La capital y el Estado de México, en semáforo rojo ante el avance del coronavirus
La zona metropolitana cierra todas las actividades no esenciales y las autoridades piden a la población un “esfuerzo extraordinario” para no hacer fiestas
La Ciudad de México y el Estado de México que la rodea han vuelto a semáforo rojo debido al número de contagios que no para de crecer y a la capacidad hospitalaria, cercana al 75%, que va a ser ampliada para que todo el que enferme “pueda tener una cama”. Así lo han anunciado la jefa de Gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, y el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, a quienes ha acompañado el subsecretario federal de Salud, Hugo López-Gatell. Todos han escenificado la unidad política ante una emergencia como la que hoy vive el valle de México, donde se concentra la cuarta parte de la población del país, con unos 23 millones de personas. Así pues, en el valle de México quedan suspendidas todas las actividades no esenciales desde este sábado hasta el 10 de enero.
El mensaje ha sido unitario, rotundo y sin preguntas: la población debe hacer un “esfuerzo adicional” para frenar esta nueva ola de contagios que ha obligado a decretar las medidas drásticas que se estuvieron evitando en las últimas semanas en aras de un desarrollo aceptable de la economía en tiempos de pandemia. Pero las cifras no dejan lugar a la duda, los contagios están poniendo al borde del abismo la capacidad hospitalaria. “No es tiempo de fiestas, ya celebraremos cuando podamos reducir la epidemia, el sufrimiento y las muertes”, ha dicho López-Gatell.
Sheinbaum ha agradecido a la población su responsabilidad, ejercida “por la mayoría” de los habitantes del valle. “Son excepciones los que han participado en reuniones y fiestas”. Y el gobernador del Mazo ha destacado la unidad de acción que están teniendo tanto a nivel estatal como federal así como con el resto de instituciones sanitarias para frenar este rebrote de pandemia, que devuelve los datos a las semanas de mayo, cuando se dieron los picos más altos.
López-Gatell ha enunciado que desde mañana sábado hasta el 10 de enero quedan suspendidas todas las actividades no esenciales, algo que se ha acordado entre las distintas secretarías federales implicadas. Solo seguirá funcionando la venta de alimentos, pero a domicilio si se trata de restaurantes, o bien el cliente puede ir a recoger su pedido, pero nunca permanecer en el local. Energía, transporte, manufactura, salud, funerarias, construcción, servicios financieros y telecomunicaciones. Por supuesto, la venta de medicamentos, además de la reparación y refacción y las oficinas tributarias, la seguridad, obra pública y servicio de agua.
La vuelta al semáforo rojo era una medida que se veía venir hace tiempo, pero que se ha evitado en lo posible para no yugular de nuevo la economía después de meses de freno. En las últimas semanas, mientras se veían crecer los contagios y otros Estados regresaban al máximo de pandemia, la Ciudad de México y su zona conurbada del Estado de México se resistían a adoptar medidas más radicales, no sin polémica entre las autoridades federales y estatales. Sheinbaum recordó varias veces que era la Subsecretaría de Salud de López-Gatell a quien le competía decretar el color de semáforo de los Estados. Hoy todos han salido a anunciar con cierta solemnidad la difícil situación por la que atraviesa el valle de México y la adopción de medidas extraordinarias.
El 60% de los contagios que están propiciando este rebrote pandémico se producen por la asistencia a fiestas, posadas, reuniones, donde se relajan las medidas clásicas de seguridad sanitaria, los ciudadanos se quitan el cubrebocas para comer, beber y cantar; no se guarda la sana distancia y el virus se transmite en espacios cerrados rápido como la pólvora. La jefa de Gobierno de la ciudad, dijo esta semana que el transporte público y las compras no estaban siendo un foco rojo de pandemia, pero, finalmente, todo ha caído por su propio peso. El propio López-Gatell, tan poco proclive a recomendar el uso del cubrebocas, ha participado en la rueda de prensa sin desprenderse de él y ha dicho que “es un mecanismo para reducir el contagio a partir de enfermos y su uso por toda la población ayuda a no interferir en los contagios”.
El subsecretario también ha insistido en que la población de riesgo, mayores de 60 años y quienes presentan afecciones como obesidad, diabetes, tabaquismo, deben extremar la prudencia, es decir, acudir al hospital en cuanto se presenten los síntomas, porque la gente “está tardando en llegar hasta la atención médica”. El mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador hace 15 días insistiendo a la población en la necesidad de protegerse “redujo la movilidad”, según López-Gatell, pero “no fue suficiente”. Por eso, ante la llegada de la Navidad, las autoridades se han visto obligadas a cerrar la economía de nuevo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.