La nuera de Bachelet, acusada de evasión fiscal
El fisco ha acusado ahora a la nuera de la mandataria y a otros cinco de utilizar facturas falsas para rebajar impuestos
El primogénito y la nuera de la presidenta Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos y Natalia Compagnon, fueron los personajes del año pasado en Chile. Apenas han concedido una entrevista cada uno desde que la prensa desveló en febrero la trama Caval, los polémicos negocios inmobiliarios de la firma que pertenece en un 50% a Compagnon. El Servicio de Impuestos Internos (SII) ha acusado ahora a la nuera de la mandataria socialista y a otras cinco personas de utilizar facturas falsas para rebajar impuestos, con unos 400.000 dólares de perjuicio al fisco.
Con esta querella, Compagnon queda a un paso de ser acusada formalmente por la Fiscalía que investiga las múltiples aristas del caso de la millonaria compra y venta de terrenos en plena campaña de 2013. Dávalos, mientras tanto, permanece como imputado por haber participado en una reunión clave para conseguir el préstamo bancario que posibilitó el negocio.
Pero pese a protagonizar una causa compleja que ha tenido a La Moneda y a la propia presidenta en graves problemas políticos, en Chile prácticamente no se sabe nada de la pareja Dávalos-Compagnon. Politólogos de 37 y 32 años, respectivamente, los padres de los únicos dos nietos de la mandataria no tienen trabajo estable, aunque tampoco han tenido que vender sus bienes. Apenas salen a la calle por miedo a los ataques, porque en Chile parecen personificar los distintos escándalos que han marcado la política local en los últimos meses. Un famoso personaje humorístico llamado Yerko Puchento ha criticado a Dávalos en la televisión. Determinados medios satíricos también han utilizado sus figuras con frecuencia. La pareja no descarta en el futuro emprender acciones legales en su contra.
Las pocas veces que se ha visto a Dávalos en público han sido polémicas. Como en el último Lollapalooza en Santiago (festival musical), poco después de que estallara el caso. Hace unos meses lo fotografiaron en el restaurante Lili Marleen, conocido por las imágenes del dictador Augusto Pinochet en sus paredes. En otra ocasión, una periodista de una cadena de noticias lo esperó fuera del colegio de sus hijos y el primogénito de Bachelet le contestó a sus preguntas con molestia.
Sin un empleo y consciente de las dificultades que tendrá para encontrar un trabajo en el sector público y privado, se ha dedicado como afición a la fotografía. Paralelamente, ha montado una pequeña empresa para contactar a artistas emergentes locales con galerías extranjeras, por lo que ha viajado a Estados Unidos y a Argentina. Sus viajes hicieron pensar a ciertos sectores que la pareja pretendía abandonar el país, pero en su círculo lo descartan totalmente mientras el caso Caval siga abierto.
La nuera de Bachelet hace las compras por Internet, después de que la insultaran en un banco y en un conocido centro comercial: “Cara de raja”, le dijo una mujer, lo que en Chile significa ser caradura. El pasado 8 de abril, cuando por primera vez declaró ante los fiscales, un grupo de manifestantes la atacó físicamente con tubos de plástico. La nuera de la presidenta ha pasado estos meses dedicada a sus dos hijos, de siete y cinco años, y a cultivar hortalizas en su hogar: lechugas, coliflores, pimentones, tomates y albahaca. Pero sobre todo se ha centrado en preparar su defensa judicial junto a sus abogados. En estas semanas, realiza los trámites para cerrar definitivamente la firma Caval que formó en sociedad junto a Mauricio Valero.
Relación dañada
La relación de la pareja con Bachelet está dañada. Aunque la mandataria sigue viendo ocasionalmente a sus nietos, ni su hijo ni su nuera la visitan. No estuvieron, como era costumbre, en la cuenta pública ante el Congreso del pasado 21 de mayo. Dávalos y Compagnon se enteraron por la prensa de que Bachelet había festejado su cumpleaños junto a sus amigos en septiembre. Tampoco pasaron juntos ni la Navidad ni la Nochevieja. La pareja está distanciada de la presidenta pero, sobre todo, del Gobierno en general: no reciben órdenes de La Moneda y no parecen tener un especial compromiso político con el Ejecutivo.
Embarcados en una cruzada que pretende demostrar que fueron víctimas de una operación política del propio oficialismo para dañar al Gobierno y a la presidenta, los Dávalos-Compagnon esperan en total hermetismo los dictámenes de la justicia.
2016: año electoral clave
El caso Caval no es el único que cruza política y dinero que ha explotado en los últimos meses en Chile. Una de las mayores tramas, que involucra a políticos de todos los sectores, tiene relación con los aportes ilegales para campañas políticas de parte de la empresa minera Soquimich, del exyerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou. Las esquirlas de la causa han llegado a importantes dirigentes de izquierdas.
Los negocios millonarios de Caval, sin embargo, dañaron directamente al Gobierno porque contradijo la esencia del relato de la propia presidenta: la austeridad y la lucha contra la desigualdad. Desde que estalló el caso, la popularidad de Bachelet no ha podido remontar y, con el fiscal terminando una etapa clave de la investigación, en La Moneda se observa con temor que la crisis tampoco se supere en 2016. Lo que ocurra en los próximos meses será importante para la futura conformación del escenario político: en octubre de este año se celebrarán las municipales, una medición de fuerzas ante las parlamentarias y presidenciales de 2017.
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