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Ofensiva de Rusia en Ucrania

Niños ucranios visitan las ruinas de sus colegios bombardeados

Estudiantes de dos escuelas de la ciudad ucrania de Chernihiv, destruidas en marzo por las fuerzas rusas, comprueban el estado en el que quedaron los centros en la semana en que el país retoma el curso académico

31 ago 2022 - 17:22CEST

Rodeada de fragmentos de vidrio y escombros, Sofia Zhyr, de 14 años, se sentó el pasado martes en el que fue su pupitre en la escuela Nº 21 de Chernihiv, atacada por las fuerzas rusas el 3 de marzo. “Tenía miedo de regresar a la escuela después de que fuera bombardeada. Durante mucho tiempo, me limité a mirarla desde lejos. En esos momentos, parecía que no había pasado nada”, dijo Sofia. Chernihiv, situada 150 kilómetros al noreste de Kiev, fue escenario de feroces combates durante las primeras semanas de la ofensiva rusa lanzada a finales de febrero. El Ejército ucranio logró repeler el asedio durante más de 40 días. El 4 de abril, las tropas del Kremlin se retiraron de la zona y de los alrededores de la capital ucrania para concentrarse en el este y el sur del país. — Rodeada de fragmentos de vidrio y escombros, Sofia Zhyr, de 14 años, se sentó el pasado martes en el que fue su pupitre en la escuela Nº 21 de Chernihiv, atacada por las fuerzas rusas el 3 de marzo. “Tenía miedo de regresar a la escuela después de que fuera bombardeada. Durante mucho tiempo, me limité a mirarla desde lejos. En esos momentos, parecía que no había pasado nada”, dijo Sofia. Chernihiv, situada 150 kilómetros al noreste de Kiev, fue escenario de feroces combates durante las primeras semanas de la ofensiva rusa lanzada a finales de febrero. El Ejército ucranio logró repeler el asedio durante más de 40 días. El 4 de abril, las tropas del Kremlin se retiraron de la zona y de los alrededores de la capital ucrania para concentrarse en el este y el sur del país. Emilio Morenatti (AP)

Oleksandr Morhunov, de 13 años, se sentó el martes en una silla de lo que un día fue su clase. Los efectos del bombardeo que sufrió su escuela de Chernihiv el 3 de marzo son todavía evidentes. “Cuando estoy en mi aula, pienso en lo mucho que quiero que la guerra termine”, confesó. — Oleksandr Morhunov, de 13 años, se sentó el martes en una silla de lo que un día fue su clase. Los efectos del bombardeo que sufrió su escuela de Chernihiv el 3 de marzo son todavía evidentes. “Cuando estoy en mi aula, pienso en lo mucho que quiero que la guerra termine”, confesó. Emilio Morenatti (AP)

Iván Hubenko, de 11 años, caminaba el martes sobre los escombros de su antigua escuela, la Nº 21 de Chernihiv. "Me siento dolido cuando estoy en mi escuela, con resentimiento, porque los rusos la destruyeron”, contaba. — Iván Hubenko, de 11 años, caminaba el martes sobre los escombros de su antigua escuela, la Nº 21 de Chernihiv. "Me siento dolido cuando estoy en mi escuela, con resentimiento, porque los rusos la destruyeron”, contaba.Emilio Morenatti (AP)

Anastasia Avramenko recorrió el martes su aula en ruinas hasta situarse en el lugar en el que estaba su pupitre, en la escuela Nº 21 de Chernihiv. “Quería graduarme aquí. Esta escuela me hace sentir en casa”, señaló. — Anastasia Avramenko recorrió el martes su aula en ruinas hasta situarse en el lugar en el que estaba su pupitre, en la escuela Nº 21 de Chernihiv. “Quería graduarme aquí. Esta escuela me hace sentir en casa”, señaló.Emilio Morenatti (AP)

