El negocio privado del petróleo de Guinea Ecuatorial
Un informe de Human Rights Watch acusa a Teodoro Obiang de apropiarse de las riquezas del país - La ONG pide a EE UU y España más presión diplomática sobre Malabo
El largo mandato de Teodoro Obiang Nguema en Guinea Ecuatorial está marcado por el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo en los años noventa. El 3 de agosto se cumplen 30 años de su golpe de Estado contra su tío Francisco Macías y pese a las promesas de democracia y prosperidad poco ha cambiado: no hay libertades, se encarcela a la oposición, se roban las elecciones y sólo crecen las cuentas privadas del presidente y las de su círculo íntimo.
El petróleo y la insignificancia política de su país en el concierto internacional (no es Irak, desde luego) le han permitido sortear las escasas presiones. El hecho de que la mayoría de las empresas petroleras que explotan la riqueza ecuatoguineana sean estadounidenses (Exxon Mobil, Marathon Oil, Amerada Hess y Vanco Energy), unido a las ansias francesas por entrar en el reparto de la extracción, le han blindado frente a los diferentes Gobiernos españoles, por lo general poco decididos a hacer frente al dictador porque España también tienen sus intereses en hidrocarburos.
En estos años de maná petrolero, el producto interior bruto del país africano se ha multiplicado por 5.000, convirtiendo a Guinea Ecuatorial (28.000 kilómetros cuadrados) en el cuarto productor de petróleo del África Subsahariana. Pero la lluvia de dólares apenas ha modificado el paupérrimo nivel de vida de sus 500.000 habitantes (800.000, según el Gobierno, muy interesado en hinchar las cifras para reducir el PIB per cápita y seguir recibiendo ayudas).
Un informe de 107 páginas de la ONG Human Rights Watch (HRW), hecho público hoy, cuando el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, visita Guinea al frente de una nutrida delegación, acusa al Gobierno de Obiang de saquear la riqueza nacional en beneficio propio y de sus amigos del clan de mongomo.
Como España o Italia
"Este es un país en el que la gente debería tener la riqueza per cápita de España o Italia y, sin embargo, vive en una situación de pobreza peor que la de Chad o Afganistán", señala Arvind Ganesan, director del Programa de Negocios y Derechos Humanos de Human Rights Watch. "Esto demuestra la corrupción y la mala gestión del Gobierno, y su insensibilidad con su propia población", agregó.
El informe de HRW pone dos ejemplos de las consecuencias del mal uso de los fondos petroleros. La mortalidad infantil ha pasado de 103 muertes por cada mil en 1990 a 124 por cada mil en 2007; la de menores de cinco años aumentó de 170 por cada mil en 1990 a 206 por cada mil en 2007.
El país ha vivido varios escándalos de corrupción que implican a funcionarios del Gobierno y sus familiares, recuerda el informe. En 2004, una investigación del Senado de Estados Unidos sobre los tratos de las autoridades de Guinea con el ya desaparecido Riggs Bank reveló detalles sobre el uso del presidente Obiang del dinero procedente del petróleo para financiar transacciones personales, entre ellas el gasto de 3.8 millones de dólares para la compra de dos mansiones en un elegante barrio de la capital estadounidense.
Los gastos de Teodorín
En 2006, el hijo mayor de Obiang, Teodorín, y al que muchos señalan como el posible sucesor, compró una propiedad en California valorada en 35 millones de dólares. En 2004, se gastó alrededor de 8.45 millones de dólares en mansiones y automóviles de lujo en Suráfrica. El único ingreso conocido de Teodorín es el salario mensual de 4.000 dólares que recibe como ministro del Gobierno. En dos años, el hijo del dictador gastó más de que lo que su padre dedica al presupuesto de Educación. Este ejemplo es de HRW.
Las últimas elecciones legislativas, celebradas en mayo de 2008, el Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE, el de Obiang) se hizo con 99 de los 100 escaños del Parlamento. La oposición democrática de la Convergencia para la Democracia Social (CPDS), que tenía dos diputados, pasó a uno. Pese a la ausencia de garantías, igualdad de oportunidades, censo no público, violencia y voto patriótico (enseñar la papeleta), los tres diputados españoles (Fátima Aburto (PSOE), Francesc Ricomá (PP) y Jordi Xuclá (CiU) que actuaron como observadores vieron en estos comicios avances democráticos.
Llamamiento a Obama
"Obiang controla el petróleo, el Gobierno y el país", señala Ganesan, de HRW. "Sin una presión internacional significativa, la inmensa riqueza de Guinea Ecuatorial seguirá siendo una máquina privada de hacer dinero para unos cuantos en lugar de un medio para mejorar las vidas de muchos", agrega.
"El Gobierno de [Barack] Obama debería adoptar una estrategia diferente a la de su predecesor [George Bush]", señaló Ganesan. "En lugar de ignorar la corrupción y los derechos humanos en favor de los intereses energéticos, puede dejar claro que la buena gestión gubernamental y el respeto por los derechos humanos son esenciales para la seguridad energética", agregó.
Human Rights Watch insta en las conclusiones del informe al Gobierno de Guinea Ecuatorial a que aplique políticas para la completa divulgación pública de su gestión de la riqueza procedente del petróleo, lo que incluye: hacer públicos sus presupuestos (que son secreto de Estado); identificar todas las cuentas del Gobierno en bancos extranjeros; aplicar la ley que exige a los funcionarios de Gobierno declarar sus bienes, y la comprobación de dichas declaraciones; y realizar una auditoria de las cuentas del Gobierno y hacer públicos los resultados.
Human Rights Watch apela a los gobiernos extranjeros, el de Estados Unidos y España sobre todo, para que ejerzan una presión concertada sobre Obiang para que mejore la situación de los derechos humanos; denieguen visados a los funcionarios del país implicados en casos de corrupción; e identifiquen todos los bienes de estos funcionarios en sus países, con la intención de confiscar los beneficios procedentes de la corrupción y devolverlos eventualmente a la población de Guinea Ecuatorial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.