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Las protestas abren una brecha en el partido que acapara todo el poder

El presidente Gül advierte a Erdogan que las protestas son democráticas

Protestas en Turquía contra el primer ministro Erdogan.Foto: atlas

Los manifestantes siguieron ocupando este lunes las calles de Estambul y exigiendo la dimisión del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. Pero tras varios días de protestas ciudadanas y violenta represión policial, en Turquía han surgido los primeros signos de división entre los dirigentes políticos del país. “La democracia no consiste solo en votar, el mensaje [de los manifestantes] ha sido recibido. Vamos a hacer lo que sea necesario”, dijo el lunes el presidente de la República, Abdulá Gül, durante un acto oficial en Ankara. “La democracia no es solo tener elecciones, las manifestaciones pacíficas también son parte de la democracia”, insistió Gül, miembro de gobernante Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP).

En los últimos días, el primer ministro Erdogan ha repetido en varias ocasiones que las victorias del AKP y su mayoría parlamentaria le permitían tomar decisiones sin contar con la oposición. “Las protestas están organizadas por elementos extremistas”, dijo el jefe del Gobierno antes de iniciar un viaje oficial a Marruecos. “El hecho de que el AKP haya aumentado sus votos en tres elecciones consecutivas y haya ganado dos referendos muestra que la gente de esta nación acepta las políticas del AKP”, remachó.

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Por el momento, los principales partidos de la oposición apenas se han mostrado públicamente entre los manifestantes, quienes insisten en que su protesta engloba al conjunto de la sociedad, aunque la mayoría de los que se han echado a la calle son jóvenes de clase media urbana.

En un signo de lo que podría ser una incipiente institucionalización de las protestas, la Confederación de Sindicatos de Trabajadores Públicos, que representa a unos 240.000 afiliados, convocó una “huelga de advertencia” para este martes y este miércoles en protesta por la represión policial de las manifestaciones.

Mientras tanto, miles de personas tomaron de nuevo el centro de Estambul y mantuvieron las barricadas que cortaban casi todos los accesos al parque de Gezi y a la plaza de Taksim, epicentro de la protesta. También había al menos 14 barricadas entre Taksim y Besiktas, una zona situada a orillas de Bósforo donde se halla la oficina oficial de Erdogan en Estambul, y comenzaron de nuevo el lunes los choques entre manifestantes y policías.

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Sin embargo, el ambiente era festivo y de celebración en Gezi y Taksim. En el parque, había varias tiendas de campaña y cientos de personas sentadas en el césped mientras otras paseaban o y varios grupos bailaban y cantaban: “¡Erdogan dimisión!”. Varios grupos de voluntarios habían organizado un puesto para distribuir comida y bebida donadas. Ofrecían también agua y vinagre para protegerse de los gases lacrimógenos y vaporizadores con agua y antiácido para paliar sus efectos en los ojos y en la piel. Equipos de médicos voluntarios trataban a la gente herida en las protestas.

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“Queremos que Erdogan dimita y nos vamos a quedar aquí el tiempo que haga falta, nadie está pensando en irse a casa”, aseguró Gokce Gunac, una estudiante de periodismo de 27 años que se había ofrecido voluntaria para gestionar la distribución de comida.

“No es una guerra política, no queremos que los partidos intervengan, no queremos que la gente se olvide que esto era por los árboles y para defender nuestras libertades”, insistió Gunac, que además es miembro del equipo nacional de esgrima de Turquía.

La protesta fue surgiendo de forma espontánea tras la violenta respuesta policial la semana pasada contra unos pocos manifestantes que querían evitar las talas en el parque Gezi, donde el Gobierno quiere reconstruir un cuartel histórico de la época otomana para que funcione además como zona comercial. Finalmente, se convirtió en una protesta generalizada contra el “autoritarismo” del Gobierno y, en especial, de Erdogan, según los manifestantes. Las protestas se han extendido a otras ciudades del país, particularmente a la capital, Ankara, donde la policía ha detenido a 1.500 personas, según una diputada de la oposición, y en Esmirna, en la costa del Egeo. Las protestas también han ocasionado cientos de heridos, según los propios manifestantes, y el Sindicato Turco de Médicos confirmó la muerte de un joven, arrollado por un vehículo durante una de las manifestaciones.

La Bolsa de Estambul, el principal índice bursátil de Turquía, cerró el lunes con la mayor caída en una década, del 10,47%, hasta los 76.983,66 puntos, debido a la preocupación de los inversores por la escalada de protestas contra el Gobierno.

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