Álvaro García Linera y Jeremy Corbyn: la izquierda ante un tiempo desquiciado
El exvicepresidente boliviano y el antiguo líder del laborismo británico conversan con EL PAÍS acerca de la política de una era inaugurada por la covid-19 y el lugar de la cultura cuando prima la incertidumbre
Cuenta Jeremy Corbyn (Chippenham, 71 años) que en los setenta, mientras viajaba de mochilero, la policía lo paró un par de veces en Bolivia. “Seguro pensaban que tenía algo que ver con el Che Guevara”, recuerda. El antiguo líder del laborismo británico volvió a Bolivia en 2009, en el apogeo de Evo Morales, cuando la nueva Constitución boliviana enterraba décadas de Gobiernos sin gran respaldo popular e inauguraba un país multicultural. Una década más tarde, aquello se derrumbó. El brote de la derecha radical, al final de un mes convulso de protestas que terminó en la renuncia de Morales ante la presión del Ejército tras 14 años en el poder, evidenció la fragilidad de la izquierda que floreció en la región a principios del siglo.
“Pero la izquierda vuelve continuamente. Siempre hay otra oportunidad. Hoy tengo esperanza por países que van a elecciones como Chile o Brasil, y celebro los resultados en Honduras”, dice Corbyn en conversación con EL PAÍS en la Feria del Libro de Guadalajara. El parlamentarista británico participó este viernes de una discusión sobre el neoliberalismo en una nueva era inaugurada por el coronavirus, nada menos que con el exvicepresidente boliviano que acompañó a Morales en el poder, Álvaro García Linera. Ambos vienen de un par de años complicados. En julio de 2019 Corbyn perdió las elecciones contra el conservadurismo de Boris Johnson, y en abril del año pasado fue sustituido como líder del Partido Laborista, tras cinco años al frente, y su formación dio un giro radical hacia el centro. García Linera (Cochabamba, 59 años) abandonó Bolivia junto a Evo Morales en noviembre de 2019 en un avión del Ejército mexicano. Vivió en Argentina mientras un Gobierno improvisado tomaba las riendas de un país herido. Un año después, su partido retornó al poder con una estruendosa victoria electoral.
“La política vive un momento de derrotas cortas y victorias igualmente fugaces”, dice García Linera a EL PAÍS. “Este es un tiempo caótico donde predomina la incertidumbre, en el que el mundo está definiendo su próximo rumbo”. El exvicepresidente boliviano, que estudió Sociología en prisión tras ser arrestado por formar un grupo guerrillero en los ochenta, lee el momento actual como una era de desacoples. “El primero es el de las élites: unas propugnan un mercado reforzado, otras el proteccionismo. El segundo se da entre la democracia y el neoliberalismo. Si bien este surgió en Chile durante la dictadura, en los noventa se casó con la lógica democrática. Hoy empiezan a surgir élites políticas que empiezan a pensar que la democracia tal vez no es la salida”.
El relato neoliberal, dice García Linera, se ha resquebrajado. “No se ha agotado, pero se siente cansado”. “Las clases populares del mundo han mejorado sus ingresos y las altas han visto disparados los suyos. Mientras tanto, la globalización ha dinamitado los de la clase media”, dice. “Ese es el fundamento material del surgimiento del conservadurismo radicalizado de los sectores medios”. En la radicalización de amplios sectores sociales, Corbyn agrega un detalle: “La llamada libertad de internet, que no lo es en absoluto”. “Los algoritmos controlan la información y le dan una dirección. Y los grandes proveedores de Internet, cuando les conviene, están muy contentos de apagarlo. Google y Facebook adaptan la cobertura para regímenes particulares. Ocurre en Rusia, en China o en Myanmar. Si creemos en la libertad de información, tenemos que evitar esa conspiración entre gobiernos y grandes empresas”.
García Linera y Corbyn han presentado este viernes el libro Poscovid / Posneoliberalismo: Propuestas y alterativas para la transformación social en tiempos de crisis (Editorial Siglo XXI), coordinado por el académico mexicano John Ackerman. Son 24 ensayos firmados por políticos y pensadores de la izquierda alrededor del globo sobre los que vuela una pregunta constante durante la pandemia: ¿Aprenderá el mundo a ser más solidario tras esta experiencia traumática?
“Soy optimista, pero realista”, dice el boliviano, “cualquier solución dependerá de la organización social, la acción colectiva debe acompañar al Estado”. Siempre desde el marxismo, García Linera también plantea un cambio superestructural que reforme el Estado: “Los libros, las investigaciones, los relatos, expresan las aflicciones de la época. De manera más poética, de manera filosófica, o desde el análisis. En algunos casos, también proponen nuevos horizontes. Cuando uno se encuentra con un libro comprende mejor su época. Lo estructural, la política, la economía, el Estado, muchas veces encuentra su punto de partida en las narraciones. Narraciones que irradian, que se propagan, y que construyen un nuevo sentido común”. Él no encuentra esas narraciones en la ficción, sobre la que se declara “un ignorante”, sino en autores que piensan un nuevo capitalismo: el economista francés Thomas Piketty; al teórico del “capitalismo popular”, el serbio-americano Branko Milanović; y el “progresismo innovador” de la italiana Mariana Mazzucatto.
Mientras Reino Unido afronta una crisis migratoria, el desabasto, y la paradoja de la falta de trabajadores con altos números de desempleo tras su salida de la Unión Europea, Corbyn defiende la cultura y la juventud como una esperanza ante un mundo radicalizado. Durante la presentación del libro, advirtió sobre la “destrucción de nuestra propia existencia”. “No podemos seguir si el lucro es la gran razón de nuestra existencia. Las ideas para ese gran cambio en la sociedad, para inaugurar una mirada diferente del mundo, provienen del análisis económico, de la investigación social. Pero también de las artes”. dijo, y cerró su intervención irradiando esperanza. En un español más que digno, recitó a Víctor Jara: “Caminando, caminando / Voy buscando libertad / Ojalá encuentre camino / Para seguir caminando”.
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