Armando.Info
Poco sabríamos hoy de la magnitud y la mecánica ordinaria del saqueo bolivariano en Venezuela, de no ser por el trabajo de periodistas de investigación tan sagaces
Un satírico criollo del siglo XIX publicó en Caracas unas octavillas que compendiaban humorísticamente, en décimas octosílabas, la historia política de la Venezuela republicana. Las tituló con picardía Del saqueo como causa remota.
Después de leerlas, el tirano de turno tardó un tiempo en catarles el sentido, pero tan pronto lo hizo ordenó encarcelar al cronista guasón cuyas razones valdrían aún para este primer cuarto del siglo XXI. Veamos.
Según las bien averiguadas cuentas de concienzudos economistas, en los años que fueron de 1998 a 2017, el negocio petrolero generó para Venezuela 1.01 billones de dólares. El catastrófico colapso de la economía y la atroz emergencia humanitaria que vive uno de los países virtualmente más ricos del planeta lleva a preguntar adónde se fue todo ese dinero.
La respuesta más a la mano es que ha habido despilfarro, incuria, ineptitud y corrupción en la ejecución de los faraónicos planes de redención continental de Hugo Chávez. Tengo para mí, sin embargo, que un examen más detenido quizá mostraría al deliberado, rabioso, sistemático y masivo saqueo de la era chavista como único, exclusivo culpable de la tragedia venezolana.
Sea como fuere, poco sabríamos hoy de la magnitud y la mecánica ordinaria del saqueo bolivariano, de no ser por el trabajo de periodistas de investigación tan sagaces y denodados como los que animan el portal digital Armando.Info. Desde 2014 este portal produce reportajes con profundidad sobre la corrupción en Venezuela.
En febrero pasado, Armando.Info publicó un informe sobre Alex Saab Morán, el avispado empresario colombiano que lucró del hambre y la escasez que agobia a Venezuela con las célebres cajas CLAP, acrónimo de Comités Locales de Abastecimiento y Producción.
El informe revelaba que desde Veracruz, en México, la empresa Group Grand Limited, registrada hace años en Hong Kong por Saab y un asociado, había vendido, desde 2016 hasta aquella fecha, no menos de siete millones de cajas CLAP al gobierno de Venezuela.
Cada caja Saab —así son ya conocidas— era surtida por proveedores mexicanos y de otros países con productos alimenticios que tenían ya vencida la fecha de expiración.
Armando.Info hizo analizar por un laboratorio de la Universidad Central de Venezuela el contenido nutricional de la leche en polvo que viajaba en las cajas y halló que no solo no cubría requerimientos mínimos, sino que su ingestión es potencialmente letal para los humanos. El sobreprecio de cada caja llegó a ser de un 112 % por sobre su valor verdadero. Una denuncia hecha en septiembre pasado por la Asamblea Nacional venezolana calcula que, en tan solo un año, el gobierno de Maduro gastó 5000 millones de dólares en cajas CLAP.
Reportar sobre las cajas CLAP le valió a Armando.Info, en la persona del periodista marabino Joseph Polizuk, no solo el Premio Knight que otorga el prestigioso Centro Internacional de Periodismo ( ICFJ, por sus siglas en inglés) sino también que Saab demandase a sus fundadores —Ewald Scharfenberg, Joseph Polizuk, Roberto Deniz y Alfredo Meza— ante un tribunal penal de Caracas por “difamación e injuria agravadas”.
La falta de garantías procesales, característica de la justicia instrumental chavista, llevó a los cuatro periodistas a optar por el exilio sin por ello abandonar su empeño. El programa de asistencia corporeizado en las cajas CLAP se inspira, como muchas otras supercherías chavistas, en una utopía comunal, pero en la práctica propicia una red transnacional de lavado de dinero al servicio de la sanguinaria cleptocracia venezolana.
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