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Rui Falcão | Presidente del Partido de los Trabajadores de Brasil

“Hay jueces partidistas que solo quieren criminalizar al PT”

El dirigente del partido de Lula da Silva y Dilma Rousseff reflexiona sobre el periodo convulso que atraviesa la política del país

Rui Falcão, presidente del PT de Brasil.
Rui Falcão, presidente del PT de Brasil.FERNANDO CAVALCANTI

Rui Falcão (Piangui, Minas Gerais, 1943), presidente nacional del Partido de los Trabajadores (PT), formación de Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva, recibe a EL PAÍS en su despacho del centro de São Paulo. Las noticias se suceden, como todos los días desde hace unas semanas en Brasil, a una velocidad de delirio. Y el reloj de la destitución parlamentaria de Rousseff (impeachment) sigue cumpliendo etapas y avanza, sesión tras sesión, hacia su primera votación importante, que se celebrará la semana que viene. Es un momento decisivo para el país y para el partido que lleva gobernando Brasil durante los últimos 13 años, y que ahora atraviesa —junto con la nación— un periodo convulso, atravesado por una avalancha de casos de corrupción.

Pregunta. En la última fase del caso Petrobras se acusa, otra vez, al PT de estar envuelto en episodios de corrupción…

Respuesta. Quien afirma eso lo tiene que probar. En Brasil está pasando una cosa y es que hay una inversión del proceso democrático: la prueba la tiene que aportar el que acusa. Afirman que Lula tiene un apartamento en la playa, por ejemplo. Pero la escritura del notario dice lo contrario. Es la Fiscalía la que tiene que probar sus acusaciones, y no obligar a Lula a explicarse.

No pensamos que el ‘impeachment’ contra Rousseff triunfe

P. Pero el PT está en el centro de la trama de Petrobras.

R. No sólo el PT. Hay varios partidos. Y aquí, con apoyo de buena parte de los grandes periódicos de Brasil, sólo se ataca al PT. Nosotros siempre defendimos el combate contra la corrupción. Y creamos instrumentos para hacerlo: la autonomía de la policía y de los fiscales. Y la ley que reduce la pena a cambio de delatar también es nuestra. Pero se insiste en colocar al PT en medio. Hay jueces partidistas que sólo quieren criminalizar al PT. Un juez de esos ha sido el que ha impedido que Lula sea ministro, lo que es una prerrogativa de la presidenta. Lula no está condenado, no está preso. ¿Qué es esto?

P. Usted asegura que el impeachment a la presidenta Rousseff es un golpe envuelto en legalidad.

R. Sí. Hay una operación que se expande por el continente, a mi modo de ver, de generar golpes, que antes eran militares, y que ahora se desarrollan con ciertos aspectos de legalidad, a través de procesos constitucionales. Eso pasó en Honduras, en Paraguay y ahora se intenta hacer lo mismo en Brasil. El impeachment está en la Constitución, sí, pero para que sea legal tiene que haber detrás un delito, el denominado crimen de responsabilidad. Aquí se basa en ajustes contables y en cuentas presupuestarias aún no aprobadas. Por eso esto es realmente un golpe, y usted puede pensar que es justo, porque la presidenta es muy impopular, pero el impeachment no mide ni juzga la impopularidad.

El camino para sustituir a la presidenta son las elecciones de 2018

P. ¿Si el impeachment triunfa piensan recurrir a los tribunales?

R. Si se basa en lo que está basado ahora, sí.

P. ¿No sería mejor convocar elecciones anticipadas?

R. Eso sería una solución en un régimen parlamentario. Aquí se necesita una enmienda constitucional. Y necesitaría de una autorización del Congreso. Pero no pensamos que el impeachment triunfe. Lo que hace falta realmente en el país es una verdadera reforma política. La presidenta obtuvo un 54% de los votos. El partido que la sostiene, sólo un 12%. Eso obliga a hacer Gobiernos de coaliciones de casi una decena de partidos.

P. Con todo, la popularidad de Rousseff está bajo mínimos y hay una amplia contestación en la calle.

R. Los que salieron a protestar en la Avenida Paulista en São Paulo iban contra todo y contra todos. Cuando salimos a la calle lo hicimos en contra del impeachment, contra el golpe. Es la diferencia entre las dos manifestaciones: una sabe lo que quiere, la otra no. Fue masiva, sí. Pero la presidenta fue elegida por 54 millones de votos. No hay legalidad si usted suprime el voto popular. Puede haber 10 millones de descontentos, o 20. Pero el camino para sustituir a la presidenta pasa por las elecciones de 2018.

P. ¿Y cree que puede recuperar popularidad hasta entonces?

Con ajuste fiscal no se recuperará la popularidad perdida

R. Sí. Va a recuperar.

P. Pero tiene que hacer un ajuste fiscal…

R. Ah, no. Con ajuste fiscal no recupera. Con eso perjudica. En las crisis alguien tiene que perder. Y nuestra elección es que el que esté abajo no pierda. Nosotros criticamos desde el principio que la política económica de ella, más restrictiva, no era la que había prometido en la campaña electoral. Nosotros estamos contra el golpe y a favor de la democracia y del cambio de política económica.

P. ¿Y qué va a pasar en Brasil después de este terremoto continuo?

R. Todo esto tiene aspectos positivos. Uno de ellos es el de la movilización social, el del debate político. Tenemos que evitar que eso degenere en un clima de guerra, pero la democracia es regular lo que no es consenso. Por nuestra parte, por la del PT, lo bueno es que volvimos a ocupar las calles, algo que era muy difícil. Hemos creado un lazo fuerte con los movimientos sociales. Pero, en general, tenemos que separar la ignorancia y el odio de la tolerancia. Ha habido lugares en los que se impuso un clima de guerra civil.

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