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Kiev sufre los primeros bombardeos rusos en más de un mes

Varios misiles caen en dos puntos de la capital sin causar víctimas mortales, aunque sí importantes daños materiales

Un bombero en el interior de las instalaciones de la compañía de ferrocarriles bombardeadas en Kiev, este domingo.Foto: LUIS DE VEGA
Luis de Vega (enviado especial)

Dos puntos de la capital de Ucrania han sido atacados con misiles en la madrugada del domingo. Era en torno a las seis de la mañana (05.00 en la España peninsular) cuando varios proyectiles golpearon dos barrios en el este de Kiev, en la orilla izquierda del río Dniéper. Las explosiones no han causado más que un herido, según el alcalde, Vitali Klitschko, pero sí importantes daños materiales, como ha podido observar EL PAÍS. La ciudad llevaba semanas en calma tras el último ataque, que dejó el 28 de abril un muerto en un edificio de viviendas. Kiev y Moscú se lanzan acusaciones sobre los objetivos alcanzados en la capital, mientras, en el campo de batalla de Donbás, en el este del país, sus ejércitos siguen disputándose el control de la ciudad de Severodonetsk, en la región de Lugansk.

En la mañana de este domingo, los bomberos trabajaban en unas instalaciones de Kiev custodiadas por militares y en las que una construcción de unos 150 metros de largo por 50 de ancho había sido destruida en el barrio de Darnitsia. En esa ubicación aparece localizada, según mapas disponibles en internet, una planta de reparación y modernización de vehículos militares y de combate. El Gobierno ruso afirma que con este ataque ha destruido tanques modelo T-72 y carros de combate facilitados a Ucrania por países europeos, según fuentes del Ministerio de Defensa citadas por la agencia Reuters.

Las autoridades de Kiev desmienten a Moscú y afirman que los lugares bombardeados no almacenaban tanques. En el importante nudo ferroviario del barrio de Darnitsia y en su planta se reparan trenes y camiones que se emplean para exportar grano, según ha publicado en su perfil de Twitter el máximo responsable de la compañía de ferrocarriles, Oleksandr Kamishin. El director de la compañía eleva en su cuenta de Telegram a cuatro los misiles que alcanzaron sus infraestructuras, donde uno de los empleados resultó herido.

Varias horas después del ataque, una vez apagadas las llamas, la compañía de ferrocarriles, Ukrzaliznytsia, ha permitido el acceso a la prensa a sus instalaciones bombardeadas. Es un enorme complejo de talleres de reparación de vagones en el que varias naves aparecen reducidas a escombros y no se ve armamento entre los cascotes. Son unas instalaciones “pacíficas”, ha repetido Serguéi Leshchenko, de Ukrzaliznytsia, rodeado de reporteros al tiempo que acusaba a Moscú de hacer “propaganda”. Al ser preguntado por EL PAÍS por el otro punto atacado, el que aparece señalado como un taller de reparación de vehículos militares y tanques, que se halla a unos dos kilómetros en línea recta, Leshchenko ha remitido a las autoridades.

Kiev guerra
Instalaciones atacadas en el barrio Darnitsia de Kiev en la madrugada del domingo.Luis de Vega
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El bombardeo sobre Kiev se ha llevado a cabo en torno a las seis de la mañana desde aviones bombarderos rusos tipo Tupolev TU-95 con base en el mar Caspio, según un comunicado del Ejército del Aire publicado en su perfil de la red social Facebook. Uno de los proyectiles, añade la misma fuente, fue interceptado en el aire y destruido. La compañía nacional encargada de las plantas nucleares en Ucrania, Energoatom, sospecha que uno de los misiles llegados a la capital pasó volando muy bajo junto a una planta de la región de Mikolaiv, a orillas del mar Negro.

Con el susto en el cuerpo, Luba, una vecina de 74 años, relataba lo sucedido. “Me he despertado cerca de las seis, quería cargar mi móvil y he escuchado tres explosiones. Salté estremecida y me temblaban las manos. Disparan aleatoriamente para aterrorizar a la gente”, dijo la mujer en la calle Boryspilska del barrio de Darnitsia, a unos cientos de metros de una de las instalaciones bombardeadas.

A las diez de la mañana, los bomberos trabajaban todavía en un gran almacén totalmente destrozado. De entre los muros negros y la cubierta de metal hecha un amasijo todavía emergía una humareda blanca. Varios militares custodiaban el lugar mientras un agente de policía trataba entre gritos y aspavientos de evitar que los conductores se detuvieran a contemplar la escena.

Con estos ataques, Kiev vuelve a entrar dentro de la ecuación de la guerra que comenzó el pasado 24 de febrero. Los de este domingo son los primeros sobre la urbe desde el que tuvo lugar el 28 de abril, cuando visitaba la capital el secretario general de Naciones Unidas, el portugués António Guterres. Una periodista de Radio Liberty que se encontraba en su casa murió aquel día por los daños causados en un edificio de viviendas.

Combates en el este y el sur

Los combates desde entonces se han centrado en el este y el sur del país, aunque el Gobierno recuerda que la seguridad sigue en jaque en todo el territorio ucranio. El pasado 1 de junio otro ataque tuvo como escenario la región de Lviv, en el oeste y fronteriza con Polonia. Un misil dañó las vías del tren y dejó cinco heridos.

Mientras, la región de Donbás —que incluye las provincias de Donetsk y Lugansk— sigue siendo el escenario donde tienen lugar los más intensos combates. Desde hace días militares ucranios y rusos se disputan calle a calle el control de la ciudad de Severodonetsk, en Lugansk. Tras reconocer hace unos días que el 70% de la localidad estaba en manos de las tropas invasoras, el gobernador, Serguéi Gaidai, ha dicho este domingo que los militares locales han recuperado algo de terreno y controlan la mitad de la localidad.

A lo largo de estas últimas semanas, Kiev, que había perdido la mitad de sus tres millones de habitantes, ha ido recuperando su pulso. El toque de queda se ha retrasado hasta las 11 de la noche, una parte importante de los vecinos han regresado a sus casas y sus trabajos, y muchos restaurantes, comercios y empresas han retomado su actividad. Hay hasta algunos atascos a algunas horas del día. El ataque de este domingo recuerda a todos que la amenaza sigue presente en todo el país.

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Sobre la firma

Luis de Vega (enviado especial)
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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