Brown cae en las encuestas dos días antes del congreso Laborista
Algunos ministros respaldan al primer ministro frente a un sector del partido que busca un nuevo líder
El primer ministro británico Gordon Brown atraviesa un periodo de crisis en su gobierno dos días antes del congreso anual del Laborismo, en el que deberá defender su puesto. En una encuesta realizada por Ipsos Mori y publicada hoy, el Partido Laborista se sitúa por detrás de los Conservadores. Esta caída de la popularidad del partido gobernante tiene sus raíces en la crisis económica global, que en Reino Unido ha hecho que el HBOS, uno de los grandes bancos hipotecarios del país, se haya fusionado con Lloyds TSB para evitar su caída.
Según los datos hechos públicos hoy, el 69% de los encuestados no está de acuerdo con la política desarrollada por Gordon Brown y el 36% opina que los Conservadores tienen mejor percepción de los problemas económicos del país mientras que sólo un 27% apoya la forma de abordar la crisis del partido en el Gobierno. En cuanto a la intención de voto, el 52% de las personas que han contestado que votarán en las próximas elecciones, a mediados de 2010, respaldan a los Conservadores. Sólo el 24% ha respaldado a los Laboristas.
Julia Clark, directora de las encuestas políticas de Ipsos Mori, ha afirmado que es el resultado más alto obtenido por los Conservadores desde que las encuestas mensuales comenzaron en 1979. Clark no ve probable que Brown pueda recuperar el terreno perdido. "La gente está harta de los Laboristas".
Crisis económica
Las últimas cifras no ayudan a los laboristas, que llevan 11 años en el poder. El paro experimentó el mes pasado la mayor subida en los últimos 16 años y la comida y la energía resultan cada vez más caras para los británicos mientras los precios de las casas han caído de forma repentina.
El portavoz de Brown ha rechazado los resultados y ha afirmado que el Primer Ministro no presta atención a esos temas. "El Primer Ministro sólo se preocupa por los grandes conflictos que afronta el país en este momento y a la situación que atraviesan los mercados económicos", ha afirmado.
Sin embargo, esta disminución de la popularidad de Brown, sólo 15 meses después de reemplazar a Tony Blair sin que se celebrara ningún tipo de elección interna, ha generado múltiples protestas entre las filas laboristas, que han llegado a pedir la dimisión del primer ministro. Los disidentes quieren una nueva cabeza de partido para las próximas elecciones, a mediados de 2010.
Tensión interna
Jaqui Smith, la ministra británica del Interior, ha respaldado a Brown. Cuando le han preguntado si el partido debería celebrar unas elecciones internas y escuchar a los opositore ha contestado a una cadena de televisión de forma categórica. "No" ha dicho la ministra. También ha recibido el apoyo del ministro de Finanzas, Alistair Darling. El antiguo líder laborista John Prescott también ha salido en defensa de Brown, al que ha definido como "el mejor hombre para el trabajo" y ha defendido que el partido debe mantenerse unido.
Sin embargo, el secretario de Trabajo y Pensiones, James Purnell, que está considerado como uno de los posibles aspirantes dirigir el partido, no ha criticado a los rebeldes en una entrevista publicada hoy. Simplemente ha dicho que no está de acuerdo con lo que han hecho. Un sector del partido presentó el martes una petición oficial para que se abriera la posibilidad de enviar candidatos alternativos al liderazgo de Brown en el congreso que se celebra el próximo sábado, una petición que se desestimó al no reunir las 71 firmas que son necesarias (sólo 12 miembros del partido secundaron la petición). Ese mismo día se producía la primera dimisión de un cargo de importancia con la renuncia de David Cairos, vice ministro de Escocia.
A pesar del apoyo de varios ministros del gabinete, la encuesta podría avivar la revuelta dentro del Laborismo antes del la asamblea anual del partido, que comienza el sábado. Sin embargo, algunos miembros piensan que es difícil asumir otro cambio de primer ministro sin unas elecciones cercanas para respaldarlo y no ven claro, como apuntan las últimas encuestas, que los Conservadores las perdieran aunque cambiaran de líder.
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