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Cuba exporta un producto a Estados Unidos después de medio siglo de embargo

Una empresa americana compra 40 toneladas de carbón vegetal a una cooperativa de la isla aprovechando un hueco legal abierto por Obama

Pablo de Llano Neira
Elaboración de carbón vegetal a las afueras de La Habana.
Elaboración de carbón vegetal a las afueras de La Habana.AP

Medio siglo después de que se rompieran las relaciones comerciales entre los dos países, Cuba exportará en enero un producto propio a Estados Unidos. Una empresa americana ha comprado 40 toneladas de carbón vegetal a una cooperativa cubana.

Aunque el embargo comercial a los negocios con Cuba permanece, una medida ejecutiva del presidente Barack Obama posterior al deshielo diplomático iniciado en 2014 permite que particulares y cooperativas cubanos –pero no el Estado– exporten sus productos a Estados Unidos.

La cooperativa venderá el carbón a un empacador local y este se lo venderá a la agencia estatal CubanExport para mandarlo a su destino. Se espera que también se empiecen a exportar miel y café cubanos a Estados Unidos.

Aumenta el número de titulares de negocios privados

En 2016 Cuba alcanzó los 535.000 cuentapropistas, como se conoce oficialmente en la isla a los trabajadores privados, símbolo de la paulatina liberalización de la economía cubana. El número de empresarios había bajado ligeramente del medio millón en 2015 pero ahora ha vuelto a repuntar. Restaurantes y hostelería son los sectores que más trabajadores acumulan.

El año pasado un documento del Partido Comunista anunciaba la intención de formalizar la existencia de pequeñas y medianas empresas (Pymes). Hasta la fecha no ha habido novedades al respecto y la figura que sigue rigiendo al incipiente empresariado privado es la del cuentapropista.

Las actividades más representadas siguen siendo, como en balances anteriores, la elaboración y venta de alimentos, con unas 59.700 personas; el transporte de carga y pasajeros, con 54.350; la renta de viviendas, habitaciones y espacios, con 34.000, y la figura de telecomunicaciones, que agrupa a 24.440 empleados.

El carbón vegetal se hace en hornos artesanales con madera de marabú, un arbusto duro y espinoso que ha invadido el campo cubano, dañando su riqueza.

Cuba vende entre 40.000 y 80.000 toneladas anuales de este carbón a media docena de países. La empresa americana que ha comprado la partida es propiedad de Scott Gilbert, el abogado que llevó el caso del contratista Alan Gross cuando estuvo preso en Cuba bajo la acusación de espionaje.

El envío llegará a Estados Unidos el 18 de enero, dos días antes de que Donald Trump asuma la presidencia. Será el último hito simbólico, pese a lo modesto de la transacción, del proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos impulsado por el presidente saliente Obama. Es una incógnita si Trump apoyará la expansión de las relaciones comerciales, pues durante su campaña se mostró muy crítico con el enfoque conciliador de su antecesor.

Para Cuba, hacer negocios con Estados Unidos es urgente. Su mayor aliado, Venezuela, se encuentra en una crisis profunda que ha arrastrado a la economía cubana a una recesión del 0,9% en 2016 de la que no se ve otra salida que la atracción de inversión extranjera. El presidente Raúl Castro afirmó en diciembre: “Es preciso superar la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea”. Este contrato de venta de carbón es un ejemplo de las trabas internas en Cuba a los negocios con Estados Unidos. Según la prensa oficial cubana el acuerdo, por una venta que no supera los 17.000 dólares, se firmó “tras un largo tiempo de negociación”.

Las contradicciones atenazan la apertura comercial que preconiza Castro. En abril de 2016, por ejemplo, se anunció que un empresario cubanoamericano instalaría una planta de ensamblaje de tractores en el nuevo Puerto de Mariel, la zona franca llamada a ser un polo de desarrollo en Cuba. Meses después el Gobierno dio marcha atrás y rechazó su solicitud. Se calcula que la isla necesita al menos 2.500 millones de inversión extranjera anual, pero para 2017 el Ministerio de Economía ha anunciado que la participación de compañías extranjeras “continuará siendo muy baja”.

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