparecieron en Los Ángeles agrupaciones como Herencia de Patrones, “una suerte de gangsta rap, pero con corridos”. Este alejamiento estético del vaquero se consolidó con la fama de Natanael Cano, quien exacerbó una estética urbana de tatuajes, cadenas y zapatillas deportivas.

Peso Pluma, durante una de sus presentaciones.
Peso Pluma, durante una de sus presentaciones.ING: Peso Pluma

Si el verdadero mercado de los corridos mexicanos ha estado más en Los Ángeles que en el mismo México, no sorprende entonces que un fenómeno como Peso Pluma elija ser de la línea de los sin sombrero, que apuestan mejor por llevar como insignia pasamontañas de lana Hunter. “No podemos obviar que el regional ha venido alimentándose del gangsta rap desde los años 80, en particular porque las comunidades mexicanas cohabitan con las afroamericanas en vecindarios periféricos de Los Ángeles, por ejemplo, en Inglewood, como le ocurrió a Chalino Sánchez. Luego ese fenómeno se dio en el resto de ciudades californianas y eventualmente en todo Estados Unidos. Snoop Dogg ha manifestado que desde los años 90 escuchó la música de banda”, explica Mulligan.

El estilo del hip hop encuentra, en parte, su origen en la estética que jóvenes afrodescendientes adoptaron —a manera de protesta— del look de los reos negros que a finales de los 70 inundaban las cárceles de Estados Unidos por la persecución racial. A los presos se les daba uniformes que no estaban a su medida, porque habían pertenecido a alguien más antes. Además, estaban encadenados y se les quitaban los cordones para que no fueran armas letales dentro de prisión. Los jóvenes libres se vestían como sus hermanos, con los pantalones caídos, los tenis con las lenguas salidas y haciendo de las cadenas de oro brillantes una forma de resignificar las que limitaban a los que no tenían libertad.

Sin embargo, esa influencia de ropa oversize, de zapatillas trainer, de cadenas de oro llenas de diamantes que se materializa en el estilo de Peso Pluma no se da solo por la coincidencia territorial que provocó que ambos géneros, hip hop y corridos, se mezclaran. El profesor Juan Carlos Ramírez-Pimienta, de la facultad de estudios fronterizos de la San Diego State University-Imperial Valley, encuentra que esta coincidencia tiene que ver con una similitud ontológica en la narrativa de las dos subculturas que buscan vestirse para darse poder. “El género del corrido es y sigue siendo una suerte de ajuste de cuentas, de empoderamiento, una búsqueda de consuelo”, explica Ramírez-Pimienta.

Peso Pluma luciendo la chamarra Louis Vuitton previo al show con  Jimmy Fallon.
Peso Pluma luciendo la chamarra Louis Vuitton previo al show con Jimmy Fallon. Rosalind O'Connor/NBC

A quien se le canta el corrido, —el género siempre se cantó en tercera persona—, o en la versión más actual de Peso Pluma, el que lo canta, que es el que protagoniza la épica, “es y encarna el papel de ese justiciero que, como Gregorio Cortez, héroe popular para las comunidades fronterizas de los Estados Unidos y México, desafió a un sheriff with his pistol in his hand. Ese ajuste de cuentas ya no se da, por supuesto, en el contexto de la Revolución Mexicana, ya no hay caballos, ni sheriffs, pero el corrido sigue queriendo invocar ese lugar de retoma de poder”, añade el experto.

Al estilo de los narcojuniors

Por su puesto que, como Peso Pluma canta corridos tumbados, —según el experto de la Universidad de Arizona, el doctor Celestino Fernández, “un subgénero del subgénero de los narcocorridos, que muchos ni siquiera reconocerían como corridos, sino como canciones autobiográficas e himnos hedonistas”—, este busca que ese empoderamiento esté influenciado por el way of life de figuras que no pueden separarse de sus sagas corridísticas: los narcos.

