_
_
_
_
DIÁLOGO CNTE-GOBIERNO

La retirada de la reforma educativa pone a prueba el diálogo de Peña Nieto con los maestros

El Gobierno se compromete a reunirse con los familiares de los fallecidos en la matanza de Nochixtlán

J. M. AHRENS

La negociación abierta entre el Gobierno y la radical Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se topó anoche con su primer escollo. La exigencia sindical de que se retire la reforma educativa chocó con la negativa presidencial. El encontronazo, que pone a prueba el propio diálogo, no impidió que la reunión alcanzará un avance significativo: un próximo encuentro del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con los familiares de la matanza de Nochixtlán (Oaxaca), donde nueve civiles murieron en un salvaje enfrentamiento con la policía.

Miembros de la CNTE llegan a su reunión con el secretario de Gobernación el miércoles pasado.
Miembros de la CNTE llegan a su reunión con el secretario de Gobernación el miércoles pasado.Mario Guzmàn (EFE)

La negociación ha entrado en su fase más delicada. En la primera reunión, celebrada la semana pasada, Osorio Chong, el enviado plenipotenciario del presidente, mostró su disposición a “tocar todo y hablar de todo”. La frase, aunque muy matizada por el propio secretario, despertó en la CNTE la esperanza de que su petición de principio pudiese prosperar. Pero el lunes, antes de reanudarse las conversaciones, esta ilusión se diluyó. Desde Canadá, el presidente Enrique Peña Nieto dejó claras las líneas rojas. “El Gobierno no está dispuesto a negociar la reforma educativa. Ni esta ley ni ninguna otra. Esa es la premisa central. Sobre ella, el Gobierno siempre estará abierto a dialogar, escuchar y encauzar diferencias. Espero que estos encuentros deparen una distensión”, afirmó Peña Nieto.

Abierta la negociación, en la noche del lunes al martes, Chong recordó las palabras del jefe de Estado y puso sobre la mesa el concepto de “corresponsabilidad”, es decir, que el Gobierno hará cesiones en la medida en que la CNTE levante los bloqueos que impiden el abastecimiento a cientos de miles de ciudadanos de Oaxaca y Chiapas, donde la coordinadora tiene su base de poder. “Ellos deben trabajar para que se den las condiciones de estabilidad y tranquilidad, y que lleguen los suministros a los municipios. Y nosotros generaremos una ruta que nos permita hacer un planteamiento integral”, expuso Chong.

Bajo estas coordenadas, el Gobierno aceptó reunirse este miércoles con los familiares de los fallecidos en Nochixtlán y dejó para posteriores encuentros las espinas mayores de la negociación. La CNTE, por su parte, manifestó su “decepción” por la negativa a retirar la ley y pidió tiempo para avanzar. “Estamos en un proceso, esto no es algo que se resuelva en horas. Volveremos a encontrarnos y mantendremos los mecanismos abiertos, pero la movilización se mantiene”, indicó un dirigente sindical.

La coordinadora, una escisión radical del mayoritario Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), lleva dos años ofreciendo una feroz resistencia a la implantación de la reforma educativa. Los bloqueos de carreteras, las tomas de aeropuertos y los asaltos a dependencias estatales han jalonado su oposición a una ley que fue aprobada por la mayoría del Parlamento y que goza, según las encuestas, del respaldo de gran parte de la ciudadanía.

Considerada la última gran baza política de Peña Nieto, esta norma pone fin al sistema clientelar que sirve de base al poder de la CNTE en los empobrecidos estados del sur. Para ello acaba con la compra-venta de plazas y su heredad, e impone evaluaciones a los maestros. Pero en un universo de enorme pobreza, con un PIB per cápita cinco veces menor que el de la capital, estas medidas son vistas por miles docentes como una amenaza a unos puestos de trabajo que representan su única fuente de ingresos.

Las apelaciones oficiales a que, incluso suspendiendo tres veces la evaluación docente, se puede retener el empleo, no han servido para apaciguar los ánimos. La CNTE, que llegó a controlar la administración educativa en Oaxaca, ha mantenido las espadas en alto y movilizado en el sur a sus contingentes. Los cortes de carretera y las protestas se han sucedido en las últimas semanas hasta tocar techo el domingo 19 de junio con la matanza de Nochixtlán. Sólo este derramamiento de sangre, cuyas principales incógnitas siguen intactas, abrió las puertas a la negociación. Ahora, asentadas las posiciones y reducido el maximalismo, el diálogo ha entrado en el resbaladizo terreno de lo posible.

Pero el tablero va más allá de la mesa de negociaciones. La oposición a la reforma educativa ha sido tomada como bandera por el aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador. En una jugada bien calculada, el tótem de la izquierda mexicana y líder de Morena ha salido en defensa de los maestros disidentes y ha pedido la dimisión de Osorio Chong por las muertes de Nochixtlán. Este paso, que se formalizó este domingo con una manifestación en pleno centro de la Ciudad de México, busca reforzar sus apoyos en el sur y, sobre todo, catalizar a su favor el malestar con el Gobierno.

La toma de postura no deja de ser arriesgada. Su respaldo a un movimiento tan volátil como la CNTE le sitúa, como denuncian los portavoces gubernamentales, en el límite de la ley, en una zona confusa que le aleja de los caladeros del voto moderado y abona la tesis de sus adversarios de que es un extremista. Pero también le permite elevar el tiro y entrar en confrontación directa con los dos priístas con más posibilidades de aspirar a la carrera presidencial, el propio Osorio Chong, y el secretario de Educación, Aurelio Nuño. Desde esta perspectva, sobre la mesa de negociación ahora mismo está en juego mucho más que un acuerdo con un sindicato levantisco.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

J. M. AHRENS
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_