Carlos del Río: “Esta pandemia ha sido brutalmente fuerte”
El profesor mexicano de Medicina y Salud Global de la Universidad de Emory en EE UU reflexiona sobre las lecciones y la necesidad de replantearse las certezas que se tenían a dos años del estallido de la crisis sanitaria
El coronavirus ha cambiado el mundo como lo conocíamos. Más de 5,5 millones de personas han muerto por covid en el planeta. A dos años de su aparición, el virus ha trastocado Gobiernos, economías y sociedades, y ha creado y erosionado certezas con el paso de los meses. Cuando parecía que la pandemia estaba bajo control surgió ómicron. Las autoridades emitieron nuevas restricciones y lineamientos, los especialistas han tenido que adecuar su discurso y el hartazgo y la confusión se ha extendido entre los ciudadanos. El epidemiólogo mexicano Carlos del Río, profesor de Medicina y Salud Global de la Universidad de Emory en Atlanta (Estados Unidos), habla en entrevista del desgaste, las lecciones aprendidas y la necesidad de hacer una pausa para reflexionar sobre los pasos que vendrán para convivir con el virus. Esta es una versión editada y condensada de sus respuestas.
Pregunta. El aumento de los contagios ha provocado una sensación de que todos nos vamos a enfermar de covid tarde o temprano. ¿Ómicron nos ha llevado a ese punto?
Respuesta. De cierta manera, sí. Ómicron es altamente contagioso y la posibilidad de infectarse aumenta de forma muy significativa. El problema es que al compararla con otras variantes, ómicron es altamente infeccioso y eso lo hace distinto a lo que conocíamos.
P. En línea con lo que señalaba la Organización Mundial de la Salud esta semana, ¿qué tan costosa es la narrativa de que ómicron produce una enfermedad leve?
R. Es una narrativa costosa porque hace mucha gente piense que el contagio no pasará a mayores. Yo diría que es una narrativa peligrosa.
P. ¿Cómo podemos protegernos ante el avance de ómicron?
R. Lo más importante que puede hacer es vacunarte y ponerte un refuerzo. Con eso, la posibilidad de infectarte disminuye, pero también se reduce de forma muy importante la posibilidad de enfermarte gravemente y acabar en un hospital. Eso cambia por completo la ecuación.
P. Desde fuera, da la impresión de que en Estados Unidos algunas medidas como el uso de mascarillas son más cuestionadas que en otros países…
R. Sí, yo creo que en países como México, por ejemplo, hay menos oposición al uso de la mascarilla. La verdad creo que en México se acepta mucho más. En Estados Unidos, parte del debate se debe a que hay mucha oposición y yo diría casi una situación ridícula, en la que mucha gente rechaza lo que, en mi opinión, no debería de ser cuestionado.
P. ¿Por eso hemos visto tal impacto de la pandemia en Estados Unidos?
R. Sin duda alguna. Ha habido mucha más transmisión porque hay mucha más gente que no acaba de comprender y que, incluso, no cree que esto sea real. Es verdaderamente preocupante que aún haya gente que diga que esta pandemia no existe.
P. ¿Qué están haciendo los países que están gestionando mejor la pandemia a diferencia del resto?
R. En mi opinión, los países que están haciendo mejor el trabajo son los que no han politizado la salud pública. La politización de la salud pública ha tenido un costo elevado en todos los países donde lo político se ha mezclado con lo técnico.
Portugal es un buen ejemplo. Ahí no ha habido esa politización tan absurda de la pandemia que hemos visto en varios países, incluyendo México. En Estados Unidos y el Reino Unido también ha habido mucha politización.
P. A dos años de la pandemia seguimos escuchando opiniones muy distintas de los especialistas y las autoridades. ¿Ha sido siempre así o las cuestiones políticas han tomado mayor protagonismo en esta pandemia?
R. Creo que son dos cosas. Sí creo que hay más politización, pero también creo que conforme cambia el virus, las opiniones también cambian y se van ajustando las recomendaciones. Lo que pasa es que eso crea incertidumbre.
P. Para los ciudadanos de repente es confuso, un día te dicen que hagas una cosa y dos meses después te dicen que no sirve para nada. ¿La población acaba pagando el costo de eso?
R. Totalmente. Esos cambios de opinión han aumentado la desconfianza, sin lugar a duda. Es un riesgo que hemos tenido. Hay mayor desconfianza porque simple y sencillamente las opiniones van cambiando.
P. Las autoridades de Estados Unidos han iniciado el reparto de pruebas de covid gratuitas a domicilio, pero el Gobierno de México no ve útil la aplicación de pruebas. ¿Cuál es su opinión al respecto?
