“En este momento es casi imposible distinguir una gripe de la covid”
Samuel Ponce de León, experto de la UNAM en prevención y control de infecciones, da consejos prácticos para la cuarta ola de contagios en México: desde las pruebas hasta el tratamiento de síntomas
México ha iniciado el año en medio de la cuarta ola de covid. La variante ómicron ha disparado los contagios y decenas de miles de personas hacen largas filas cada día para conseguir una prueba que les permita corroborar si tienen el virus o no. En medio de un invierno complicado por el frío y los récords de casos diarios que se han roto en enero, las dudas también se han multiplicado. ¿Cuánto tiempo hay que aislarse después de enfermarse de coronavirus? ¿Qué medicamentos hay que tomar? ¿Qué sirve para protegerse y que no? El infectólogo Samuel Ponce de León, que ha colaborado con la Organización Mundial de la Salud en el combate a la influenza y coordina la Comisión de Respuesta a la epidemia de covid-19 de la UNAM, responde a las preguntas más comunes, desde el tratamiento a seguir hasta las secuelas y la vacunación. Esta es una versión editada y condensada de sus respuestas.
Pregunta. Mucha gente tiene la misma duda: ¿tengo gripe o covid? ¿Qué es lo primero que hay que hacer en caso de tener síntomas?
Respuesta. Realmente es muy difícil hacer una diferenciación basada en los datos clínicos, son muy parecidas. En esencia, en este momento es casi imposible distinguir una gripe del covid. Lo que hay que hacer en estas circunstancias es pensar y asumir que es covid. Toda la gente que sospeche que tiene un catarro y que no crea que es covid está equivocada. Ese es el primer punto y hay que actuar en consecuencia a eso. Si no es covid, es influenza. En cualquiera de los dos casos tienes que confinarte y aislarte inmediatamente, pensando en que no quieres contagiar a nadie más.
En segundo lugar, desde mi punto de vista, las pruebas no son necesarias para atender una infección. La prueba no va a modificar tu evolución, no te va a mejorar, no va a hacer nada más que confirmar un diagnóstico.
P. ¿Por qué hay gente que tiene todos los síntomas y sus pruebas salen negativas?
R. Porque las pruebas no son perfectas. En el caso de la PCR, es una prueba sofisticada y requiere de equipo y de experiencia para realizarla. Puede ser por un error en la manipulación de la muestra, un caso de contaminación o tratarse de un falso negativo, por ejemplo.
Las pruebas de antígenos, que son más rápidas y más baratas, tienen el problema de que si salen positivo, lo más probable es que ese sea el resultado. Pero si salen negativo, tienes hasta más del 30% de posibilidades de que sea un falso negativo. Además, a diferencia de la PCR que te permite identificar el virus a las 72 horas de la infección y hasta el séptimo u octavo día, aquí tu ventana de tiempo es mucho más corta: cuándo tienes la mayor cantidad de antígenos circulando. Si lo tomas 24 horas antes o después, te puede dar un resultado negativo. Y volvemos a entrar a este terreno de que no todas están bien aplicadas.
También tenemos el problema de que el mercado está lleno de productos de origen muy diverso, incluso de contrabando o piratas. Conviene hacerse una prueba en un sitio serio como los quioscos del Gobierno, las instituciones de salud o un laboratorio clínico privado de prestigio.
Las pruebas sirven básicamente para dos cosas y no es en mal sentido del término. Uno, corroborar un diagnóstico clínico. Sin embargo, a todos mis pacientes les he dicho que no se hagan pruebas, ¿para qué? Es mejor que asuman que es covid en vez de que salgan a la calle por varias horas. El otro punto para el que son útiles es para llevar una cuenta de lo que está ocurriendo a nivel poblacional. Por ejemplo, si tienes resultados de que un alto porcentaje de las pruebas en la capital han salido positivas, te das cuenta de que la circulación del virus es muy intensa y vas tomando la temperatura de cómo va evolucionando la infección.
Desde un principio, este es mi punto de vista, se han sobrevalorado las pruebas. Y en parte, esto partió de la equivocación del director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, cuando dijo: “Pruebas, pruebas, pruebas”, cuando el 90% de los países afiliados a la OMS, no tenían pruebas y no las iban a tener en años.
P. La evidencia reciente ha demostrado una diferencia abismal entre vacunarse y no hacerlo frente a ómicron. ¿Cómo se refleja esto en los datos de mortalidad y hospitalizaciones de México?
