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El falso gurú peruano que captó a la española Patricia Aguilar, condenado a veinte años de prisión

La joven fue rescatada el pasado julio junto a su bebé en la selva del país después de año y medio

El abogado de Patricia Aguilar, Víctor Rodríguez, comunica a la prensa la sentencia.
El abogado de Patricia Aguilar, Víctor Rodríguez, comunica a la prensa la sentencia. J. F.

Un juzgado penal de Lima ha condenado a 20 años de prisión a Félix Steven Manrique, el peruano que con argumentos esotéricos y engaños captó por Internet a la joven española Patricia Aguilar cuando era aún adolescente y la secuestró junto grupo de mujeres a quienes obligaba a mantenerlo económicamente y explotaba sexualmente. La jueza Bárbara Oré Torre leyó la sentencia en una sala de audiencias judiciales de la prisión de Lurigancho, al este de Lima (Perú), en una sesión reservada, sin acceso de la prensa ni de casi ningún familiar de las víctimas del acusado.

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La condena a Manrique es por el "delito contra la libertad en la modalidad de trata de personas agravada con fines de explotación análoga" en agravio de Aguilar, de tres parejas peruanas y la hermana adulta de una de ellas y por tentativa del mismo delito en agravio una menor. El abogado de Aguilar en Lima, Víctor Rodriguez, dijo a la salida de la audiencia que se declaraba satisfecho con la condena de 20 años, aunque precisó que deben esperar si se confirma en segunda instancia, pues tanto la Fiscalía como la defensa de Manrique anunciaron que recurrirán.

La fiscal que investigó el caso del falso líder de una supuesta secta que captó a la joven de Elche (Alicante) y mantuvo en situación de explotación a otras víctimas de nacionalidad peruana, había pedido 26 años y ocho meses de prisión, por ser seis las agraviadas, dos de ellas desde que eran menores de edad.

La jueza además dispuso que el sentenciado pague una reparación civil a Aguilar por 46.702 soles -unos 14.000 dólares- y a las otras víctimas, montos entre 3.000 y 6.000 dólares. Manrique, de 36 años, contactó por primera vez en un foro esotérico de Internet a Aguilar a mediados de 2015 cuando ella era aún una menor y estaba afectada por la muerte de un tío cercano. La envolvió con conversaciones que la “adiestraban" en el conocimiento de la supuesta secta, y se hacía llamar Príncipe Gurdjieff. En enero de 2017, tan pronto cumplió 18 años dejó Elche y viajó a Perú a encontrarse con él para vivir juntos. Desde entonces, cortó la comunicación con sus padres y estuvo un año y medio desaparecida.

El padre de la joven, Alberto Aguilar, viajó a Lima en junio de 2018 para buscarla con sus propios medios y a finales de ese mes la dirección de trata de personas y la dirección de investigación criminal de la Policía Nacional comisionaron a un equipo de agentes para ubicar y rescatar a las víctimas de Manrique. El 5 de julio, los policías detuvieron en Pangoa, selva central del país, al explotador, y horas después, con la ayuda del Serenazgo de la Municipalidad de Pangoa, rescataron a la joven ilicitana y a su bebé de un mes en una casa precaria en esa localidad.

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También rescataron cerca de allí a otras dos mujeres que eran igualmente pareja de Manrique y habían tenido niños con él: una de ellas, su esposa. A todas las había embaucado. Así como la familia de Aguilar la buscaba, los parientes de Marjorie García y Paola Vega intentaban recuperarlas y liberarlas de la situación de explotación. Esta última había cortado el contacto con su familia hacia 2012, luego de convivir varios años con Manrique en la casa de los padres de ella, aunque sin saber que él tenía otra pareja y otros hijos.

Vega conoció a Manrique cuando ambos eran miembros de Hare Krishna en Lima -él tenía 16 años y ella 22- y ha tenido una hija con él, pero la mujer niega ser víctima y asegura que el hombre es su pareja. "Yo no soy víctima. No estoy de acuerdo con la sentencia, lo que quiero es que quede libre", dijo a la prensa Paola Vega después de la lectura de sentencia en la puerta de la prisión de Lurigancho.

Dos hermanas de Vega y la madre de Marjorie García se abrazaron al conocer la sentencia: solo esperaban prisión para Manrique. Según los testimonios y peritajes realizados a las víctimas y al agresor entre julio y agosto del año pasado, Manrique, las captó y obligó a que trabajaran para mantenerlo y mantenerse ellas mismas y su descendencia. Tuvo siete hijos con ellas, mientras él se dedicaba a subir vídeos de su secta a las redes sociales y continuaba buscando nuevas víctimas.

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