López Obrador se vuelca en la defensa del avance de las Fuerzas Armadas ante miles de seguidores
El presidente mexicano llama a los suyos a no desdibujarse y evitar un viraje al centro en el ecuador del mandato: “El noble oficio de la política exige autenticidad”
Andrés Manuel López Obrador se ha volcado este miércoles al cumplirse tres años de su mandato en un alegato de las Fuerzas Armadas y del avance de su participación en la vida pública de México. El presidente ha defendido ante un Zócalo repleto de decenas de miles de simpatizantes la cesión de poder al Ejército, que ya controla las obras más emblemáticas impulsadas por el Gobierno como el Tren Maya, el aeropuerto internacional Felipe Ángeles o la refinería de Dos Bocas y tendrá en sus manos la distribución de los medicamentos a partir de enero. Para el mandatario, estas competencias contribuyen a “dejar atrás la desconfianza entre civiles y militares”. “Las Fuerzas Armadas, no lo olvidemos, nacieron con la Revolución Mexicana, no son un Ejército de élite, no pertenecen a la oligarquía, los soldados son pueblo uniformado”, ha proclamado López Obrador al expresar su reconocimiento a las Secretaría de Marina y la de Defensa Nacional.
El presidente ha rechazado, al mismo tiempo, la palabra “militarización”. “Las acusaciones de que estamos militarizando al país carecen de toda lógica”, ha dicho en referencia a las críticas de la oposición. “No se ha ordenado a las Fuerzas Armadas que hagan la guerra a nadie, que vigilen u opriman a la sociedad, que coarten libertades, ni mucho menos que se involucren en acciones represivas”, ha afirmado. Esta premisa es el andamiaje del plan del Gobierno en materia de seguridad, es decir, no responder a la violencia con más violencia. Una estrategia que el propio jefe de Estado ha bautizado en múltiples ocasiones como “abrazos, no balazos”. Esta tarde ha vuelto a defenderla. “El vasto esfuerzo para construir la paz se ha llevado a cabo sin violaciones a los derechos humanos. Ya no aplica el mátalos en caliente”, ha mantenido al aplaudir “la generosa y decisiva participación” de los soldados y marinos en distintas tareas: “Auxilio a la población ante desastres, inundaciones, temblores, en acciones de desarrollo, bienestar y paz es refrendo de su lealtad al pueblo y a las instituciones civiles”. Y la semana pasada dio un paso más con un decreto que blinda los proyectos federales de infraestructura como asunto de seguridad nacional e interés público.
Acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, su Ejecutivo y de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, López Obrador ha presentado un informe de gestión que marca el ecuador de su sexenio con un discurso de reivindicación de los servicios públicos y dirigiéndose especialmente a los suyos, a los militantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que le llevaron al poder abanderando la lucha contra la corrupción, la ruptura con las pasadas Administraciones del PRI y del PAN y un lema central, “primero los pobres”. Hoy ha vuelto a resaltar este mensaje como principio central de su proyecto político, la Cuarta Transformación.
“Ser de izquierdas es anclarnos en nuestros ideales”
El mandatario ha llamado a no desviarse de ese camino. “Los publicistas del período neoliberal, además de la risa fingida, el peinado engominado y la falsedad de la imagen recomiendan a los candidatos y gobernantes correrse al centro. Es decir, quedar bien con todos. Pues, no, eso es un error. El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierdas es anclarnos en nuestros ideales y principios”, ha enfatizado al llamar a tener clara la meta: “No desdibujarnos, no zigzaguear”. “Si somos auténticos, si hablamos con la verdad y nos pronunciamos por los pobres y por la justicia, mantendremos identidad y ello puede significar simpatía, no solo de los de abajo, sino también de la gente lúcida y humana de clase media y alta. Con eso basta para enfrentar a las fuerzas conservadoras, a los reaccionarios”, ha opinado.
En un discurso de casi una hora y media, López Obrador ha vuelto a sentir el calor de la militancia en un acto masivo después de un año y medio de restricciones. El presidente ya había convocado a celebrar la jornada mostrando cierta nostalgia de sus tiempos de líder opositor y añorando el contacto directo con la calle. Habló de sus logros, defendió que hay recuperación económica a pesar de los duros golpes de la crisis derivada de la pandemia de la covid-19, destacó su plan energético y abogó por profundizar los cambios estructurales empezados en diciembre de 2018. Empezando por la mejora del Estado social y de los servicios públicos, con el propósito de que la educación y la salud se conviertan, en la práctica, en un “derecho universal”.
“Lo más importante es que ya sentamos las bases para la transformación de nuestro país”, ha considerado el mandatario. “En tres años ha cambiado como nunca la mentalidad del pueblo y eso es lo más importante de todo. La revolución de las conciencias, el cambio de mentalidad, eso es lo más cercano a lo esencial, a lo mero principal, lo más cercano a lo irreversible. Pueden darle marcha atrás a lo material , pero no van a poder cambiar la conciencia que ha tomado el pueblo de México”, ha proseguido.
López Obrador, que pese a los constantes cuestionamientos recibidos por la oposición y algunos sectores de la sociedad civil, casi no se ha resentido del desgaste y mantiene niveles de aprobación muy elevados, se ha referido al final de su intervención al que considera su próximo hito: la consulta sobre la revocación del mandato prevista para la próxima primavera. “Vamos a probar de nuevo qué tanto respaldo tiene nuestra política de transformación. Sabremos si vamos bien o no. Con la consulta para la revocación del mandato, se le preguntará al pueblo, que es soberano, el que manda, si quiere que yo continúe en la Presidencia o que renuncie”. El mandatario quiere que esa se convierta en otra cita determinante de su sexenio. Y mientras todos los debates giran ya en torno al debate de la sucesión interna y las elecciones de 2024, López Obrador se prepara para profundizar sus apuestas y redoblar el pulso a sus adversarios. Comienza la segunda parte del mandato.
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