Peña Nieto: “No hemos conseguido dar a los mexicanos paz y tranquilidad”
El presidente mexicano reconoce, a tres meses de terminar su Gobierno, que no logró disminuir los índices de violencia
El Gobierno de Enrique Peña Nieto deja una estela de violencia que ni él mismo puede negar. El presidente mexicano ha reconocido este miércoles que los índices de criminalidad en el país, al cierre de su Administración, son alarmantes. Lo ha hecho en un vídeo difundido en las redes sociales como parte de la campaña de promoción de su último informe de Gobierno. En México, 85 personas mueren asesinadas al día. La tasa de homicidios en el país norteamericano es una de las más altas de América Latina: 25 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según los últimos datos del Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi).
“Me quedo con la insatisfacción de aquello que no se logró atender suficientemente en el ámbito de la seguridad. No obstante que en los primeros años de esta Administración vino una reducción notable y significativa en los índices de criminalidad, lamentablemente al cierre de este sexenio, nuevamente hubo un repunte. No hemos alcanzado el objetivo de darle a los mexicanos paz y tranquilidad en cualquier parte de la geografía nacional”, explica en el vídeo de dos minutos donde también aborda un explicación sucinta sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa ocurrida en 2014.
Los reflectores internacionales se posaron ese año en México tras la violenta, y a la vez misteriosa, desaparición de los alumnos de magisterio a manos de un grupo de criminales en complicidad con las autoridades locales. El caso se convirtió en un emblema de la cruda escalada de violencia en México. Para Peña Nieto, las conclusiones de la Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía) —que señalan que los estudiantes fueron asesinados por los criminales, sus cuerpos incinerados y sus cenizas arrojadas a un río— son las más cercanas a lo que ocurrió la noche del 26 de septiembre de 2014 en el Estado de Guerrero. “Estoy en la convicción que lamentablemente pasó, justamente, lo que la investigación arrojó”, apunta el mandatario.
Peña Nieto se ha resistido durante años a enfrentar la realidad de un México cada día más violento. Durante su sexenio continuó con la estrategia de seguridad de su antecesor, Felipe Calderón, que se resumió en una presencia cada vez más amplia de las Fuerza Armadas en las ciudades con más problemas de narcotráfico. En los últimos años, los crímenes han arreciado en regiones donde existía una relativa paz. Estados como Quintana Roo, Baja California, Guanajuato y Puebla han visto el recrudecimiento de la violencia. La detención de los grandes capos del narcotráfico ha fraccionado a los cárteles y los ha obligado ha diversificar sus actividades criminales, dejando un récord de matanzas.
La despedida de Peña Nieto como presidente de México se prolongará por tres meses más. El nuevo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, asumirá el cargo el próximo 1 de diciembre. La transición entre los dos políticos, de ideología opuesta, han dejado escenas inéditas en la historia política del país. Peña Nieto ha tomado un papel secundario a la espera de su relevo. Para la tediosa espera, el equipo del presidente ha aprovechado el último informe de Gobierno para difundir breves mensajes donde aborda los temas que ha evitado durante los casi seis años en los que ha estado al frente del Gobierno.
El miércoles, en otro vídeo, Peña Nieto habló sobre la visita de Donald Trump cuando era candidato a la presidencia de Estados Unidos. Entonces, fue duramente criticado por abrir las puertas de la casa presidencial al político estadounidense que se había referido a los mexicanos como “violadores y criminales”. Dos años después, el presidente mexicano ha descrito la cita como un “encuentro apresurado” que tuvo que organizar por las presiones que los mercados estaban poniendo en la economía mexicana ante la dura campaña de Trump. “Subestimé el gran resentimiento social que había para con el presidente Trump”, reconoce ahora.
El presidente mexicano está obligado a presentar el 1 de septiembre su informe sobre la situación del país al Congreso mexicano. Peña Nieto ha cambiado en los últimos años el formato de esta entrega. Antes de él, los presidentes mexicanos acudían personalmente a entregar un mensaje que se transmitía en cadena nacional y se sometían al escrutinio de los legisladores. El priista ha optado por evitar la exposición pública y ha enviado al secretario de Gobernación a entregar los documentos con el informe a los legisladores, para después dar un mensaje en Palacio Nacional en un acto al que solo acuden los invitados del presidente.
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