Olga Sánchez Cordero abandona Gobernación para volver al Senado
El gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, será el nuevo titular de Gobernación tras la salida de uno de los fichajes estrella de López Obrador
Relevo en una de las plazas clave del gabinete. Olga Sánchez Cordero, uno de los fichajes estrella de Andrés Manuel López Obrador a su llegada al poder, deja Gobernación para volver a su escaño en el Senado. El movimiento ha sido anunciado primero por el líder de la bancada de Morena en la Cámara Alta, Ricardo Monreal, y confirmado poco después por el presidente, que anunció que el actual gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, será el nuevo titular de Gobernación. Sánchez Cordero (74 años), prestigiosa jurista y exministra de la Suprema Corte, abandona el cargo que asumió en diciembre de 2018 dejando un reguero de desencuentros y críticas dentro del Gobierno.
“Fueron tiempos intensos”, resumió la ya exsecretaria en el video de despedida grabado en el Palacio Nacional y publicado en redes sociales junto a López Obrador y su relevo en el cargo. “Intensos porque así es también la gran transformación que usted está encabezando y con la que estoy plenamente comprometida y con la que continuaré desde el Senado”, añadió tras el anuncio oficial de López Obrador, que admitió que en su momento tuvo que convencerla porque “quería dejar el antecedente de que una mujer pudiera ocupar por primera vez ese cargo”. “Me ha ayudado mucho, la estimo. Ha sido leal”, añadió el presidente.
En su regreso al Senado, Sánchez Cordero se perfila como futura presidenta de la Cámara. Un puesto estratégico ante una segunda parte del sexenio donde Morena necesitará llegar a acuerdos con la oposición para sacar a adelante las reformas estructurales pendientes.
“La política interior de este país tendrá una visión distinta, la de los ojos de una mujer”, defendió Sánchez Cordero el 1 de diciembre de 2018 durante la toma de posesión de su nuevo cargo. Se convertía así en la primera mujer en alcanzar la Secretaría de Gobernación, sumando un nuevo hito a su carrera: fue también la primera ministra de la Suprema Corte -entre 1995 y 2015- y antes, en 1984, la primera mujer notaria en México.
La trayectoria de Sánchez Cordero en la Secretaría ha estado salpicada de polémicas y desencuentros dentro del Gabinete y el partido. Su promesa de implementar una perspectiva de género en la agenda oficial ha encontrado numerosos obstáculos. Desde los recortes presupuestarios al recelo de López Obrador ante la emergencia del movimiento feminista hasta convertirlo en ocasiones en uno de sus principales adversarios.
La austeridad impuesta por el Gobierno de Morena asestó duros tijeretazos al Instituto de las Mujeres, ahogando además los recursos de los Estados contra el machismo. La secretaria fue también una de las voces más enérgicas al pronunciarse contra la candidatura a la gubernatura de Guerrero de Salgado Macedonio, acusado de violación y abuso sexual. Un caso que ilustró el modo defensivo del Gobierno en este tipo de asuntos. El presidente permaneció hasta el final enrocado aduciendo una campaña orquestada por sus adversarios políticos. Unos argumentos similares a los expuestos ante la emergencia del movimiento feminista y sus demandas de justicia e igualdad en un país donde 10 mujeres son asesinadas cada día y 4 de cada 10 han sufrido violencia sexual, según un estudio independiente.
La primera fricción interna de Sánchez Cordero llegó el verano de 2019 en el marco de las negociaciones para el acuerdo migratorio alcanzado con Donald Trump en 2019. La marcada intervención del secretario de Exteriores, Marcelo Ebrard, tensó la cuerda dentro de la Administración, inaugurando unas discrepancias que continuaron hasta la renuncia de Sánchez Cordero.
Ebrard fue el encargado de liderar la negociación del acuerdo migratorio con Trump en medio de la difícil crisis diplomática con EE UU, que amenazaba con imponer duros aranceles. Su omnipresencia arrinconó por el camino a otros dependencias del Gobierno, como la Secretaría de Gobernación, de la que dependen orgánicamente las competencias de Migración. Las discrepancias internas llegaron a provocar incluso la salida del titular del Instituto Nacional de Migración. Y apenas un mes después de sofocada la crisis, el presidente consolidó a golpe de decreto la entrega total de la política migratoria a la Cancillería.
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