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Liga MX
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El fútbol mexicano, con la ‘m’ de mediocridad

Ni un entrenador nuevo, ni un cambio de reglas renovará lo que se ha atrofiado en beneficio de un muy rentable negocio para un grupo selecto de empresarios

Diego Mancera
Guillermo Ochoa
Guillermo Ochoa, portero de la selección mexicana, tras quedar fuera de la fase de grupos del Mundial de Qatar.Matthew Ashton - AMA (Getty Images)

El fútbol mexicano navega sin rumbo. No es sorpresa. Tampoco que lleve así desde más de tres décadas. Cada año, cada Mundial, México pierde oportunidades y generaciones de jugadores para dar el gran estirón de calidad, o de ser la gran sorpresa. Lo único que ha encontrado es un camino en el que va de reversa.

México tiene una relación disfuncional con el fútbol. La causa es su intrínseca relación con Televisa. Todas las decisiones de la Federación Mexicana de Fútbol han tenido que tener la luz verde o el respaldo de la televisora fundada por los Azcárraga. Desde las trincheras periodísticas se ha debatido hasta el hartazgo que lo ideal sería tener una Federación autónoma y que priorice lo deportivo a lo comercial. Es una apuesta sagaz en los tiempos del fútbol moderno, donde hay más anuncios publicitarios que regates. Bajo el modelo actual, México se ha quedado siempre con la esperanza de que el siguiente año, o Mundial, será el bueno. Siempre a la espera de algún milagro o el nacimiento de otro Hugo Sánchez. Lo que ha encontrado, al menos desde 1986, es alcanzar siete años seguidos la ronda de octavos de final y, recientemente, estancarse en la fase de grupos en Qatar.

Hace una semana, la Federación y la Liga MX anunciaron cambios en su estructura. Pero eso solo fue una ilusión. Lo que reforzaron fue la influencia del señor del fútbol: Emilio Azcárraga, alma de Televisa y presidente del América. Junto a otros presidentes de equipos como Amaury Vergara (Chivas), Jorgealberto Hank, Ernesto Tinajero (Necaxa) y Yon de Luisa formará parte de un comité para decidir sobre la selección mexicana. Cada uno de ellos sabe cómo brillar en los negocios, pero poco sobre cómo potenciar al futbolista mexicano. Una de sus primeras decisiones fue crear un puesto de director ejecutivo de selecciones nacionales y le dieron el cargo a Rodrigo Ares de Parga, un directivo que estuvo al frente del patronato de Pumas durante tres años. Su gestión quedó en el olvido. Prometió hacer del club una réplica del Barcelona y terminó sumido en una crisis de resultados.

Desde los despachos hay cierta urgencia por tener certidumbre de cara al Mundial de 2026, la tercera Copa del Mundo que México organizará. Lo que temen es que lo deportivo (donde hay una crisis) pueda afectar a lo económico, a su mina de oro en México y con la comunidad en EE UU. La zozobra tiene razón de ser porque no hay claridad sobre el entrenador: Miguel Herrera quiere volver a ser el técnico después de que en 2015 se fuera a los golpes con el periodista Christian Martinoli. La calidad de Herrera como estratega y de fraterno acercamiento a los jugadores no se discute, sino su capacidad de aceptar la autocrítica. Otro problema es que le gusta el protagonismo, mismo que le causó una multa por hacer proselitismo político en plenas elecciones. Los campeonatos, sin embargo, le respaldan: dos Ligas, una copa y una Copa Oro.

Federación Mexicana de Fútbol
Yon de Luisa, presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, durante una conferencia de prensa en Qatar. Khalil Bashar (Getty Images)

El otro candidato es Guillermo Almada, estratega uruguayo, que tiene el momento en sus manos tras hacer campeón de Liga al Pachuca y por tener gratas sensaciones con el River Plate de su país y con el Barcelona de Guayaquil. Diego Cocca ha salido al quite de candidatos al tener experiencia en 12 equipos y por hacer bicampeón al Atlas. El aspirante que también puede cambiarlo todo es Marcelo Bielsa, quien sabe cómo pulir carbón para encontrar diamantes en los equipos juveniles. En un breve paso en México, con el Atlas entre 1993 y 1995, montó una estructura de fuerzas básicas de donde emergieron Rafael Márquez y Jared Borgetti, entre otros.

Las otras dudas recaen en la formación de futbolistas. La Liga MX, a través de su presidente Mikel Arriola, ha defendido que tiene un modelo potente para sus jóvenes al tener ligas para menores. El asunto es que la oleada de jóvenes se topa con un embudo en la Primera División donde los clubes pueden alinear a ocho futbolistas extranjeros y la confianza en la juventud es escasa. Del atrevimiento de los entrenadores han salido chicos interesantes. La lógica de los directivos mexicanos es que un futbolista extranjero aumentará el nivel de competencia y de espectáculo, pero la Liga local requiere de una terapia de shock para darle espacio a sus jóvenes. Con una pizca de confianza en sus chicos, México levantó dos veces el Mundial sub 17. Los futbolistas mexicanos debutan, la mayor parte, con años de rezago en comparación de Argentina, Brasil o cualquier liga europea.

Se escriba lo que se escriba, el fútbol mexicano no cambiará radicalmente en 2026. Ni un entrenador nuevo, ni un cambio de reglas renovará lo que se ha atrofiado en beneficio de un muy rentable negocio para un grupo selecto de empresarios, mismo que decidió congelar el ascenso y descenso deportivo durante la pandemia. La burbuja del fútbol mexicano ha explotado y ha mostrado lo que por años dejaba huella: la mediocridad.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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