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La vida de Timothy y la de los otros

Algun día contaré cómo conocí a Timothy. De momento, me limitaré a comentar su último artículo. Estaba cantado, sabía que lo escribiría y, de hecho, lo único que no sabía es dónde lo haría, si en su columna semanal, que distribuye por todo el mundo y que publicamos nosotros en el suplemento Domingo, o en alguna otra publicación. Ahí está su artículo, ‘The Stasi on Our Minds’, publicado en The New York Reviews of Books, donde reseña ampliamente y al detalle ‘La vida de las otros’ de Florian Henckel von Donnersmarck y el libro del mismo nombre con el guión y algunos textos adicionales que ha publicado Suhrkamp y que espero merezca la atención de algún editor español.

Sabía que sucedería porque cuando vi la película me di cuenta enseguida de que era exactamente el mismo tema y el mismo ambiente que el relato de Timothy Garton Ash, ‘The File’, en castellano ‘El expediente’ (Tusquets). Considero a Timothy como uno de los mejores periodistas y ensayistas sobre la política europea contemporánea, y ahí están sus columnas, artículos y libros para demostrarlo, pero todavía sigo pensando que su libro más destacado y original es ‘El expediente’, donde narra su experiencia personal con la Stasi y el descubrimiento de que prácticamente todo su entorno personal durante su prolongada estancia en la República Democrática de Alemania eran agentes o confidentes de la policía política comunista que se dedicaban a dar parte de sus actividades como sospechoso que era –cualquiera era sospechoso, todos eran sospechosos- en aquel estado policial.

La reseña confirma lo que ya esperaba y lo que cualquier lector de ‘El expediente’ puede también considerar: el mismo mundo, la misma atmósfera, los mismos problemas políticos y morales. Quien haga turismo hoy en Berlín puede visitar todavía los restos arqueológicos del régimen y los escenarios de la película: los grises edificios de apartamentos, la avenida Karl Marx (que quiso ser los Campos Elíseos del comunismo), el museo de la Stasi donde antes estuvo la sede del ministerio del Interior, en Normanenstrasse, o la cárcel y centro de interrogatorio de Hohenschönhausen. La Stasi se ha convertido en símbolo del totalitarismo comunista, como la Gestapo y las SS lo son del nazismo, ambos made in Germany, tal como se encarga de subrayar con cierto Garton Ash.

De hecho, ésta es la cuestión central que suscita la película en el comentario de nuestro historiador del presente. Que el nazismo es el campeón del mundo de la derecha totalitaria no hay lugar a dudas. ¿Pero puede decirse lo mismo del régimen comunista alemán y de su Stasi? Los millones de muertos en el Gulag, las hambrunas y asesinatos del maoísmo, los campos de la muerte de Pol Pot superan sin duda todo lo que pudo hacer el régimen de la República Democrática Alemana. “¿Por qué entonces la palabra Satsi –no el KGB, los Guardias Rojos o los Kmer rojos- se ha convertido rápidamente en sinónimo global del terror comunista?”. La respuesta de Garton Ash trasciende de lejos el filme y tiene que ver con la actitud que adoptan las distintas sociedades ante su propio pasado, ante la historia.

Acabamos de escuchar y leer los discursos electorales del presidente Sarkozy en los que rechaza cualquier arrepentimiento respecto al pasado de Francia: “Aquí no nos gusta el arrepentimiento, esta moda execrable que quiere hacer expiar a los hijos las supuestas faltas de los padres. Aquí no nos gusta el arrepentimiento, que es la denigración sistemática de Francia y de su historia. Detesto esta forma de arrepentimiento que es una forma de detestación de sí mismo porque sólo tenemos un país. Detestarlo es detestarse a sí mismo. Detesto este arrepentimiento que es una falsificación de la historia de Francia. Porque Francia no debe tener vergüenza alguna de su historia. (…) Tenemos todo el derecho de estar orgullosos de nuestro país, de su historia, de lo que encarna, de lo que encarna todavía a los ojos del mundo. Porque Francia no ha cedido jamás a la tentación totalitaria. No ha exterminado jamás a un pueblo. No ha inventado la solución final, no ha cometido crímenes contra la humanidad ni genocidios”.

