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Castex fija como prioridad atender a la Francia periférica que se siente abandonada

El primer ministro promete una mayor descentralización y detalla que los estímulos para la recuperación económica beneficiarán a todas las regiones y a los más vulnerables

El primer ministro francés, Jean Castex, durante el discurso en la Asamblea Nacional, en París, este miércoles. En vídeo, el discurso del nuevo primer ministro.Vídeo: IAN LANGSDON (Efe) | Reuters
Silvia Ayuso

Seiscientos días no son muchos para recuperar una economía históricamente hundida por una crisis sanitaria que además ha expuesto y exacerbado las múltiples grietas sociales del país. Pero ese es el tiempo que le queda al Gobierno de Emmanuel Macron y eso es, precisamente, lo que se propone hacer su nuevo primer ministro, Jean Castex, quien este miércoles ha detallado el paquete de “al menos” 100.000 millones de euros que el presidente francés ha anunciado que lanzará en septiembre para reflotar la economía, hacerla más soberana y, también, ecológica.

Castex, que antes que primer ministro —y a pesar de su formación clásica como alto funcionario político— fue alcalde de una localidad pequeña, Prada, subrayó de paso que el objetivo es lograr un crecimiento más distribuido entre todas esas Francias que no siempre se reconocen en París y que en los últimos años han protestado por el abandono que dicen sentir del Gobierno central.

“La crisis ha golpeado una Francia sumida en las dudas, una Francia que se divide, que se crispa y a veces se desespera desde hace bastante tiempo (…) Hay muchos franceses que se sienten lejos y abandonados. Está la Francia de las banlieues (suburbios), la Francia rural, la Francia de ultramar, la Francia periférica, la Francia de aquellos que, incluso en el centro de nuestras ciudades, no tienen el derecho a la palabra. Esos franceses son nuestro país tanto como esa Francia del éxito económico, industrial o cultural de la que nos sentimos legítimamente orgullosos”, ha declarado Castex este miércoles en su primera declaración de política general. Este es el tradicional discurso anual en el que el jefe de Gobierno francés expone ante la Asamblea Nacional su hoja de ruta y que, en esta ocasión, en plena crisis del coronavirus y con un ejecutivo nuevo, ha sido seguida con más atención que nunca y ha servido de preludio para que los diputados validaran con su voto el nuevo gabinete, que recibió 345 votos a favor, 177 en contra y 43 abstenciones.

Sus palabras han tenido un eco especial por una anécdota inesperada. Junto a su discurso, las imágenes más repetidas este miércoles en los medios franceses fueron las del encontronazo que el presidente francés Emmanuel Macron tuvo el martes con un grupo de chalecos amarillos, el movimiento de protesta que puso en jaque a su Gobierno durante más de un año y que reveló el profundo malestar social y la desconfianza de una parte de Francia con sus políticos. El incidente tuvo lugar poco después de la entrevista televisada por el día nacional del 14 de julio en la que Macron había adelantado los grandes ejes de sus dos últimos años de mandato y donde reconoció que en estos años “no ha logrado” cumplir su promesa de “reconciliar” a los franceses.

“Nuestra primera ambición inmensa es reconciliar esas Francias tan diferentes, soldarlas o volver a unirlas”, ha acotado un día después Castex.

Una ambición que no choca con la “prioridad absoluta de los próximos 18 meses” del nuevo Gobierno, que es la lucha contra el desempleo, especialmente el de los jóvenes. Castex ha anunciado que comenzará este mismo viernes las primeras reuniones con los actores sociales para tratar este tema, además de empezar a discutir de nuevo la controvertida reforma de las pensiones que confirmó quiere lograr antes de 2022. Y ha prometido también una mayor descentralización en este y otros aspectos de la lucha por la recuperación económica, con una atención especial a la población más “vulnerable”.

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“El plan de reactivación” de al menos 100.000 millones de euros que será lanzado tras el periodo estival “será un plan de reconquista económica y territorial”, ha subrayado el primer ministro, que ha insistido —como ha venido haciendo el Gobierno desde el comienzo de la crisis— en la necesidad de lograr una mayor soberanía en sectores clave.

“Hoy somos demasiado dependientes de nuestros socios exteriores e insuficientemente presentes en algunos sectores estratégicos”, ha resumido Castex, que ha anunciado que una partida de 40.000 millones de los estímulos estará destinada a que “esto cambie”. Entre otros, adelantó que, “aligerará” los impuestos que pesan sobre la producción en Francia, “desarrollará” tecnologías del futuro, reduciremos nuestras emisiones de carbono, aceleraremos la digitalización de las empresas y de las administraciones”. Además, ha manifestado la intención de trabajar en una “adaptación de las reglas de la competencia europeas para favorecer la emergencia de campeones industriales europeos”.

Otra partida sustancial, 20.000 millones de euros, estará destinada a la transición ecológica del país, bajo el principio —ya puesto en marcha con las ayudas a sectores como el del automóvil o las aerolíneas, donde los cheques han ido acompañados de compromisos ecológicos— de que “la ecología debe ser la creadora de riquezas”. “Creo en el crecimiento ecológico, no en el decrecimiento verde”, subrayó un Castex que pidió un voto de confianza para su “Gobierno de combate” dispuesto, afirmó, a sentar en los 600 días que le quedan “los pilares de la Francia de mañana”.

Una ley contra el "separatismo islamista"

Poco antes de que el coronavirus arrasara con todos los planes, el presidente francés, Emmanuel Macron, lanzó su “estrategia de lucha contra el separatismo islamista”, que definió como un “proyecto político antidemocrático y antirrepublicano” que amenaza la seguridad y los valores de la sociedad francesa y pueden llevar a la radicalización.

Ahora, su primer ministro, Jean Castex, ha anunciado para septiembre un “proyecto de ley contra los separatismos” que buscará “evitar que algunos grupos se encierren en torno a su filiación étnica o religiosa”. La laicidad es un “valor fundamental” de la “cohesión social” y será defendida “con intransigencia”, afirmó Castex, para quien “luchar contra el islamismo radical bajo todas sus formas sigue siendo una de las mayores preocupaciones”.


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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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