R. Las pruebas son muy útiles. Son una estrategia más de salud pública, como usar el cubrebocas. En México se han hecho pocas pruebas y ha sido una mala política. No se ha visto la detección como algo importante, cuando es una estrategia útil y debe ser utilizada más ampliamente. En México se podría haber hecho un mejor trabajo, pero ha habido mucha oposición, también ridícula.
P. ¿Qué es lo que más le preocupa de la gestión de la pandemia en México?
R. Como en todas partes, el personal de salud está cansado. Los hospitales siguen saturados y parece como que no hay mucho interés del Gobierno federal de hacer frente a ese gran problema, que es la saturación de los hospitales. Se podrían hacer cosas para evitar el exceso de muertes y la saturación de hospitales, como vacunar a más gente.
P. ¿Qué recomendaciones concretas haría a las autoridades mexicanas?
R. Hay que ser humildes y cambiar el discurso. Creo que conforme el virus cambia hay que cambiar la posición que tienes. Por ejemplo, hasta hace poco yo era de los que decían que no hacía falta aplicar un refuerzo. Hoy, con ómicron, nos damos cuenta de que es necesario. Entonces, hay que poder adaptar la política y el discurso a lo que está pasando en este momento y no quedarnos fijos en una posición. Es decir, puede que al principio no hicieran falta las pruebas, pero ahora sí hacen falta. Hay que estar más dispuestos a cambiar el discurso y modificar las políticas que proveen información mientras vas avanzando. Me parece que eso sería una buena estrategia.
P. ¿Ha hecho falta hacer ajustes?
R. Creo que es muy importante darnos cuenta de que esta es una pandemia terrible. Ha sido muy fuerte. Hay que darnos cuenta de que hemos estado aprendiendo. A veces pensamos que tenemos una estrategia y que funciona. Y de repente, el virus cambia y estamos ante otro virus. Al principio, por ejemplo, parecía tener sentido hacer cuarentenas y cerrar todo, pero ahora ya no tanto. Antes, por ejemplo, parecía tener sentido ir a la escuela de manera presencial, hoy quizás no lo sea. Hay que irse adaptando.
P. Se habla mucho del paso de la pandemia a la endemia. ¿Cómo se ve esa “nueva normalidad” y qué exige repensar a los especialistas?
R. Es difícil saber qué es lo que va a pasar. Predecir el futuro en esta pandemia ha sido muy complicado, a todos nos ha costado mucho trabajo. Dicho esto, quizás en algún momento no habrá los picos que hay ahora, habrá menos casos y menos infecciones. Por lo tanto, eso hará que la pandemia llegue a controlarse.
La endemicidad será el final de la pandemia. Lo que significa eso es que, de alguna manera, el virus no se va a terminar. No es que el covid se vaya a eliminar, sino lo que vamos a ver poco a poco es que el virus se vuelva más genérico, más como es la gripe hoy en día.
P. ¿Podemos esperar que las variantes que vengan sean menos dañinas o peligrosas?
R. Es posible, pero también es posible que pase lo contrario. Creo que es meterse al terreno de las especulaciones. No sabemos qué es lo que va a pasar, la verdad. Parte de lo que hemos aprendido con esta pandemia y lo que ha sido complicado es que el virus puede cambiar todos los planes que tenías. A todos nos ha pasado, ¿no? La gente decía que estaba lista para volver a trabajar y de repente, el virus cambia, llega ómicron y tenemos que repensar lo que estamos haciendo.
Me parece que ese continuo repensar y virar el timón ha causado mucha incertidumbre y desconfianza. La gente pierde confianza en los líderes porque están cambiando de opinión cada día. Yo creo que en esta pandemia todos hemos cometido errores y hemos aprendido de esos errores, pero ha sido complicado. Con suerte, conforme ómicron empiece a ceder, estaremos caminando hacia una situación más normal. Vamos a tener que aprender a vivir con ómicron.
Esta pandemia ha sido brutalmente fuerte. Algo sin precedentes. Creo que todos hemos ido aprendiendo poco a poco y yo creo que a final de cuentas necesitamos adaptarnos, entendernos, pensar en lo bueno y lo malo, y conforme a eso, ir mejorando. Eso es parte de lo que tenemos que hacer. Hay que empezar a reconocer los errores y corregirlos. Aún es tiempo de hacerlo. Todos los países han cometido errores, pero hay que encontrar la forma de adaptarnos a esta pandemia. Creo que ese es el punto más importante.
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