Ricardo Anaya pide el voto útil en el último suspiro de su campaña
El candidato del Frente apela al núcleo duro de su partido y escoge uno de los mayores bastiones del voto conservador en México
“Hago un llamado al voto útil, hágamoslo juntos y vamos a ganar”. La última apuesta de Ricardo Anaya es consolidarse como la única opción que puede derrotar al puntero Andrés Manuel López Obrador el domingo 1 de julio. No hay tiempo para más virajes ni nuevas estrategias. El candidato de Por México al Frente ha celebrado su último acto de campaña ante unos 10.000 simpatizantes en León, en el Estado de Guanajuato, uno de los mayores bastiones del voto conservador en México. En el cálculo de Anaya, segundo en la mayoría de las encuestas, es crucial ser profeta en tierras panistas y asegurar los 1,4 millones de votos que le ha prometido la estructura de su partido en Guanajuato para ganar la presidencia.
El último mitin de Anaya ha comenzado sin sorpresas, con fórmulas que ya había utilizado en sus anteriores apariciones durante la contienda: agradecimiento a sus aliados políticos, llamado al voto útil, retos abiertos al Gobierno de Enrique Peña Nieto, la V de la victoria y vivas para la familia y las mujeres. “No nos pudieron doblar y no nos podrán doblar nunca (…) El México que soñamos está muy cerca”, ha dicho el candidato ante el alarido de sus simpatizantes y un mar de banderas blanquiazules, naranjas y amarillas. “Quiero que lo dejemos todo, que lo dejemos todo por México”, ha insistido Anaya antes de que volaran el confeti y los globos con los colores de su coalición.
El candidato del Frente estuvo el domingo pasado en el Ángel de la Independencia, en un guiño a su socio progresista, el PRD, que ha gobernado la capital mexicana desde 1997. Después estuvo en el Estado de México, Veracruz, Yucatán y Tamaulipas. En el equipo de Anaya se habló de varios cierres regionales que, desde fuera, se pueden interpretar como cierres dirigidos a distintos grupos de votantes.
El mensaje es claro en el último paso de su campaña: hoy se trató de los votantes y de los símbolos del núcleo duro del PAN. Con él estaban El Jefe Diego Fernández de Ceballos, Luis Felipe Bravo Mena, Carlos Medina Plascencia o los nietos de Manuel Gómez Morín. Aquí está previsto que los panistas ganen la elección estatal con comodidad, con un margen de dos a uno frente al segundo lugar.
Anaya cerró una campaña que duró tres meses y también una carrera que se extendió por más de tres años. Con escasa experiencia política y sin haber ganado ninguna votación en las urnas, la maratón del entonces llamado “chico maravilla” se inició con su repentino ascenso como presidente interino del PAN en septiembre de 2014. Se consolidó al frente del partido durante 2015 y amasó un “triunfo histórico” —como él lo calificó— en 2016 al ganar siete de las 12 gubernaturas que estaban en disputa. Con ese crédito cerró la alianza para crear el Frente por México y quitar del camino al grupo fiel al expresidente Felipe Calderón y a su esposa Margarita Zavala, que dejó al PAN para buscar una candidatura independiente en octubre del año pasado. “Se hizo dueño y terminó con el partido”, dijo Zavala en una entrevista que concedió en febrero, tres meses antes de renunciar a su candidatura.
“Esta no es una elección más, este domingo estará en juego el futuro de nuestro país y de toda una generación”, ha señalado. La lectura de muchos militantes es que también está en vilo el futuro político de Anaya y de su partido. El “fuego amigo” viene desde los Estados donde Anaya consiguió sus mayores logros como político.
“Los panistas tendremos que entrar de lleno en una reflexión profunda, que deberá desembocar en un planteamiento refundacional del partido”, dijo Carlos Mendoza Davis, el gobernador de Baja California Sur. “Hay varios gobernadores que estamos platicando y que somos absolutamente conscientes de que tenemos que trabajar por el partido”, agregó Mendoza Davis hace un par de semanas. José Rosas Aispuro, mandatario de Durango, se ha sumado al llamado para “recuperar” el rumbo en el partido de oposición con mayor tradición en México.
Las grietas en la derecha se han extendido a la alianza con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD). “Esta persona no es candidato de mi partido el día de hoy, pero somos muchos los que vamos a votar por ya sabes quién”, dijo Rodrigo Gayosso, candidato del PRD en Morelos, sobre su apoyo al puntero Andrés Manuel López Obrador, la semana pasada. Mucho antes, Silvano Aureoles, gobernador perredista de Michoacán, hizo público su apoyo al candidato priista José Antonio Meade.
En León es diferente. Nadie habla de las fisuras y todos cierran filas con el candidato, aunque el discurso triunfalista -que suele haber en este tipo de actos- no ha permeado por completo en todos los asistentes al mitin. “Va a estar difícil, pero haremos la lucha”, dice Yolanda Montañez, una simpatizante de 55 años. “Pueden pasar tantas cosas… Vamos a ver qué pasa, ojalá ganemos”, apunta María Rodríguez, unos metros más adelante. “¡Vamos a ganar, hasta la victoria!”, grita eufórico el candidato. Una hora y media después ya desmontan el templete y suena Caminos de Guanajuato, la oda de José Alfredo Jiménez a esta ciudad del Bajío mexicano: “Ahí se apuesta la vida y se respeta al que gana, allá en mi León Guanajuato, la vida no vale nada”.
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