Irán y Arabia Saudí se enzarzan en vísperas de la peregrinación a La Meca
Jamenei critica la gestión saudí de los lugares santos, mientras el muftí del reino dice que los iraníes no son musulmanes
El deterioro de las relaciones entre Irán y Arabia Saudí, sin lazos diplomáticos desde principios de este año, ha alcanzado un nuevo nivel esta semana a raíz de que el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, acusara el lunes a los dirigentes saudíes de infieles e incapaces de gestionar los santos lugares del islam. Duras palabras a las que el muftí saudí respondió al día siguiente asegurando que los iraníes, en cuanto chiíes, “no son musulmanes”. Ambos países, que rivalizan por la hegemonía regional, se atribuyen el liderazgo de las dos principales ramas del islam, chií y suní, respectivamente.
“Debido al comportamiento represivo de los gobernantes saudíes hacia los huéspedes de Dios, el mundo musulmán debe reconsiderar la gestión de los lugares santos y la cuestión del Haj”, sugiere Jamenei en su mensaje previo a la peregrinación.
En vísperas de esa gran cita de los musulmanes y con un lenguaje más hosco de lo habitual, la máxima autoridad de Irán acusa a los dirigentes saudíes de “blasfemos, carentes de fe, dependientes y materialistas”, tras atribuirles la responsabilidad por la inestabilidad regional por su apoyo a los grupos yihadistas, a los que él se refiere como takfiris.
“Debemos comprender que aquellos no son musulmanes; son seguidores de magos. Su hostilidad hacia los musulmanes es antigua, en especial hacia los suníes”, afirma el jeque Abdelaziz Bin al Sheij utilizando un término coránico, majus, que se refiere a los zoroastrianos y quienes adoran el fuego. El muftí de Arabia Saudí contestaba al diario Meca sobre las críticas de Jamenei.
La mayoría de los iraníes siguen el chiísmo, rama minoritaria del islam que los extremistas suníes consideran herética, una convicción que ha justificado asesinatos y matanzas en Irak, Siria, Pakistán y Afganistán. Que la máxima autoridad religiosa saudí diga que los chiíes no son musulmanes es algo muy serio.
“Por supuesto [que] no hay parecido entre el islam de los iraníes y de la mayoría de los musulmanes y el extremismo intolerante que predican el más alto clérigo wahhabí y los maestros saudíes del terror”, se apresuró a responder el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, en su Twitter.
También el presidente iraní, el habitualmente moderado Hasan Rohaní, se ha hecho eco de las palabras de su líder supremo y ha pedido a los musulmanes que se unan para castigar a los responsables saudíes por su mala gestión del peregrinaje.
“Los países de la región y el mundo islámico, en general, debieran adoptar medidas coordinadas para resolver los problemas y castigar al Gobierno saudí”, manifestó Rohaní durante una reunión del Consejo de Ministros este miércoles, según la agencia estatal IRNA.
En su mensaje para el Haj, Jamenei menciona la estampida y el accidente de la grúa que tuvieron lugar el año pasado, y responsabiliza a las autoridades saudíes “en ambos casos”. Ha sido la postura oficial iraní desde que ocurrieron, añadiendo leña al fuego de las malas relaciones bilaterales. De hecho, las diferencias han impedido la participación de iraníes en la peregrinación de este año, algo de lo que también culpan a los saudíes.
El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que agrupa a las seis monarquías de la península Arábiga, ha cerrado filas con Arabia Saudí. Su secretario general, Abdullatif al Zayani, ha calificado las palabras de Jamenei de “inadecuadas y ofensivas”. “Se trata de una clara provocación y un intento desesperado de politizar el peregrinaje”, ha dicho en un comunicado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.