‘La vida de los otros’, para Garton Ash, subraya exactamente la actitud opuesta a la de Sarkozy por parte de una sociedad que basa su autoestima e incluso su sentimiento nacional en el reconocimiento de los horrores del pasado y en el arrepentimiento: “La Alemania en la que se ha producido este film, en los primeros años del siglo XXI, es uno de los países más libres y civilizados de la tierra. En esta Alemania, los derechos humanos y las libertades están más celosa y efectivamente protegidos que (me apena decirlo) en las patrias tradicionales de la libertad que son el Reino Unido y los Estados Unidos. En este buen país, la profesionalidad de sus historiadores, la habilidad investigativa de sus periodistas, la seriedad de sus parlamentarios, la generosidad de sus mecenas, el idealismo de sus presbíteros y moralistas, el genio creativo de sus escritores y también el fulgor de sus cineastas, todo combinado, cementa en la imaginación mundial la más indeleble asociación entre Alemania y el mal. Sin estos esfuerzos, Alemania no se habría convertido nunca en tan buen país. En todos los anales de la cultura humana, ¿ha habido acaso una conquista más paradójica?”.

Creo que las memorias de Günter Grass, ‘Pelando la cebolla’, inciden en el mismo problema: el escritor alemán se enfrenta crudamente a su pasado en vez de encaramarse en ejercicios de narcisismo y de falseamiento, como suele ser lo habitual, sobre todo por parte de escritores con pasado (véase el caso español). Vais a perdonarme por una última referencia libresca. El historiador británico Tony Judt considera en ‘Posguerra’ que esta actitud de asunción del pasado y de arrepentimiento es el auténtico ser europeo, lo que nos identifica a los europeos en cuanto a tales. Por eso cabe temer que Sarkozy, de seguir en esta línea sin complejos, regrese al nacionalismo francés más tradicional y vaya alejándose poco a poco de la idea de unidad europea que compartieron como mínimo los tres últimos presidentes (Giscard, Mitterrand y Chirac).

