Zaldívar y el misterio del doctor Simi
El presidente de la Suprema Corte de Justicia ha agrandado su perfil con medidas de alto calado emanadas del poder Judicial. ¿Qué pinta el muñeco de las farmacias en todo esto?
Si el presidente de la Suprema Corte de Justicia quería impresionar, lo ha conseguido. Arturo Zaldívar es usuario de las redes sociales, muy activo en Tik Tok, la plataforma más común entre los jóvenes, que siempre van un paso por delante, y en la que ahora muestran su cara más frivolona los políticos que buscan el enorme porcentaje de voto que supone esa franja de edad. Zaldívar, toga incluida, subió el sábado un video a esta red con un muñeco del doctor Simi y una explicación non petita. Impresionó, porque el ministro presidente suele ser un hombre de tono circunspecto, acorde a su cargo, en lo más alto del poder Judicial. Al doctor Simi, el muñeco de trapo que representa a una cadena de farmacias en México, se le relacionaba hasta ahora con Rosalía, con Lady Gaga o con Rubén Albarrán, de Café Tacvba, quienes le han proporcionado buena fama a la empresa de medicamentos, unos por recibir al peluche en sus brazos y otros por destrozarlo en sus conciertos. También Zaldívar, con sus 148.000 seguidores en Tik Tok, le aportó su dosis de fama a estas farmacias. Cómo pueda beneficiarse Zaldívar de ese muñeco es otro cantar.
El protagonismo del que goza el jefe de la Suprema Corte se lo ha ganado en este sexenio con discursos de calado presidencial. Memorable fue el que pronunció cuando se aprobó en esta sede judicial la despenalización del aborto. Muchas habrían querido que uno igual saliera de la boca del presidente del Gobierno. De intachable expresión feminista, el queretano, de 63 años, tiene esa lección bien aprendida, no hay un desliz que empañe sus disertaciones en materia igualitaria. La SCJN, por cierto, ha avanzado en este rubro durante el sexenio no solo de puertas afuera, con sus sentencias, sino en la organización interna de la casa judicial.
Donde no ha legislado el poder que tiene atribuida esas funciones, ha llegado la Corte a sustituirlo sin salirse de su cometido. Tal es el caso de la marihuana. El Congreso tenía la obligación de establecer normas, porque así se lo había pedido el poder Judicial, pero no lo hacía, así que llegaron Zaldívar y ocho ministros, mayoría calificada, y declararon inconstitucionales los artículos que impedían el consumo, la adquisición de semillas y la plantación y distribución de la marihuana. Y el que no haya legislado, que se ponga a hacerlo, venían a decir los ministros. “Día histórico para las libertades esta consolidación del libre desarrollo de la personalidad en el uso recreativo del cannabis”, declaró Zaldívar.
La Suprema Corte se ha venido situando a la avanzadilla del poder Ejecutivo y del Legislativo, permitiendo a México avances que se le reconocen en el mundo entero. Su máximo representante dejaba pequeños a unos y a otros con su presencia en el ámbito público, como el día en que visitó una cárcel de mujeres, departió con ellas y montó un mercadillo (dijo en Tik Tok) para vender las artesanías de las reclusas de Santa Martha Acatitla. Semanas después, algunas presas salieron a seguir sus procesos en casa porque se había excedido la prisión preventiva. La más famosa, Rosario Robles. Aunque la prisión preventiva oficiosa se le ha atorado, por ahora, a la Corte, que ha aplazado su resolución para uno de los asuntos más calientes del momento, el debate sobre los presos que llevan años entre rejas sin un juicio, algo contrario a los Derechos Humanos, pero con implicaciones políticas que están demorando el asunto.
La transparencia de la que presume Zaldívar la ejerce también en las redes sociales, donde acompaña a los usuarios a dar paseos por el salón de plenos de los togados o les explica, como si se tratara de un maestro, asuntos jurídicos. El ministro se siente cómodo el día del Orgullo gay o contando a sus seguidores qué contiene ese vaso de líquido blanco que le han servido mientras preside la sesión del día: “No tomo leche, sino una bebida de proteínas a media mañana. No hay más misterio”, revela resuelto en las redes.
Fue Felipe Calderón el que situó a este doctor en Derecho como ministro de la Suprema Corte en 2009, años locos en los que se dirimió el affaire Forence Cassez, con conflicto diplomático incluido. Zaldívar y su compañera por entonces, Olga Sánchez Cordero, se fajaron en la anulación de la condena a la francesa, novia de Israel Vallarte, porque las pruebas estaban viciadas de todo punto. El papel que jugó Calderón en ese asunto no le hizo quedar muy bien. Un documental recién estrenado en Netflix agranda estos días la figura de Zaldívar y empequeñece la de su mentor.
Y no es la única serie en la que se ha involucrado el cada vez más polifacético ministro: el 28 de junio presentaba el documental Caníbal. Indignación total, ante decenas de invitados y de periodistas congregados en la suprema casa judicial para ver los dos primeros capítulos. Zaldívar se hizo esperar, pero llegó con toda la solemnidad que le caracterizan sus trajes oscuros y un caminar hacia afuera en zapatos bien boleados. El relato del feminicida de Atizapán, producido por la Suprema Corte y emitido por la televisión pública, estaba llamado a agitar la conciencia de una sociedad adormecida ante tanto crimen machista.
Juzgar con perspectiva de género, otorgar meses de paternidad a los trabajadores de la justicia, desterrar resabios de corrupción y acoso en el poder Judicial y despenalizar el aborto han sido solo algunos de los logros y luchas emanados en este periodo en el que el poder Judicial ha estado encabezado por un hombre que se dice “vehemente y apasionado”. “Solo me debo a la Constitución, los derechos humanos y mi conciencia”.
Un perfil así podría pensarse en cualquier otro puesto. Los comentarios en Tik-tok “están llenos de vida, de dinamismo y de interés”, ha dicho el ministro en alguna ocasión. Pero hay quien piensa que esa intensa participación en redes sociales, así como su talante para esquivar los encontronazos con el poder Ejecutivo o su presidente, bien podrían ser la antesala de otros futuros. ¿Gobernador de Querétaro? ¿Fiscal del Estado? ¿Presidente del Gobierno? Cuando Zaldívar contó que el líquido blanco con que calmaba el estómago a media mañana era un jugo proteínico echó mano de su pulcra discreción: “No digo la marca porque tampoco se trata de hacer publicidad”. Con el doctor Simi se ha puesto, sin embargo, a la altura estelar de Rosalía. ¿Qué andará buscando Zaldívar?
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