Mikola Kravchenko, de 12 años, miraba el martes lo que queda de su clase de informática en el liceo de Mijailo-Kotsiubinske, tras los bombardeos de las fuerzas rusas. “Cuando estoy en la escuela, pienso en la persona que murió entre los escombros. Lo siento profundamente por ella”, lamentaba. — Mikola Kravchenko, de 12 años, miraba el martes lo que queda de su clase de informática en el liceo de Mijailo-Kotsiubinske, tras los bombardeos de las fuerzas rusas. “Cuando estoy en la escuela, pienso en la persona que murió entre los escombros. Lo siento profundamente por ella”, lamentaba. Emilio Morenatti (AP)

Surrounded by shards of broken glass and rubble 16-year-old Khrystyna Ignatova, sits at her desk in the remains of her classroom in the Chernihiv School #21, which was bombed by Russian forces on March 3, in Chernihiv, Ukraine, Tuesday, Aug. 30 , 2022. "What happened is a tragedy. I already cried out about everything I lost. I miss my school, friends, and teachers. But there will be a new school, new teachers and friends. The most important is that life goes on" Khrystyna said. (AP Photo/Emilio Morenatti) — Surrounded by shards of broken glass and rubble 16-year-old Khrystyna Ignatova, sits at her desk in the remains of her classroom in the Chernihiv School #21, which was bombed by Russian forces on March 3, in Chernihiv, Ukraine, Tuesday, Aug. 30 , 2022. "What happened is a tragedy. I already cried out about everything I lost. I miss my school, friends, and teachers. But there will be a new school, new teachers and friends. The most important is that life goes on" Khrystyna said. (AP Photo/Emilio Morenatti)Emilio Morenatti (AP)

Oleksi Litvin, de 13 años, caminó el martes sobre ladrillos y trozos de techo hasta el lugar en el que se encontraba su pupitre, en el liceo Mijailo-Kotsiubinske. “Siento que esto no ha ocurrido con nuestra escuela, que estamos soñando. Nunca he visto algo así, no puede ser una realidad”, señaló. — Oleksi Litvin, de 13 años, caminó el martes sobre ladrillos y trozos de techo hasta el lugar en el que se encontraba su pupitre, en el liceo Mijailo-Kotsiubinske. “Siento que esto no ha ocurrido con nuestra escuela, que estamos soñando. Nunca he visto algo así, no puede ser una realidad”, señaló.Emilio Morenatti (AP)

Restos de ventanas y paredes cubrían el martes el suelo del aula de la escuela Nº 21 de Chernihiv en la que Karina Muzika, de 10 años, estudió hasta el 24 de febrero. Pocos días después, el 3 de marzo, las fuerzas rusas la destruyeron. “Cuando mi escuela fue bombardeada, me aterroricé. Vivimos cerca. Nuestras ventanas resultaron dañadas y mi madre pudo morir porque la puerta casi la aprisiona contra la pared. Y el candelabro casi se me cae encima”, contaba Karina el lunes entre las paredes de su antigua clase. — Restos de ventanas y paredes cubrían el martes el suelo del aula de la escuela Nº 21 de Chernihiv en la que Karina Muzika, de 10 años, estudió hasta el 24 de febrero. Pocos días después, el 3 de marzo, las fuerzas rusas la destruyeron. “Cuando mi escuela fue bombardeada, me aterroricé. Vivimos cerca. Nuestras ventanas resultaron dañadas y mi madre pudo morir porque la puerta casi la aprisiona contra la pared. Y el candelabro casi se me cae encima”, contaba Karina el lunes entre las paredes de su antigua clase. Emilio Morenatti (AP)

Sofia Klishnia, de 12 años, observaba el martes las ruinas de su clase, en el liceo Mijailo-Kotsiubinske de Chernihiv. “Tengo miedo de estar en la parte destruida de la clase en la que una vez estudié”, decía tras visitarla. — Sofia Klishnia, de 12 años, observaba el martes las ruinas de su clase, en el liceo Mijailo-Kotsiubinske de Chernihiv. “Tengo miedo de estar en la parte destruida de la clase en la que una vez estudié”, decía tras visitarla. Emilio Morenatti (AP)

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