El Gobierno insiste en la producción de fertilizantes ante el alza de los precios agropecuarios
El presidente López Obrador ha anunciado una inversión de 500 millones de dólares para echar a andar las plantas de fertilizantes subutilizadas en el país
Distribución de fertilizante gratuito, compras de producto desde EE UU y reactivación de factorías para garantizar la producción nacional. Todo, en aras de hacer reverdecer las cosechas del campo mexicano. Con la escalada de precios internacionales por el conflicto ruso en Ucrania, el plan de una autosuficiencia nacional en este eslabón de la cadena se ha vuelto a poner sobre la mesa. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció el fin de semana un ambicioso plan de reactivación de producción nacional que pasa por el desembolso de 500 millones de dólares este año para construir y rehabilitar plantas de amoniaco y urea. Además, el Gobierno dio a conocer que se entregará abono gratuito a más de dos millones de productores.
Enarbolando la narrativa de la autosuficiencia alimentaria, López Obrador afirmó desde Coatzacoalcos (Veracruz) que se recuperarán varias plantas de producción de fertilizante de Veracruz, Michoacán y Baja California Sur para garantizar el abasto del abono a los pequeños productores. Afirmó que en su Administración se producirán 2.500 toneladas diarias de urea para fertilizar de 25.000 a 30.000 hectáreas al día, con la intención de mejorar la producción de maíz y frijol. “Este fertilizante es un apoyo, un subsidio, desde luego, pero no hay que satanizar estos apoyos, porque esta urea es maíz, es frijol, es lo que consumimos, sin maíz no hay país”, señaló.
El tema de la escasez de fertilizantes en el campo mexicano ya se venía calentando desde la semana pasada, cuando en el marco de la reunión bilateral entre López Obrador y su homólogo Joe Biden, México se comprometió a adquirir hasta un millón de toneladas de sulfato de amonio para agricultores de subsistencia. “Ahora que fui a Estados Unidos, conseguimos con el Gobierno [de EE UU] que nos vendan, en tanto ampliamos nuestra producción, un millón de toneladas de fertilizantes a precios bajos porque vamos a iniciar con la entrega de fertilizantes a todos los productores del país, a todos los campesinos”, insistió el Ejecutivo este domingo.
Desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania se desplomaron las exportaciones de fertilizantes desde Rusia, el mayor productor mundial de este insumo, elevando los precios internacionales y colocando a sus importadores, entre ellos México, contra las cuerdas. A mediados de junio pasado, la Secretaría de Agricultura informó del arribo de los primeros embarques de sulfato de amonio sin cuota compensatoria a Tamaulipas, como parte del plan antiinflacionario del Gobierno. En ese entonces, el cargamento proveniente de EE UU ascendía a unas 80.000 toneladas de sulfato de amonio y se sumarían 250.000 toneladas más para los puertos de Veracruz, Manzanillo, Colima y Topolobampo.
La puesta en marcha del Plan contra la inflación y la carestía (Pacic), que incluye la eliminación de la tasa compensatoria para la importación de sulfato de amonio, coadyuvó a disminuir en 30% el precio final del fertilizante. De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, esta medida implica ahorros de 4.000 pesos por tonelada, lo que supone, alrededor de 1.000 millones de pesos al sector de la agricultura comercial, lo cual se reflejará en mejores condiciones para los cultivos de los ciclos primavera-verano y otoño-invierno.
Uno de los jugadores clave en esta nueva estrategia será Pemex. La petrolera estatal aporta dos materias primas fundamentales para obtener urea: amoniaco y dióxido de carbono, los cuales se encuentran en el complejo petroquímico de Cosoleacaque, en el pacífico mexicano. En marzo pasado, el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, anunció desde el Palacio Nacional que se invertirán 300 millones de dólares para la rehabilitación de tres plantas productoras de fertilizantes en México.
Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), señala que ojalá estas plantas coadyuven a reducir las importaciones y a entregar fertilizantes a precios más competitivos a todos los productores agropecuarios y no solo a los del maíz y el frijol. “El regalar el fertilizante no garantiza aumentar la productividad y lograr la autosuficiencia. Se requiere de más, actualmente solo producimos el 52% de lo que consumimos y las importaciones subiendo”, zanja.
De acuerdo con esta consultora, a mayo de 2022, México importó 1,4 millones de toneladas de fertilizantes, de los cuales un 22% correspondían a abono de Rusia, seguido de Bélgica, Noruega y Estados Unidos. En promedio, la tonelada se compró a un precio de 761 dólares, unos 15.500 pesos, un incremento en valor de un 116% respecto a los costes que se tenían en mayo del año previo.
José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), comenta que ante el entorno internacional que ha afectado algunos insumos estratégicos sí es oportuno que se ponga sobre la mesa la política industrial para relanzar la producción nacional de fertilizantes. “Nos ha faltado una visión de la relevancia de ese sector industrial, así como un mapeo de las estrategias que se tienen que impulsar para reconstruir esas cadenas productivas, no solo se trata de construir la planta, se necesita una planeación financiera que garantice la viabilidad, la rentabilidad de toda esa cadena productiva y el desarrollo de capital humano, desde técnicos e ingenieros hasta la parte administrativa”, menciona.
Pese a la inflación acelerada por encima del 7,99%, el especialista añade que es factible relanzar este programa pese al entorno económico adverso en el país. “Las condiciones que están generando esta presión adicional con ese sector no van a desaparecer en el corto plazo y en un tema como el alimentario contar con una estrategia propia es oportuno y donde el gran desafío es contar con los recursos financieros para llevarlo a cabo”, concluye.
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