Los colegios se enfrentan al examen de la digitalización
Muchas escuelas han logrado superar el repentino reto de los confinamientos, pero con soluciones cortoplacistas. La educación del futuro requiere de una estrategia global y colaborativa
Han aprobado el examen, pero muchos colegios todavía tienen muy difícil superar la asignatura. Cuando hace ahora aproximadamente un año la irrupción del coronavirus obligó a cerrar las aulas, profesores y alumnos se lanzaron, sin paracaídas, a la educación online. Se descubrieron entonces muchas carencias, en varias vertientes, como la falta de conectividad, la escasez de dispositivos y la poca formación digital de muchos docentes. El curso se acabó salvando. Y el 2020-21 arrancó de forma similar, marcado por confinamientos selectivos en las aulas. Pero según transcurre el tiempo, se agotan las excusas: las escuelas han de contar con planes de digitalización que, más allá de crisis tan graves como la del coronavirus, permitan formar ciudadanos para un mundo digital a través de herramientas apropiadas.
Seguro que Belén Espejo tuvo muchísimo trabajo el año pasado. Como consultora de Educación en Telefónica Empresas, estuvo en la zona cero del proceso acelerado de digitalización de muchas escuelas. Primero hubo que trasladar las aulas al entorno digital a toda prisa y, poco a poco, dejar a un lado lo urgente para atender a lo realmente importante: desarrollar estrategias de digitalización para los centros educativos. “Después de muchos años colaborando con los colegios en entornos de Educación ya tenemos una mejor idea de las cosas que mejor funcionan, explica. “La pasada primavera muchos centros tomaron algunas medidas urgentes, pero lo importante es desarrollar un proyecto educativo, sin olvidar en ningún momento que la tecnología es una herramienta más. Todo depende del uso que le des”.
Tecnología en las aulas
El reto es salvar una doble brecha digital: la propia conectividad de las escuelas y las capacidades digitales de la comunidad educativa, donde los profesores suelen necesitar ayuda técnica y, los alumnos, acompañamiento y concienciación.
La situación de los últimos meses ha provocado que muchos colegios, forzados por las circunstancias, hayan fortalecido su propia red, en un doble sentido: de telecomunicaciones y educativa. Es el caso de los colegios de Fomento (35 en toda España y pertenece al grupo la Universidad Villanueva) y las Salesianas (42 escuelas, y un centro universitario adscrito a la Universidad Complutense de Madrid).
En los centros de Sistemas de Fomento han reforzado su red de alta capacidad y los mecanismos de ciberseguridad
Luis Ricarte, director de Sistemas de Fomento, explica que han reforzado la red de alta capacidad entre todos sus colegios, además del WiFi de los centros y los mecanismos de ciberseguridad. “Cuando llegó la pandemia, descubrimos que cada una de nuestras escuelas tenía una realidad muy distinta respecto a la digitalización. En cuanto a las infraestructuras, en cuanto a los dispositivos…”, cuenta por su parte Emilia Rosado, coordinadora de las Escuelas de las Salesianas en España. No quisieron tomar medidas precipitadas en el último trimestre del pasado curso, y ahora sí que están avanzando en su infraestructura digital, “teniendo muy en cuenta que lo fundamental es la fidelidad a nuestro proyecto educativo”. Y en el proceso están fortaleciendo los lazos entre sus 42 colegios: “Hemos crecido como comunidad de aprendizaje”, asegura.
Más allá de la conectividad
La mejora de la conectividad –teniendo en cuenta, por ejemplo, la utilización de materiales didácticos audiovisuales, que consumen mucho ancho de banda–, es solo una parte del proceso. Belén Espejo, de Telefónica, enfatiza en la importancia de trabajar con los profesores. “Ofrecemos a las escuelas un programa de reskilling, basado en la autoevaluación, que ayuda a los docentes a alcanzar las capacidades digitales que necesitan”, explica. El reto es que sean capaces de aprovechar al 100% todas estas nuevas herramientas, más acordes que las tradicionales con el mundo en el que ya se mueven sus alumnos. Y, al mismo tiempo, hay que evitar que los profesores de Tecnología, o aquellos más capaces, se conviertan en los responsables, oficiales u oficiosos, de todas las dudas y problemas sobre el uso de las herramientas digitales. “Hay que descargar de tareas a los profesores, que están para enseñar”, continúa Espejo.
“Tienes que medir bien cuánta carga de formación poner en los profesores y alcanzar una buena visión de conjunto, pues puedes fracasar en pequeñas cosas, en los detalles”, recomienda Ricarte. Algo cojea si, por ejemplo, con una gran conectividad y suficientes dispositivos los contenidos educativos nunca pasan de ser una hoja del libro de texto escaneada. “En todos estos años hemos visto muchos proyectos que fracasaban porque solo entregaban tecnología, tecnología sin soporte y sin la adaptación del proyecto educativo, sin preparación para los docentes… El día después de la implantación de la tecnología es el gran olvidado”, lamenta la experta de Telefónica.
El reto es salvar la doble brecha digital: la conectividad de las escuelas y las capacidades del profesorado
Son necesarios, en consecuencia, programas de acompañamiento que tengan en cuenta realidades que antes del coronavirus eran mucho menos patentes. Ahora el aprendizaje no solo se desplaza del aula al hogar, sino que también difumina más sus horarios: las dudas e incidencias no se presentan solo de 9 a 17. Por tanto, las escuelas deben implantar un modelo de gestión capaz de atender a todos los miembros de la comunidad educativa, entendiendo las necesidades de los alumnos y descargando de tareas extra a los profesores.
¿Será capaz el sistema educativo español de asimilar todos estos cambios? Espejo es optimista: “En los últimos años todos hemos aprendido de errores pasados, en parte porque la tecnología ya no es tan deslumbrante; ahora estamos en un punto de inflexión”. La digitalización on line también necesita su propio proceso de aprendizaje, y las escuelas han de remangarse para aprovechar sus oportunidades y evitar sus riesgos.
La necesidad de una conciencia crítica
Los procesos de transformación digital de los centros educativos son complejos técnicamente. Involucrar a menores, además, exige reforzar la seguridad y atender a fenómenos como el ciberbulling. No se trata solo de educar y aprender on line, sino también, como recalca Luis Ricarte, director de sistemas de Fomento, de lograr que los alumnos entiendan todas las implicaciones de la tecnología, por ejemplo en el ámbito de las redes sociales. “Cuando con unos 12 años el niño accede a un móvil, entra en un mundo diseñado por empresas para retener su atención”, explica. “Ese es el problema: el modelo de negocio, no la tecnología”. La recomendación de Ricarte, que también dirige el colegio El Vedat en Torrent (Valencia), es empezar esa pedagogía antes de la preadolescencia. Por su parte, Emilia Rosado, coordinadora de las 42 escuelas de las Salesianas en España, resalta la necesidad de formar a los alumnos sobre los riesgos que entraña la tecnología.