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El primer ministro japonés anuncia su dimisión

Shigeru Ishiba seguirá en el cargo hasta que su partido, derrotado en las elecciones de julio, designe a un sucesor

Shigeru Ishiba en la rueda de prensa en Tokio en la que ha anunciado su renuncia este domingo.
Guillermo Abril

Acorralado por las presiones de sus compañeros de partido, el primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, ha anunciado este domingo que ha decidido dimitir después de solo un año en el cargo. La decisión eleva la incertidumbre política en un país atravesado por las turbulencias internas y geopolíticas, y llega después de que su formación, el conservador Partido Liberal Demócrata (PLD), sufriera dos contundentes derrotas electorales. La última de ellas, a finales de julio.

Ishiba, de 68 años, ha anunciado en una comparecencia ante la prensa que deja la presidencia de su partido para evitar las divisiones dentro del PLD. Y ha dado instrucciones para que la formación ―que ha gobernado Japón sin apenas interrupciones desde 1955― celebre unas elecciones internas para designar a un nuevo líder.

El elegido en las primarias será quien tendrá que recabar a continuación los apoyos parlamentarios para ser investido como nuevo primer ministro, aunque nada garantiza que así sea. Ishiba ha asegurado que seguirá al frente del Gobierno hasta entonces, para evitar un vacío de poder.

Durante la comparecencia, el primer ministro ha asumido la responsabilidad por los malos resultados electorales y ha expresado su profundo pesar por no haber cumplido con las expectativas como líder del PLD, según la agencia japonesa Kyodo. También ha instado a su sucesor a mantener vínculos más fuertes con Estados Unidos y el resto de aliados.

Presión interna

Hasta este domingo, el actual primer ministro se había negado a dimitir, a pesar de las crecientes presiones de sus compañeros de filas. El PLD y su tradicional socio, el minoritario Komeito, se dejaron en unos comicios parciales celebrados a finales de julio la mayoría que ostentaban hasta entonces en la Cámara alta de la Dieta (el Parlamento nipón). La debacle se sumó a la que ya habían sufrido en las elecciones de octubre del año pasado (las primeras con Ishiba al frente del PLD), cuando perdieron la mayoría en la Cámara baja, con más peso político.

A pesar de la última derrota y del creciente ruido de sables en el seno de su formación, Ishiba decidió seguir al frente durante el mes de agosto, centrado en la finalización del acuerdo comercial con el presidente estadounidense, Donald Trump, cuyos aranceles han sacudido la industria automovilística japonesa y golpeado el crecimiento exiguo de la cuarta economía del planeta.

“Con la firma del acuerdo comercial por parte de Japón y la firma de la orden ejecutiva por parte del presidente, hemos superado un obstáculo clave”, ha dicho Ishiba, con la voz entrecortada, en la comparecencia de este domingo, según la agencia Reuters. “Me gustaría pasar el testigo a la próxima generación”.

Japón se enfrenta a un momento delicado. De puertas adentro, afronta una creciente ola de populismo de extrema derecha, que bebe del descontento ciudadano debido al elevado coste de la vida. Fuera, ha tenido que lidiar con los zarandeos comerciales de su principal aliado, EE UU, con el que finalmente llegó a un acuerdo en julio por el que aceptó aranceles del 15% para la mayoría de productos e invertir 550.000 millones de dólares (unos 469.223 millones de euros) en el país norteamericano. En su poderoso sector automotriz, los gravámenes también quedaron en el 15%, diez puntos menos de lo previsto anteriormente. Trump firmó el pasado jueves la orden ejecutiva para implementar el pacto. Tres días después, el jefe del Ejecutivo nipón ha anunciado su salida.

Ishiba fue elegido para liderar el PLD en septiembre de 2024, y asumió la jefatura del Gobierno en octubre de ese año, después de que el anterior primer ministro, Fumio Kishida, renunciara ―en una decisión similar― a encabezar la formación y, por tanto, a liderar el Ejecutivo, que abandonó poco después.

La política japonesa vive acostumbrada a este tipo de sobresaltos, en la que cambian los líderes para que casi nada cambie, pues el mismo partido (el PLD) sigue en el poder. Pero en esta ocasión podría ser distinto: debido a que la coalición gobernante ha perdido la mayoría en las dos cámaras de la Dieta, el sucesor de Ishiba al frente de la formación podría no lograr los apoyos parlamentarios suficientes para su investidura.

¿Una primera ministra?

Para el proceso de primarias, cuya fecha aún no ha sido fijada, los analistas coquetean desde hace semanas con dos nombres. Destaca el de la veterana política Sanae Takaichi, exponente de la línea más dura de la formación conservadora y exministra de Seguridad Económica. Fue ella quien cayó derrotada ante Ishiba en la carrera por liderar el PLD el año pasado. De ser elegida, podría ser la primera mujer que se convierte en primera ministra en Japón. Shinjiro Koizumi, actual ministro de Agricultura e hijo del exprimer ministro Junichiro Koizumi, es otro de los posibles sucesores.

Quien salga elegido en las primarias podría, además, decidir convocar unas elecciones adelantadas ―algo que ya hizo Ishiba el año pasado―, pero sería un movimiento arriesgado para el PLD, cuya popularidad ha ido cayendo, a medida que crece el apoyo para Sanseito, una formación de tintes trumpianos nacida en 2020. Su eslogan en la última campaña era “Japón primero”, y ha logrado multiplicar su representación tras colocar el rechazo a la inmigración en el centro del debate político.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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