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Anaya se afianza como el principal contendiente de López Obrador tras el tercer debate presidencial

El candidato del Frente se defiende atacando al líder de los sondeos en el encuentro de Mérida

Luis Pablo Beauregard
Ricardo Anaya y Carolina Martínez saludan a su llegada al debate.
Ricardo Anaya y Carolina Martínez saludan a su llegada al debate.Cuauhtémoc Moreno (EFE)

Juan de Atocha reflexionaba la mañana del miércoles sobre el tercer debate presidencial en el que se habló de pobreza, educación, salud, tecnología y desarrollo sustentable. El joven de 24 años, quien está cursando una preparación para convertirse en profesor de educación física, cree que el encuentro en su ciudad, Mérida, la capital de Yucatán, dejó solo dos contendientes rumbo a las presidenciales del 1 de julio. “Está entre El Peje y Anaya”, concluyó.

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De Atocha podría ser representativo de buena parte del electorado mexicano. En sus primeras elecciones presidenciales cruzó la boleta en favor de Enrique Peña Nieto, el candidato del PRI. Seis años después, todo ha cambiado. El que más le convence es Andrés Manuel López Obrador, el aspirante de Juntos Haremos Historia, un aglomerado de dos partidos de izquierda y uno de derecha.

El tres veces candidato presidencial lidera en todas las encuestas rumbo a los comicios. Su ventaja, sin embargo, aumenta en esta región de México. En los siete Estados del sur y sureste del país, que conforman la tercera circunscripción electoral, el líder de Morena tiene una intención de voto de 49,8%. Ricardo Anaya, de Por México al Frente, tiene un 17,2%, según una medición revelada por la patronal mexicana esta semana.

De Atocha está en favor de la construcción de una nueva refinería. También cree, como su candidato preferido, que la corrupción es la madre de todos los males en México. Dio por cierta la afirmación de López Obrador de que el Gobierno federal compra las medicinas baratas y después las revende a un sobreprecio que roza en la usura. “Mi hermano trabaja en los almacenes del Seguro Social”, contó Juan para dar por cierta la teoría.

Sin embargo, el joven no está de acuerdo en la derogación de la reforma educativa. López Obrador dijo la noche del martes que cancelará “la esencia” de uno de los pilares de la actual Administración. Sin ambigüedades, el candidato dijo que la echará abajo pues es una receta impuesta por el Fondo Monetario Internacional que no mejora la calidad de la educación de los niños mexicanos. De Atocha sí cree que con la marcha atrás a esta iniciativa volverán los tiempos en los que las cúpulas magisteriales vendían las plazas a los docentes.

El tercer y último debate presidencial también ha dado nuevos aires a la campaña de Ricardo Anaya. El candidato de por México al Frente, una alianza de tres partidos de centro izquierda y centro derecha, se ha afianzado como el principal contendiente de López Obrador. Anaya salió bien librado del encuentro que más peligro le representaba. La semana pasada un video anónimo publicado en las redes sociales lo vinculaba indirectamente con una supuesta trama de lavado de dinero para financiar su campaña. Horas antes del inicio del debate fue subida a YouTube la versión completa de una grabación donde el empresario Juan Barreiro explicaba una trama para favorecerse con información privilegiada en la venta de terrenos en Querétaro, la entidad donde Anaya inició su carrera política.

Anaya se defendió de estas sospechas atacando. El principal destinatario de sus golpes fue López Obrador, quien se mostró relajado y sonriente en buena parte del debate gracias a la cómoda ventaja que tiene en las encuestas a 17 días de los comicios. “Andrés Manuel, te has convertido en lo mismo que el PRI. También tienes contratistas favoritos”, espetó Anaya al aspirante de Juntos Haremos Historia. El expresidente del PAN dijo que López Obrador favoreció durante su Gobierno en Ciudad de México al ingeniero José María Rioboó, a quien le asignó contratos sin licitación por 170 millones de pesos (8.2 millones de dólares al tipo de cambio de hoy). Recientemente, Rioboó ha ayudado a López Obrador a sustentar técnicamente el rechazo del nuevo aeropuerto que se construye a las afueras de Ciudad de México. “¿Si te muestro los contratos renuncias a tu candidatura?”, le preguntó Anaya. López Obrador respondió sonriendo primero aunque su mueca se tornó en un “no” reiterado cuando Anaya lo acorraló.

Anaya tiene dos semanas para remontar los 22 puntos que, en promedio, aventaja López Obrador en las encuestas. Este es el sprint final para el aspirante del Frente, que culminará su campaña el miércoles 27 de junio. La apuesta de su equipo es promover la idea de que Morena ha pactado su eventual triunfo en las urnas con el presidente Enrique Peña Nieto, cuyo mandato solo es aprobado por dos de cada diez mexicanos. Anaya, que ha sido denunciado por lavado de dinero esta misma semana por el presidente del Senado, Ernesto Cordero, que milita en su mismo partido, ha dicho que solo su Gobierno se pondrá fin a la impunidad y habrá justicia en casos emblemáticos como Ayotzinapa y en investigaciones de corrupción como Odebrecht y la Casa Blanca. José Antonio Meade, el candidato del PRI, que tuvo una actuación correcta pero discreta en el encuentro de Mérida, recordó a Anaya que una losa le resta velocidad en su carrera para dar alcance a López Obrador. “El único que está señalado aquí por un delito es Ricardo”, dijo Meade.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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