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Horror en el naufragio del Jónico: ni rastro del centenar de mujeres y niños que viajaban en la embarcación

El desastre en las aguas del sur de Grecia causa al menos 78 muertos y varios cientos de desaparecidos. 104 hombres han sido rescatados con vida. Las autoridades detienen a varios de los supervivientes por supuesto tráfico de personas

Dos guardacostas griegos transportan este miércoles en el puerto de Kalamata una bolsa con el cadáver de uno de los migrantes muertos en el naufragio de un pesquero en el mar Jónico.Foto: STELIOS MISINAS (REUTERS) | Vídeo: EPV
Hibai Arbide Aza

En el puerto de Kalamata, una doble valla rodea la nave donde han pasado la noche la mayoría de los supervivientes del naufragio de un pesquero abarrotado de migrantes en la madrugada del miércoles en la fosa de Calipso del mar Jónico, un abismo azul de unos 4.000 metros de profundidad cercano a las costas del sur de Grecia. Justo enfrente, en una dársena del mismo puerto, yacían este jueves una treintena de los al menos 78 migrantes que han perecido en este suceso (en la primera jornada la cifra se elevó a 79, pero este jueves se ha revisado a 78). Cinco operarios los habían descargado antes de una patrullera de la Guardia Costera para trasladarlos en camión frigorífico al área industrial de Atenas Sjistos Korydallos para comenzar las autopsias.

Todos los 104 rescatados con vida son hombres de entre 16 y 40 años de edad. Pero en el pesquero no viajaban solo varones: un centenar de niños y de mujeres se amontonaban en la bodega. Aún se desconoce qué ha sido de ellos. Un todoterreno aparcado cerca de la nave de los supervivientes aparecía en la mañana del jueves cargado con cajas de cartón con una leyenda: “Bolsas para cadáveres”.

Varios supervivientes del naufragio en una nave del puerto de la ciudad de Kalamata, este jueves 15 de junio.
Varios supervivientes del naufragio en una nave del puerto de la ciudad de Kalamata, este jueves 15 de junio.Thanassis Stavrakis (Associated Press/LaPresse)

El desfile de familiares de los migrantes, vivos y muertos, comenzó pronto: a las siete y media de la mañana, una hora menos en la España peninsular. Una pareja hablaba árabe entre ellos y griego con los funcionarios del puerto. Las dos personas, que prefirieron permanecer en el anonimato, se acercaron a la oficina de la autoridad portuaria, pero el nombre que buscaban no estaba en la lista de supervivientes de los guardacostas griegos. La mujer se echó las manos a la cabeza.

Otro hombre, Malek, de nacionalidad siria, tuvo mejor suerte. En esa relación de nombres halló el de su hermano Ahmed, de 18 años. El chico había sobrevivido y estaba en la nave de los rescatados. Malek lo encontró y pudo darle un abrazo fugaz a través de la valla, antes de que un agente de la Guardia Costera se acercara para ordenar a los dos hermanos que cesaran el contacto físico.

Durante la mañana del jueves llegaban más familiares y amigos de las víctimas, pero en la oficina de la Autoridad Portuaria de Kalamata no había traductores y el oficial que los atendía apenas chapurreaba un poco de inglés. Los allegados de los centenares de migrantes desaparecidos en el naufragio fueron trasladados después al hospital de Kalamata para recogerles muestras de ADN que, en muchos casos, puede que no sirvan para nada.

Según los migrantes que el martes por la noche lanzaron el mensaje de socorro a la organización de rescate Alarm Phone, en la embarcación, que había partido de Libia, viajaban 750 personas, y solo 104 han sido rescatadas con vida, mientras que las muertes ya comprobadas son 78. El resto están desaparecidos cerca de la fosa de Calipso, uno de los puntos más profundos del Mediterráneo, de donde será muy difícil recuperar sus cuerpos. Ni siquiera hay aún una cifra de desaparecidos. La Organización Internacional de las Migraciones calcula, por su parte, que en el barco podían viajar hasta 400 personas.

3.000 años de cárcel

La policía griega ha desplegado varias unidades especiales en el puerto. La mayoría desarrolla labores de seguridad ciudadana e impiden que los migrantes salgan del recinto vallado. Un funcionario del Ministerio para las Migraciones ha señalado a EL PAÍS, bajo la condición de anonimato, que la policía está realizando detenciones entre los supervivientes. Las autoridades anunciaron el miércoles que buscan al capitán y al resto de su tripulación para acusarles de un delito de tráfico de personas y diversos delitos de homicidio imprudente. En Grecia, los delitos atribuidos a los capitanes de las embarcaciones de migrantes se castigan con una pena de 10 años de cárcel más una accesoria de 10 años más por cada pasajero. De confirmarse las cifras que se manejan, serían acusaciones que superan los 3.000 años de cárcel.

