Holanda afronta una formación de Gobierno “muy difícil”
Edith Schippers, exministra de Sanidad, sondeará a partir del lunes a todos los partidos políticos
A los votantes holandeses del partido liberal de derecha, de Mark Rutte, ganador de los comicios del miércoles con 33 escaños, no les interesó el problema de la inmigración. Para depositar su papeleta, se fijaron en los mensajes sobre la buena marcha de la economía, y también en la defensa de las normas y valores patrios. En la batería de preocupaciones de los afines al extremismo populista de Geert Wilders, que obtuvo 20 asientos, había un gran tema central que podría denominarse ´los otros´. Les inquietan los inmigrantes y asilados; la integración y el terrorismo; la pérdida de identidad de su país. Es el segundo, pero nadie quiere regir con él. A los ecologistas, que tienen 14 diputados, les premiaron por su defensa del clima y el entorno, la educación y las prestaciones a la tercera edad. La debacle socialdemócrata, 9 magros diputados, se explica porque sus fieles han encontrado respuesta en otros grupos a su desazón sobre la economía, el cuidado a dependientes y ancianos y la igualdad social. La consultora Ipsos firma el sondeo, efectuado entre 3.000 personas, del que se derivan estos datos y que aporta aún dos cálculos significativos. A Rutte le votaron el 60% de sus seguidores. A los socialdemócratas, solo el 20%.
Publicada durante la mañana de jueves por la televisión pública (NOS), la encuesta ha servido de aperitivo para una jornada marcada por el deseo de agilizar la formación de una coalición gubernamental. Todos coinciden, Rutte el primero, en que será “muy, muy difícil”. Por eso la ministra dimisionaria de Sanidad, Edith Schippers, ha sido encargada ya de sondear las intenciones de las distintas agrupaciones. Debe preguntarles hasta dónde estarían dispuestos a llegar, en especial los tres o cuatro candidatos posibles a compartir el poder durante los próximos cuatro años. Las combinaciones son variadas, pero parten de un núcleo duro formado por liberales de derecha (33 escaños), cristianodemócratas (19) y liberales de izquierda (19). El trío es de aliados naturales, pero suman 71 escaños, y la mayoría es de 76 en un Congreso de 150.
Llamar a los ecologistas de Jesse Klaver, la revelación de las elecciones, que han pasado de 4 a 14 diputados resolvería el problema. El cuarteto alcanza los 85 escaños. Técnicamente perfecto, el plan se diluye al escuchar a Klaver: “ya veremos, es muy pronto y todo se puede negociar, pero me gustaría una coalición más izquierdosa”, dijo, en la vorágine de la noche electoral donde todo el mundo se lo disputaba. Rutte puede intentarlo también con los dos partidos confesionales, protestantes (6 escaños) y calvinistas (3), respectivamente. Tendría 79 escaños, una cifra holgada. Sin embargo, el primer ministro holandés en ciernes preferiría evitarlos. Amas agrupaciones son muy estrictas en cuestiones de culto y moral religiosa, y se oponen a la eutanasia y a ciertas investigaciones que impliquen el uso de embriones. Estaría demasiado atado, o bien chocarían a menudo. Con el partido de los pensionistas (4 asientos) y el de animales (5) también se arreglaría. Si todo fallara a este lado del espectro político, la izquierda podría aliarse y desalojar a Rutte de la jefatura del Gobierno. Parece poco probable porque ha ganado con claridad, ya que Wilders le sigue a 13 escaños. De ahí que Edith Schippers vaya a estrenarse el próximo lunes en unas rondas que se prevén lentas, farragosas incluso. Sin embargo, con una participación del 80% de los votantes, nadie quiere acumular retrasos.
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