R. Es evidente que el proceso de vacunación en México ha tenido un impacto profundo sobre lo que está ocurriendo en la transmisión de ómicron. Si bien empieza a haber un impacto en el sistema hospitalario, no se ha incrementado significativamente el número de enfermos muy graves o fallecimientos. Seguramente, va a empezar a aumentar. Por el tiempo de evolución de la enfermedad, esperaríamos que sea probablemente esta semana o la próxima cuando se tenga el mayor impacto de ocupación hospitalaria y posiblemente tengamos una mejor idea de qué es lo que va a estar ocurriendo con personas que tienen una enfermedad grave, que son de entrada una proporción mucho menor a lo que habíamos experimentado. Esto es consecuencia de la vacunación, que al menos en Ciudad de México cumplió casi por encima del 95% de sus expectativas. Faltan sectores que será conveniente vacunar en algún otro momento y avanzar en la cobertura, pero desde luego hay un grandísimo impacto de la vacunación.
P. En general, ¿qué tratamiento debe seguir una persona vacunada que se ha contagiado con un cuadro leve o moderado?
R. Mis recomendaciones generales serían vigilar la frecuencia cardíaca, la oximetría y la temperatura.
Si tienes molestias como catarro, dolor de garganta y malestar general por unas horas o un par de días, tomas paracetamol y te mantienes en aislamiento durante cinco días y avisas a tu trabajo o a tus colegas. La mayoría de la gente va a tener una infección sin síntomas, pero si los síntomas son menores, tomar muchos líquidos y paracetamol una, dos o tres veces al día es más que suficiente. Las molestias de la garganta se pueden atender tomando también algún remedio sencillo como podrían ser pastillas de miel con limón o eucalipto y/o un medicamento anestésico como benzocaína en pastillas de diferentes sabores.
Si tienes fiebre, escalofríos, dolor de cabeza intenso, malestar en el pecho, fatiga muy intensa, revisa la saturación de oxígeno con un oxímetro. Si baja de 92 o te sientes muy mal, hay que consultar al médico y/o acudir a los servicios de atención médica hospitalaria. Un médico te puede decir que te hagas una prueba de covid o de influenza o ambas y te puede recetar un medicamento. Todas estas recomendaciones deben estar supervisadas por algún médico de confianza para revisar alergias a algunas medicinas o padecimientos como la diabetes.
P. Ahora muchos médicos recetan azitromicina. ¿Sirven los antibióticos contra la covid?
R. De ninguna manera. En cualquiera de los casos que hemos platicado, desde lo que es covid hasta lo que parece covid, no hay ninguna indicación para recibir antibióticos o antimicrobianos. Ninguna.
Es muy común encontrar recetas con azitromicina, ceftriaxona, levofloxacina y con otros antibióticos que no tienen ninguna razón para ser prescritos. Todo lo contrario. Llevas al paciente a poder tener una reacción al medicamento y a gastar significativamente. Esto incrementa la presión que hay sobre las bacterias para generar resistencia bacteriana, que va a ser un problema durísimo en las próximas décadas. Desafortunadamente, nueve de cada diez pacientes que uno ve te muestran recetas con uno o dos antibióticos o antivirales que no tienen ninguna utilidad ni ningún efecto en estos casos. Esto no sirve para lo que está viviendo la población en el 99% de los casos.
P. Otras personas toman vitaminas después de contagiarse. ¿Esto ayuda a combatir el virus?
R. Hay algunas publicaciones que sugieren que la vitamina D puede ayudar en el tránsito de la enfermedad, pero no hay nada muy significativo. Si tienes una dieta balanceada, no tendrías por qué tomar vitaminas adicionalmente. Las vitaminas C y D no están contraindicadas, seguramente no tendrán algún efecto colateral, pero tampoco forman parte del formulario principal contra la enfermedad.
P. ¿Cuántos días recomienda que una persona se aísle después de un diagnóstico positivo?
R. La recomendación que está mejor fundamentada es la que hace el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Revisaron aproximadamente 100 estudios y vieron que para el quinto día prácticamente nadie sigue infectado. La infección es mucho más intensa en su multiplicación y en su contagio durante los dos primeros días de enfermedad. Después disminuye drásticamente.
Hay gente que prefiere aumentarlo a siete días para estar más seguros. Otros van a 10 días. Todo esto se deriva de los primeros 14 días que se recomendaban hace dos años, pero esto ya lo pasamos. Es importante aclarar también que estas recomendaciones son para vacunados. Para los no vacunados, quizá tengas que ser más cauto.
Otra recomendación que es fundamental es que después de que sales del contagio, tienes que usar el cubrebocas de manera muy estricta. No puedes salir a circular sin cubrebocas.
