Los estudiantes del CIDE protestan contra el director Romero Tellaeche: “Nos trata de tontos y neoliberales”
Más de un centenar de alumnos y profesores se concentra en la sede del Conacyt para pedir medidas contra el jefe interino del centro de estudios tras la destitución de un encargado regional y la secretaria académica
Los estudiantes del prestigioso Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) han decidido tomar este viernes la palabra ante la inestabilidad que rodea desde hace unos meses el centro de estudios. Grandes pancartas de “Fuera Romero” o “Romero vete, el CIDE no te quiere” dejan clara la cabeza señalada por los alumnos como responsable: el director interino José Antonio Romero Tellaeche, que ocupa el cargo de manera provisional desde agosto. Más de un centenar de alumnos y profesores se han concentrado en la sede del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) para pedir la salida inmediata de Romero, a quien acusan de “deriva autoritaria” dentro del centro y de “destituciones arbitrarias”, como la de director de la región norte, Alejandro Madrazo, y la secretaria académica, Catherine Andrews.
La puerta de entrada al Conacyt se ha llenado este viernes de decenas de carteles con letras verdes con la etiqueta, ya popularizada en las redes sociales, de #YoDefiendoAlCIDE. Desde la mañana, un grupo numeroso de alumnos, egresados y profesores del centro de estudios han cortado la entrada a la institución científica y parte de la avenida Insurgentes, donde se ubica. Han reclamado, sin éxito, un encuentro con la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, a quien quieren entregarle un pliego de peticiones con las que buscan “proteger la institución”.
Los manifestantes exigen la destitución a Romero, a quien consideran un peligro para el CIDE y al que definen como una figura autoritaria impuesta por la Administración de Andrés Manuel López Obrador. “Vino con muchos prejuicios sobre lo qué era el CIDE, con la intención de cambiar muchas cosas sin consultar”, considera Felipe Hernández, estudiante de 33 años de una maestría en Administración y Política Pública, que define esta protesta como un precedente, “si se saltan los reglamentos, va a haber una respuesta. “El director no escucha a los alumnos, nos trata de tontos y neoliberales”, se queja Diego Tome, estudiante de maestría que prepara una tesis sobre el impacto del cambio climático en las políticas monetarias. “En estos meses hemos vivido despidos injustificados y una falta total de respeto al reglamento de la institución”, apunta la profesora del CIDE, Johabed Olvera.
La comunidad escolar ubica con la llegada de Romero la entrada también de la inestabilidad en el centro público, que recibe sus fondos y depende directamente del Gobierno. Tras la renuncia del anterior director Sergio López Ayllón en agosto, el Ejecutivo nombró como interino a José Romero Tellaeche, a quien se encargó el timón del nuevo rumbo que López Obrador quería dar al centro.
El primer cambió llegó a principios de octubre cuando se despidió al investigador Alejandro Madrazo como director del CIDE región centro, con sede en Aguascalientes. Madrazo, experto en política de seguridad y muy crítico con la militarización llevada a cabo por el Gobierno de López Obrador, fue destituido, según la institución, “por pérdida de confianza”. Para la comunidad investigadora fue un nuevo golpe del Ejecutivo a miembros de la academia que no eran de la cuerda del presidente.
Tras varias semanas de inconformidad silenciosa dentro del centro, la destitución de Catherine Andrews como secretaria académica esta misma semana ha terminado de prender la mecha. La historiadora, que sí conserva todavía su puesto como docente, fue acusada por parte de Torres de cometer “un acto de rebeldía”. El conflicto surge a raíz de la petición del director interino de suspender la realización de las Comisiones Académicas Dictaminadoras (CADIs), una serie de evaluaciones semestrales que determinan la permanencia y el ascenso de los profesores, hasta que se ratificara a un jefe general de forma definitiva.
En una entrevista con EL PAÍS, Andrews considera que esta exigencia de Romero se debía a intereses puramente personales que iban en contra de los estatutos del CIDE. Así la secretaria académica informó al director de que no había forma según las normas internas de tomar esa decisión de forma unilateral y que las sesiones se habían pactado desde hace meses, por lo que debían celebrarse.
En esa primera sesión de las CADIs estaban de forma presencial Andrews y Celine González Schont, directora de evaluación, y otros seis profesores vía Zoom. “Dos asistentes de Torres irrumpieron en la sesión para tratar de cancelarla”, cuenta la exsecretaria académica, que añade que ambas docentes se sintieron increpadas por los dos hombres. Más tarde les llegó el oficio de su destitución del cargo por haber cometido “un acto de rebeldía”.
Aunque el de Gónzalez finalmente no se llevó a cabo, tiene miedo de ser despedida en cualquier momento. Por su parte, Andrews, presente en la protesta de hoy, confirma que está “muy enojada” con el trato que ha recibido por parte de Torres después de nueve años en la institución. Pero se siente “muy orgullosa” de ver a los alumnos “tan preparados y formados” para luchar por lo que creen.
En un comunicado Romero ha negado que se estén produciendo una “serie de despidos” y acusa a los medios de comunicación de orquestar una “campaña de desprestigio” contra la institución y provocar una sensación de incertidumbre. El jueves, el director interino mantuvo una reunión por videoconferencia con los alumnos ante la polémica. Los estudiantes entrevistados por este periódico afirman que ese evento sirvió para confirmar la necesidad de organizar una protesta.
“Prácticamente dijo que corrió al director regional por hablar y a la secretaria académica por rebelde, cuando en realidad estaba siguiendo las reglas”, apunta Diego Micher, de 20 años. Este estudiante de Ciencias Políticas, becado, considera que la situación de inestabilidad con Romero no le garantiza el seguimiento de sus profesores ni el cumplimiento de los estatutos, lo que afecta a su formación académica: “Si yo protesto contra el director quién me garantiza que yo pueda seguir estudiando”. Otras estudiantes de primer año, que no quieren dar su nombre por temor a las represalias, confirman que se ha instaurado un miedo entre los alumnos.
Un gran número de egresados del CIDE han participado en la protesta para defender el alma máter del centro. “Es aquí donde aprendimos el pensamiento crítico y ahora quieren que no tengamos. Buscamos que se respete la esencia de excelencia de la institución”, apunta Raúl Fuertes, quien se licenció en Ciencia Políticas.
Algunos escalan la polémica a un enfrentamiento con el Gobierno central que se disparó con la extición de decenas de fideicomisos, los fondos de los que dependían investigadores y centros académicos. “Esta administración ha atacado y menospreciado a los centros de Ciencia y Tecnología. Tenemos que defender su independencia y que no afecten los intereses personales de un director”, considera Sofía Cruz, egresada de Derecho y ahora funcionaria del Poder Judicial. “La mayor parte de mis compañeros tratamos de devolver lo que aprendimos aquí trabajando como servidores públicos”, añade la joven de 27 años. Para Hilda Melgosa, que sigue como coordinadora de posgrados en el CIDE, Romero está confundiendo una institución que debe estar al servicio de los mexicanos con “estar al servicio del Gobierno”.
Los estudiantes han puesto una fecha límite: si antes del comienzo del próximo semestre, en la primavera de 2022, no se ha destituido a Torres —una decisión que solo puede tomar la directora del Conacyt— y organizado un comité donde ellos estén representados, la próxima acción será tomar la sede del instituto científico.
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