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Los estudiantes del CIDE acuerdan irse a paro si no se destituye al director interino y se atienden sus demandas

El conflicto escala tras una serie de destituciones administrativas, una manifestación estudiantil, amparos promovidos por los alumnos y una disputa con el Gobierno sobre el rumbo de la institución

Elías Camhaji
La manifestación de alumnos y profesores del CIDE
La manifestación de alumnos y profesores del CIDE, el pasado 19 de noviembre.SIPACIDE

El Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) vive momentos decisivos. La mayoría de los estudiantes de la institución académica, una de las más reconocidas de México, han acordado convocar a un paro si se ratifica a José Antonio Romero Tellaeche como director. Los cuatro meses de interinato han estado marcados por roces con el profesorado, pugnas laborales, remoción de investigadores críticos de puestos clave en la toma de decisiones y amparos promovidos por los alumnos para reponer el proceso de selección para la dirección. Una manifestación estudiantil ya se había realizado la semana pasada, pero los gritos de “Fuera Romero” se han convertido en una posibilidad tangible de suspender actividades si no se atienden sus demandas. En el centro del conflicto está el rumbo que debe tomar el CIDE: si se da el golpe de timón que impulsan funcionarios del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador o si la comunidad logra impedir lo que el grueso ve como una imposición gubernamental.

La convocatoria a paro se votó el miércoles de forma remota y se recibieron 424 votos entre un alumnado de 484 estudiantes. Dos de cada tres estuvieron de acuerdo en la toma física de las instalaciones a partir del próximo lunes, la fecha prevista para que se defina si Romero Tellaeche se quedará de forma permanente como director. Los alumnos aún discuten este jueves si el paro será total, si se mantendrán los exámenes y las evaluaciones o si se realizará bajo otra modalidad. Cerca de la mitad eligió que se suspendieran actividades de forma indefinida, la opción más votada. “Era momento de que los alumnos alzáramos la voz”, afirma Guadalupe Gámez, una alumna de quinto semestre. “Está en juego nuestra educación”, agrega.

La oficina de Romero Tellaeche también fue tomada de forma simbólica en protesta por las decisiones que ha tomado el director interino, entre las que se incluye la destitución del director de la sede en Aguascalientes, Alejandro Madrazo, por “falta de confianza” y la de la secretaría académica, Catherine Andrews, por “rebeldía”. Romero Tellaeche, un economista con experiencia en el sector público y El Colegio de México, considera que el CIDE ha sido un refugio del “neoliberalismo”, lo que le ha restado relevancia en el debate sobre los problemas del país y en la educación que ofrece a sus estudiantes. La comunidad defiende que la institución es plural y que los prejuicios ideológicos del Gobierno actual pueden acabar por desmantelarla. “El director interino ha demostrado que no tiene la capacidad ni la vocación para dirigir una institución de este tipo”, reclamaba Javier Martín Reyes, profesor de Derecho, la semana pasada.

Después de que EL PAÍS y otros medios publicaran notas sobre los reclamos de los profesores, Romero Tellaeche emitió un comunicado en el que aseguraba ser parte de una “campaña de desprestigio”. Cuando fue la marcha estudiantil, el director interino reclamó que los alumnos estaban siendo “manipulados” por sus profesores. El asunto es que el CIDE no es un centro autónomo y el nombramiento del director depende del Gobierno, a través de un proceso avalado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Oficialmente, solo hay dos candidatos para el cargo: Romero Tellaeche y Vidal Llerenas, exalcalde de Azcapotzalco y militante de Morena, el partido gobernante. El CIDE es el último botón de muestra de un conflicto mucho más profundo sobre los destinos de la ciencia y la academia dentro de la llamada Cuarta Transformación, el proyecto político de López Obrador.

El pliego petitorio de los estudiantes incluye, además de la destitución de Romero, la restitución de los académicos removidos, el reconocimiento de una asamblea estudiantil permanente que sea tomada en cuenta en el proceso de selección y un diálogo horizontal entre autoridades, investigadores y alumnado. Por la vía legal, un grupo de estudiantes recaudó firmas para presentar juicios de amparo, bajo el argumento de que el derecho de participar del estudiantado no fue respetado, y reponer la selección del director. Los recursos se presentaron el miércoles en juzgados de Ciudad de México, Nuevo León y Quintana Roo, según los estudiantes, a la espera de que surtan efecto antes del nombramiento oficial del próximo director. “Con esta Administración ha habido recortes, despidos, un estrangulamiento del CIDE”, reclama Francisco Xavier Hernández, uno de los alumnos que promovió los amparos. “Hay miedo a represalias, pero también hay entusiasmo y ganas de defender a la institución”, agrega.

Los estudiantes aclaran que tanto la marcha como la convocatoria a paro han sido iniciativas suyas, pero dicen que se sienten “cobijados por el profesorado”. Lorena Ruano, docente de la división de Estudios Internacionales, ya había adelantado la posibilidad de un emplazamiento a huelga en caso de que escalara el conflicto. “No veo muchas soluciones, quizá poniendo a alguien en la dirección con quien se pueda dialogar, en vez de alguien que castigue a quien no esté de acuerdo con él”, señaló Ruano la semana pasada. “Por eso decimos basta”, sentencia Gámez, a la espera de que se defina el futuro de una de las instituciones académicas más prestigiosas de México y Latinoamérica.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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