La fuente del Ministerio consultada ha afirmado que los migrantes serán trasladados al campo de refugiados de Malakasa “tan pronto como la Guardia Costera y la policía terminen los trámites de identificación”. El Equipo de Identificación de Víctimas de Desastres es el encargado de cotejar las muestras de ADN con las de los fallecidos y los supervivientes para su identificación. Numerosos familiares que no pueden desplazarse a Grecia están llamando por teléfono a esta oficina. A pesar de que el operativo de rescate seguía movilizando este jueves seis barcos y dos aviones, a medida que pasan las horas las esperanzas de encontrar nuevos supervivientes se desvanecen. Los rescatistas no han encontrado a nadie vivo desde que la mayoría de los rescatados subieron a bordo del yate de lujo Mayan Queen IV.

Cinco días sin agua

Dentro del perímetro vallado en el que aguardan los supervivientes, una carpa de la unidad de respuesta a catástrofes de la Protección Civil griega, otra de ACNUR y una de la Cruz Roja atienden a los migrantes que no precisaron ser trasladados a hospitales, o bien los que recibieron atención médica, pero ya han sido dados de alta. Muchos de ellos llegaron con hipotermia, neumonía, desmayos e hipoglucemia.

Ekaterina Tsatá, enfermera de la Cruz Roja, explica a este diario que por la noche, en el puerto, los sanitarios atendieron varios ataques de pánico y cuadros de deshidratación grave. Los pasajeros del pesquero hundido llevaban “cinco días sin beber agua”, afirma la enfermera. A través de la valla, Mohamed, un joven doctor sirio que viajaba en el barco hundido, solo acierta a decir que “ahora” él y algunos de sus compañeros ya están bien. Pero cuando comienza a relatar el horror vivido en el pesquero, un agente guardacostas le prohíbe a gritos que hable con EL PAÍS.

La Guardia Costera tiene previsto traspasar la custodia de los migrantes del puerto a la policía durante esta jornada. Esta, a su vez, prevé trasladar a los migrantes a Malakasa, uno de los muchos campos de refugiados inaugurados en Grecia en la última década. Este centro está situado a 50 kilómetros de Atenas, en una base militar. Fue construido en 2016 como solución temporal para los solicitantes de asilo llegados a las islas griegas. Inicialmente, estaba compuesto de tiendas de lona, pero actualmente alberga a familias refugiadas en barracones que disponen de baño, dos habitaciones y aire acondicionado. Varios líderes políticos tenían previsto pasar por el puerto de Kalamata a lo largo de la mañana. El primero fue Dimitris Kutsubas, líder del Partido Comunista, el miércoles por la tarde, y el comité local de los conservadores de Nueva Democracia. Alexis Tsipras, de la izquierdista Syriza, anunció que irá este jueves. La tragedia ha coincidido con la campaña electoral de las elecciones que tendrán lugar el 25 de junio.

Desde la tarde del miércoles, vecinos de Kalamata llevaron al puerto bolsas cargadas de comida, ropa y calzado deportivo. Otros gestos solidarios similares se están repitiendo por toda Grecia y en la tarde del jueves tendrán lugar manifestaciones contra las políticas migratorias europeas, convocadas por movimientos sociales, a las que se han sumado sindicatos y partidos de izquierda. Mientras, en el puerto de Kalamata, los operarios seguían esta mañana descargando los cadáveres que han sido recuperados del mar. Uno de ellos lucía en sus brazos tatuados una cruz gamada y otra greca, el símbolo del partido neonazi Amanecer Dorado, declarado organización criminal en 2020, en gran parte por sus ataques a los migrantes.

El pesquero tenía como destino final Italia, han comunicado las autoridades. La emisora estatal griega ERT ha detallado que la embarcación había zarpado desde la ciudad libia de Tobruk, que se encuentra al sur de la isla griega de Creta. La mayoría de los ocupantes son hombres jóvenes, de alrededor de 20 años. Sus nacionalidades, así como el lugar desde donde había zarpado el barco, aún no han sido confirmados por las autoridades griegas. Una fuente anónima del Ministerio de Asuntos Marítimos citada por la agencia Reuters asegura que la mayoría de los que viajaban procedían de Egipto, Siria y Pakistán.

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