El gusto por hacer evidente los relojes costosos que tiene, de cantarle en sus canciones “al diamantón”, esa falta de modestia al revelar en cada aparición pública sus outfits hechos todos de las más exclusivas marcas europeas es, a los ojos del profesor Martín Mulligan, un mecanismo que el cantante replica de los personajes mismos sobre los que canta en sus canciones.

Peso Pluma en una de sus fotografías tras el escenario con los pasamontañas de la marca supreme.
Peso Pluma en una de sus fotografías tras el escenario con los pasamontañas de la marca supreme.

“Aquí hay un precedente estético en Ramón Arellano Félix, miembro de la familia que constituyó el Cártel de Tijuana, abatido en el Carnaval de Mazatlán en 2002. Con él surge el concepto de narcojunior. Fue el primero que abandonó la estética vaquera del narco para usar la del New Wave. La cercanía de Tijuana con San Diego y Los Ángeles, le permitió actualizarse en moda”, explica Mulligan quien añade: “Pero fue El Chino Ántrax, abatido en Culiacán en 2020, quien le dio un giro a la estética de la narcocultura. ‘Lo cambió todo’, me dijo en su momento Geovani Cabrera (uno de sus corridistas de cabecera). Sus corridos tenían elementos nuevos: si bien todos ellos narraban su saga épica como jefe de sicarios, también estos estaban entremezclados con un festejo continuo, donde aparecían los nombres de marcas exclusivas europeas de ropa y calzado, autos deportivos, yates, jets, joyas y licores, además que, por vez primera, fue un narco que se desterritorializaba, es decir, salía de viajes por el mundo. Y de esto no solo daban constancia sus corridos, sino que él mismo posteaba en su cuenta de Instagram su vida privada. El estilo de diseminar su vida de hecho lo llevó a ser capturado en Amsterdam por la Interpol en 2013. En conclusión, esa estética repercutió en una filosofía de vida: vivir poco, pero de manera intensa. No hay futuro para el jóven, es Ya y Ahora”, explica Mulligan.

Sin embargo, el experto en el género Juan Carlos Ramírez-Pimienta, hace una salvedad: “El fenómeno, sin embargo, se parece mucho a lo que ocurrió con el gangsta rap, que a pesar de sus orígenes logró tener sus mayores números de audiencias entre los blancos de clase media-alta que replicaban las señales malandrinas y las líricas vandálicas de las canciones, y luego salían del bar y seguían de camino a su escuela o a su trabajo. Aquí pasa lo mismo, es una cultura que se emula desde lo simbólico, pero que no necesariamente significa que todo el que lo canta o lo escucha está vinculado con el narco”.

Bizarrap y Peso Pluma  mientras posan en Ciudad de México.
Bizarrap y Peso Pluma mientras posan en Ciudad de México.33 Producciones (EFE/33 Producciones)

Así, con un poco de deporte encima, mucho de hip-hop, —fórmula también usada por los cantantes de reggaetón—, emulando las maneras de lujo excesivo y del festejo continuo de los protagonistas del género de sus canciones y con un carisma que muchos expertos en corridos en Estados Unidos reconocen como único, Peso Pluma mezcla todo y crea un estilo propio. “Hace muchos años entrevisté al gran compositor de Los Tigres del Norte, Enrique Franco, compositor de ‘La jaula de oro’, y dijo: ‘Los fenómenos musicales globales se dan cuando hasta los que no saben de una música, saben’. Peso Pluma es el equivalente a lo que en su momento fueron Los Tigres del Norte, pero con la potencialidad de la era de Tik Tok”, confirma Ramírez-Pimienta.

Mientras canta Ella baila sola, el mexicano pone en boga los colores pasteles, los trajes de bermuda de un mismo estampado, que los hombres lleven refinados y largos collares y hace que todos en las peluquerías latinas en Estados Unidos bauticen a su corte de pelo “el Peso Pluma”, aunque el mullet tipo “Edgar” existiera hace décadas en las barriadas.

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