Comentarios

Si la alemania actual es tan maravillosa, de dónde salen todos esos neonazis que se ven por la calle con la mano alzada? Y todos esos nostálgicos del totalitarismo del este que se manifiestan aún con símbolos comunistas?
Con Alemania creo que sucede algo curioso, según mi modesta experiencia: las opiniones desde el extranjero que son críticas con la Alemania contemporánea suelen venir de personas que jamás vivieron o visitaron con sosiego este país. En cambio, un 95% de los que han vivido allí cuentan maravillas de su modelo político, del debate social, de su sólida economía, de una vida cultural inacabable, etcétera. Esta especie de ‘síndrome de Estocolmo’ no lo he visto tan explícito en otros países. El artículo de Garton Ash es una ‘oda’ a Alemania que ese 95% suscribiría: “The Germany in which this film was produced, in the early years of the twenty-first century, is one of the most free and civilized countries on earth. In this Germany, human rights and civil liberties are today more jealously and effectively protected than (it pains me to say) in traditional homelands of liberty such as Britain and the United States. In this good land, the professionalism of its historians, the investigative skills of its journalists, the seriousness of its parliamentarians, the generosity of its funders, the idealism of its priests and moralists, the creative genius of its writers, and, yes, the brilliance of its filmmakers have all combined to cement in the world's imagination the most indelible association of Germany with evil. Yet without these efforts, Germany would never have become such a good land. In all the annals of human culture, has there ever been a more paradoxical achievement?” En estos primeros años del siglo XXI creí ver que en Europa empezaba una segunda fase de la recuperación de la memoria del Holocausto y de los otros crímenes ejecutados por el fascismo (represión política, limpieza étnica de los pueblos gitanos, persecución de la homosexualidad, etcétera). Europa admitía poco a poco que Hitler no estuvo solo, que el racismo ha existido en todo el Continente y que aquel horror fue posible porque gobiernos, comunidades y pueblos de Europa Occidental y Oriental secundaron el nazismo. En Francia hubo un régimen (Vichy) que ordenó el envío de su comunidad judía a los campos de exterminio. Este caso concreto lo comento por las palabras citadas del señor Sarkozy. Tremendo retroceso y muestra de que quizá por desgracia todavía deberá esperar el ‘Vergangenheitsbewältigung europeo’.
La historia de occidente esta plagada de crimenes y genocidios cometidos en nombre de una supuesta superioridad cultural; el hecho de que Alemania sea cultural y economicamente avanzada nunca fue ni (lamentabemente) creo que será óbice para que sus habitantes sean racistas, ello por lo mismo de creer que fuera de ellos no hay ni cultura ni civilización que valga la pena; ademas deberiamos de preguntarles a los turcos residentes en Alemania si les parece justo que por mucho que vivan alla muchos años, ni siquiera tengan derecho a optar por la nacionalidad alemana. Señores tener la mejor tecnica y la mejor ciencia no nos hace necesariamente mejores seres humanos, recordemos que Hitler contó con los mejores juristas (Schmitt) los mejores propagandistas (Goebbels), los mejores arquitectos (Albert Speer) las mejores cineastas (Leni Riefestahl), etc. etc.
Hace un año estuve unos días en Berlín, y nunca antes en ningún otro lugar había sentido tanto el peso de la historia en cada cosa que veía. Las huellas aun no están borradas del todo, y el recuerdo permanece, lo cual es honroso y da referencia de la madurez de Alemania. Sin embargo, por otro lado, si bien la reflexión del reconocimiento y asunción de culpa del pueblo alemán, es certera (obvia), lo que dudo es que dicha asunción de culpa tenga que ver con el habilidad técnica y capacidad intelectual de un país que siempre ha dado personajes geniales a lo largo de su historia y que también en las maldades mas repugnantes fue eficiente y perfeccionista. En cualquier caso, valga su artículo, primero para reflexionar sobre como un pais reconoce, frente a otros (España por ejemplo) que entran en modas revisionistas y relativistas que realzan los logros de la dictadura, y que liderados por algunos historiadores, han tenido eco en sectores de la derecha mediática y política. Por último aprovechar para subrayar mi admiración por Timothy Garton Ash, sus artículos son brillantes, amenos, documentados y excelentemente escritos, y también por la película "La vida de los otros" que aparte de constituir un valor intelectual que hace que sea de obligado visionado para cualquiera, desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, puedo afirmar que posiblemente sea la mejor película de la temporada.
Por ahí vamos acertando respecto a Sarkozy. Es la derecha "sin complejos", orgullosa, soberbia, encantada de haberse concebido. Recomiendo a los escépticos y a los interesados en el debate sobre la manipulación de la memoria y del olvido, un libro maravilloso: "Sobre la Historial Natural de la Destrucción", autor W.G. Sebald. Sarkozy debería leerlo para comprender el significado de arrepentimiento.
Buenas tardes..como joven cientifico que esta haciendo su carrera en tierras germanas, creo que mi opinion en este caso por lo menos es documentada. Sinceramente creo que la revision de la memoria historica es una gran necesidad,especialmente en la vieja Europa donde todos sus miembros principales en algun periodo de la historia han cometido genocidios y crimenes excecrables contra la humanidad. En la Alemania de mi tiempo, parece sacada de otra dimension comparada con la historia de sangre y totalitarismos que ha recorrido este pueblo,caso bastante similar a la Espana de hoy. En verdad es uno de los paises mas civilizados en los que he vivido y el respeto a la gente como a sus opiniones es mas que admirable.Sus politicos(cosa increible) parecen que se ocupan de las cosas que de verdad le importan a la gente y aunque la verguenza de los crimenes de su pasado todavia les persigue, pueden levantar la cabeza bien alta sabiendo que son el pais que mas radicalmante ha cambiado en Europa (en mi opinion para bien) ideologica, economica y artisticamente en el siglo pasado. Por eso creo que el debate de memoria historica es mas que necesario en nuestra sociedad para que los jovenes tengamos asi una version completa de los hechos sin culpables ni victimas, pero simplemente para que no se nos olvide jamas los errores de nuestros padres y sabernos lo privilegiados que somos de vivir en una sociedad como la actual. Por eso creo que en Francia, pais al que adoro, esta por vivir un retroceso todavia mas grande que con su antecesor Chirac, pues la soberbia mal digerida y las ganas de ser presidente a cualquier costa solo crean manifestaciones del tipo de "Francia no tiene nada de que arrepentirse" como si ello fuero corrosivo y pernicioso y no solamente algo que debe pertencer la historia de, en mi opinion cada pais europeo. Por ultimo demostrar mi admiracion hacia el Sr.Garton Ash a quien considero el unico periodista capaz de escribir "historia anovelada" como Unamuno ya anticipo en su libro paz en la guerra. Muy acertado debate Sr. Bassets.
Tiene razón de recomendar el libro "El expediente" de Timothy Garton Ash. Es magnífico. Debe ser alucinante descubrir en un dossier que tus amigos y tus conocidos te espiaban y luego se lo contaban a la Stasi... También recomiendo a todos aquellos que no hayan visto la película "La vida de los otros" que la vayan a ver al cine o la alquilen. Sencilla y buena.

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