P. Hay algunas medidas que hemos adoptado durante la pandemia, pero que no sirven para nada como el uso de tapetes sanitizantes. ¿Qué otras acciones no funcionan?
R. Hay una serie de “cosas mágicas” que no sirven. Quizás lo más impresionante sean estas “fumigaciones” que se ponen en algunos sitios, en la entrada de algunos edificios, como estos túneles que entras y te salpican de una substancia que se supone es desinfectante, aunque no sabemos ni siquiera qué es. Desde luego, no tienen ningún efecto. Rociar a las personas como si las fumigaran, como vimos hace unas semanas en la Basílica de Guadalupe, no tiene ninguna utilidad.
Hay que usar agua y jabón para lavar una habitación de una oficina, de una escuela, de la casa, no hay que usar un desinfectante en particular. Los tapetes tampoco sirven para nada, quizá solo para tropezarse y dañar los zapatos de la gente. La toma de temperatura en los comercios tampoco sirve, a pesar de que se sigue midiendo casi religiosamente.
Las caretas solo son necesarias para personas que toman muestras, médicos o químicos y otros casos muy específicos, pero fuera de esto no habría necesidad de usar caretas. A lo mejor, si alguien viaja en un avión y se siente más seguro, posiblemente no sea descabellado, pero tampoco es necesario.
P. Si una persona se contagió recientemente, ¿es conveniente que se aplique una dosis de refuerzo?
R. Sí. Hay buenas evidencias clínicas. La gente vacunada que tuvo covid tiene que recibir su refuerzo. Alguien que tiene covid y no está vacunado, desde luego que se tiene que vacunar. Yo diría que lo más pronto que se pueda poner la vacuna, mejor. Si se pueden poner la vacuna de influenza y covid al mismo tiempo, sin ningún problema. Si se puede poner la vacuna, aproveche y póngasela.
P. Hay mucha inquietud también sobre la combinación de influenza y covid. ¿Qué se sabe al respecto?
R. Efectivamente, hay personas que se podrán contagiar simultáneamente, pero su evolución va a depender de su estado de vacunación, de sus condiciones, etcétera. En general, no ha habido casos particularmente graves por esto y no debería ser un tema de preocupación para la gente.
P. ¿Se puede esperar que las secuelas de covid sean menores con la vacunación?
R. Es algo que todavía se está investigando. Lo que conocemos ahora de covid prolongado o largo y secuelas a mediano y largo plazo, lo sabemos en poblaciones no vacunadas. Yo creo que el impacto va a ser muchísimo menor en personas vacunadas, pero todavía no tenemos datos ciertos sobre esto.
P. ¿En qué punto estamos de esta cuarta ola y qué hay que tener en el radar las próximas semanas?
R. Estamos por llegar a la acmé [fase más intensa de una enfermedad] en nuestro país. En Ciudad de México, posiblemente ya lo estamos y en un par de semanas empezará a disminuir. En otras regiones va a seguir aumentando hasta llegar a esa acmé. Desde luego, vemos que el motor de la epidemia en México está en la capital, uno de cada cinco casos ocurre en la Ciudad y en el área conurbada con el Estado de México.
Conforme vaya disminuyendo la pandemia en Ciudad de México será el mejor indicador de lo que pase en el resto del país. Los casos de Baja California Sur y Quintana Roo son interesantes y va a depender del flujo de turistas. En ciudades como Monterrey o Guadalajara llegará la acmé un poco después que Ciudad de México y la pandemia va a empezar a bajar en dos o tres semanas.
P. ¿Hay razones para ser optimistas?
R. Soy un pesimista crónico, pero creo que lo peor ya pasó en estos 24 meses previos. Estamos viviendo un momento que no es fácil, pero que seguramente dentro de unas cuatro, ocho, diez semanas tendremos lo datos para decir si la libramos o no.
Lo que va a pasar después es mucho más difícil de anticipar. Porque se reportan decenas de variantes todos los días a las diferentes autoridades y una de estas puede volver a pegarnos fuerte. Pueden ser variantes más complicadas o que nos causen menos problema.
Falta un día menos para esto. Pero los Gobiernos tienen que pensar que no necesariamente tienen que transcurrir 100 años para otra pandemia de este tamaño. Podría ser antes. La población sigue creciendo, las aglomeraciones siguen creciendo, las zonas de pobreza siguen creciendo y todas estas circunstancias pueden hacer que haya otra situación complicada, más grave, incluso. Tenemos que identificarlo y reaccionar más rápidamente con sistemas administrativos más ágiles.
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