Los rebeldes alcanzan la ciudad clave de Homs mientras el sur de Siria se alza contra el régimen
Los kurdos ganan terreno en el este y el ISIS se reactiva en el desierto central. China y Rusia piden a sus nacionales que abandonen el país
Ya se sabe que a perro flaco todo son pulgas, y la debilidad del régimen de Bachar el Asad ante el avance rebelde no ha pasado desapercibida a los demás bandos en liza en la guerra de Siria. Mientras las fuerzas comandadas por el grupo salafista Hayat Tahrir al Sham (HTS) continúan su avance en dirección a la estratégica ciudad de Homs; en el sur, insurgentes locales se han levantado en armas contra el régimen y, en el este, las milicias kurdo-árabes han tomado varias localidades de manos del régimen. En el desierto central de Siria, el grupo yihadista Estado Islámico ha dado muestras de resurgir al atacar poblaciones evacuadas por el régimen.
Tras la conquista de Hama y la retirada del ejército regular hacia el sur, los rebeldes han tardado menos de un día en adelantar el frente 40 kilómetros y situarse a las puertas de Homs, su siguiente objetivo, la tercera ciudad del país. Por el camino han tomado numerosas localidades, algunas de forma pactada con las autoridades locales, otras en combate. Ni siquiera los bombardeos de la aviación rusa, que en la noche del jueves al viernes volaron el puente de Rastán sobre el río Orontes, han logrado frenar este avance y combatientes de las fuerzas rebeldes han comenzado a extender el cerco sobre Homs.
“Se han tomado todas las medidas para mantener la seguridad en la ciudad, hacemos un llamamiento a la población de Homs a confiar solo en las noticias emitidas por fuentes oficiales”, dijo el gobernador provincial, Namir Habib Majluf, según la agencia SANA. La misma agencia estatal siria citó a fuentes militares que desmintieron las noticias aparecidas en medios de oposición que aseguraban que las tropas regulares están abandonando Homs, pero un ambiente de pánico parece extenderse por el territorio bajo control de las fuerzas gubernamentales y el ejército ha comenzado a fortificar las vías de acceso a Damasco, la capital, y a reforzar la seguridad en Latakia (oeste).
Las embajadas de China y Rusia han instado a sus ciudadanos que abandonen el país árabe. “La embajada sugiere a los ciudadanos chinos en Siria que aprovechen que todavía hay vuelos comerciales operativos para abandonar el país lo más pronto posible”, ha anunciado la legación china. La rusa, por su parte, recomienda salir del país “a la luz de la difícil situación militar y política”.
El temor no es para menos. En la provincia sureña de Daraa, cuna de la revuelta que prendió en 2011, grupos locales han tomado el control de varios puestos de control militares, edificios de las fuerzas de seguridad y depósitos de armas. En algunos vídeos publicados por los rebeldes incluso se les ve manejando al menos dos tanques. Los insurgentes publicaron un comunicado en el que anunciaron la formación del Mando de Operaciones Sur que engloba a las “fuerzas revolucionarias” de Daraa, Sueida y Quneitra y pidiendo a las tropas que deserten del ejército regular. Algunos soldados se han unido a los rebeldes. “Nuestro objetivo es Damasco y el punto de encuentro es la plaza de los Omeyas”, afirma el comunicado.
En Sueida, también el sur, de hecho, los rebeldes se hicieron con el control de la capital provincial y tomaron el control del paso fronterizo a Jordania, que las autoridades de Amán han decidido cerrar por su lado hasta nuevo aviso. Desde 2018, en estas zonas del sur se había emprendido un proceso de reconciliación bajo mediación rusa que llevó a numerosos rebeldes a entregar las armas tras años de insurgencia. Sin embargo, la situación social y política no había mejorado y el año pasado ya se produjeron importantes protestas que pedían la marcha de El Asad.
En su primera entrevista con un medio internacional tras el inicio de la ofensiva, el líder de HTS, Abu Mohamed al Julani, dijo a la CNN que su objetivo es “el derrocamiento del régimen” y para ello “se utilizarán todos los medios disponibles”. También aseguró que tras la caída de El Asad se dará paso a un Gobierno “institucional” e incluso abrió la posibilidad de que su grupo armado cese de existir una vez se consiga: “Estamos hablando de un proyecto más amplio: estamos hablando de construir Siria. Hayat Tahrir al Sham no es más que una parte de este diálogo, y puede disolverse en cualquier momento. No es un fin en sí mismo, sino un medio para realizar una tarea: enfrentarse a este régimen”.
En el este, la situación también se está precipitando. Este viernes las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), coalición compuesta por milicianos kurdos y árabes —aunque dirigidos por los primeros— que cuenta con apoyo de EE UU, cruzaron a la orilla oeste del Éufrates y tomaron el control de la capital de la provincia de Deir al Zor y de un aeropuerto militar ante la huida de sus posiciones de las tropas gubernamentales y de los milicianos proiraníes aliados, a los que también arrebataron la localidad de Al Bukamal, que ejerce de paso fronterizo con Irak y era la principal vía de entrada de milicias chiíes iraquíes. Las FDS también avanzaron en el sur de la provincia de Raqa.
El otro bando que quiere aprovechar el desmoronamiento del régimen es el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), cuyas células se han activado en las zonas del desierto central de Siria. Los yihadistas afirmaron haber conquistado la zona industrial de una localidad en el sur de la provincia de Homs y otro pueblo en Deir al Zor. “Hay un movimiento creciente de mercenarios del Estado Islámico en el desierto sirio, en el sur y oeste de Deir el Zor y en la campiña de Raqa”, afirmó el líder de las FDS, Mazlum Abdi.
Apoyo de Erdogan a los rebeldes
”Después de Idlib y Hama, [la oposición] avanza con Homs y Damasco como objetivos. Seguimos los acontecimientos a través de nuestras agencias de inteligencia y de los medios, y esperamos que esta marcha sobre Siria continúe sin mayores problemas”, afirmó el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, a los medios tras la salida del rezo musulmán del viernes. Es la primera vez en mucho tiempo que el mandatario turco hace un alegato tan favorable a los rebeldes.
Desde el inicio de la guerra civil, Turquía fue la retaguardia de la oposición al régimen y aún continúa siendo el principal apoyo de las facciones del noroeste de Siria, pero hacía años que Ankara había abandonado toda pretensión de un cambio de régimen en Damasco tras constatar su imposibilidad una vez que Rusia entró en el conflicto en 2015 para sostener a El Asad. Erdogan recordó también que en los últimos años ha extendido la mano a El Asad para negociar conjuntamente una solución al conflicto (hubo reuniones incluso a nivel ministerial) y también que la actitud del presidente sirio fue “negativa”. Damasco ha exigido que Turquía abandone los territorios que ocupa en el norte del país, pero Ankara se niega a ello antes de alcanzar un pacto entre Gobierno y oposición porque, de otro modo, teme sufrir una nueva oleada de refugiados.
Este sábado, los ministros de Exteriores de Turquía, Irán y Rusia se reunirán en Qatar para tratar la crisis siria. Antes, este viernes, el jefe de la diplomacia iraní se reunió con sus homólogos sirio e iraquí en Bagdad para tratar cómo aumentar la ayuda al régimen. Según una fuente gubernamental iraní citada por Reuters, Teherán pretende incrementar el envío de ayuda militar a Damasco. Mientras tanto, Hezbolá ha enviado un “pequeño número de fuerzas supervisoras” a través de la frontera libanesa, según dos fuentes de seguridad citadas por Reuters.
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