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Sophie Turner, embarazo y un largo descanso un año después de ‘Juego de tronos’

La actriz, que espera un hijo con Joe Jonas, ha desvelado que padece depresión desde hace más de cinco años por la exposición mediática que sufre

La actriz Sophie Turner, el pasado enero en Los Ángeles.
La actriz Sophie Turner, el pasado enero en Los Ángeles.Amy Sussman (WireImage)
El País

Que Sophie Turner y Joe Jonas van a ser padres se sabe desde febrero, cuando contactaron con su familiares y amigos para darles la gran noticia. Algo de lo que se hicieron eco los medios estadounidenses y de lo que el matrimonio prefirió no hablar públicamente. Sin embargo, ya han pasado unos meses y el estado de gestación ya es evidente en el cuerpo de la actriz de 24 años. Durante un paseo, al que han salido con mascarillas debido a la crisis del coronavirus, han sido fotografiados y las imágenes han dado la vuelta al mundo. Hay un nuevo Jonas en camino.

Poco después de que varios amigos comunes les presentaran, Turner y su marido comenzaron a salir en 2016 y anunciaron su compromiso al año siguiente. Sin embargo, no lo oficializaron hasta hace unos meses debido a sus ajetreadas agendas. Él se encontraba inmerso en la gira de su grupo DNCE, además de preparar el regreso de los Jonas Brothers, mientras que ella debía rodar la última temporada de Juego de tronos.

Aunque la espera se hizo larga, finalmente celebraron dos bodas. La primera se celebró en mayo de 2019, en Las Vegas, con una ceremonia oficiada por un imitador de Elvis Presley, como suele ser habitual en esta ciudad estadounidense. Una celebración muy variopinta, en la que los novios se intercambiaron anillos de caramelo y posaron ante un Cadillac de color rosa de los años cincuenta. En cambio, el segundo enlace fue más formal y en un entorno más idílico. La pareja eligió para este día con sus familiares y amigos más íntimos el Chateau Tourreau, en la Provenza, al sur de Francia, un castillo de 1612. Después, se marcharon de luna de miel a las Maldivas, donde disfrutaron de paseos en barco y playas de ensueño en un lujoso resort.

Ese mismo año supuso el fin de una era para Turner. En mayo se emitió el episodio final de la serie de HBO que la catapultó a la fama. Ocho temporadas en las que se vio crecer a su personaje, Sansa Stark, y a ella misma, pues fue seleccionada en el casting con tan solo 13 años. Durante toda su adolescencia y parte de su juventud se ha dedicado a este proyecto de gran éxito; su primer trabajo. Casi una década al lado de actores como Emilia Clarke, Maisie Williams y Kit Harington. Con este último protagonizó uno de los momentos más emotivos de los premios Emmy, celebrados el pasado septiembre: un abrazo que recordaba al reencuentro de sus personajes en la trama.

La actriz ha ido compaginando la serie con otros proyectos a medida que se hacía un hueco en la industria del entretenimiento. Su debut cinematográfico fue de la mano de la directora española Isabel Coixet con Mi otro yo. A partir de 2015 se unió a las películas de la saga de X-Men, donde interpretó a Fénix Oscura.

Su cada vez mayor exposición mediática, trajo consigo una depresión que padece desde hace seis años, según contó Turner durante una entrevista en un podcast el año pasado. Los comentarios negativos y “el escrutinio de las redes sociales”, en las que algunos usuarios la insultaron por haber ganado peso en su pubertad, le habían afectado. Le ayudó la terapia, pero también su relación con Joe Jonas. “Ahora me quiero a mí misma, o más que antes, creo. No pienso que me quiera mucho, pero estoy con alguien que me ayuda a darme cuenta de que tengo ciertas cualidades positivas, supongo”, explicó. “Cuando alguien te dice cada día que te quiere, te hace pensar los motivos por los que te quiere y también quererte un poco más a ti misma. Así que sí, me quiero”.

Tampoco ayudó el percatarse de que llevaba una vida distinta a la gente de su edad. Sufrió al verse sola cuando sus compañeros se empezaron a ir a la universidad y a dejar sus casas mientras ella seguía viviendo con sus padres y trabajando. De hecho, contó que no tenía ganas de ver a sus amigos, de quedar con ellos: “Solo lloraba y lloraba y pensaba: 'No puedo salir. No quiero hacer nada”. Su participación en la serie le encantaba, pero tuvo que pagar un alto precio por ello.

Un trabajo por el que cobraba tres veces menos que Kit Harington, que encarnaba a Jon Snow. Algo que Turner negó que fuera machista ya que consideraba que el papel de su compañero tenía mayor relevancia en la ficción. De hecho, a diferencia de muchos, siempre ha considerado que Juego de tronos es una serie feminista. “Está basada en algunos aspectos en la guerra de las Dos Rosas y, como se basa en aquella época, tenemos que respetar los límites sociales del patriarcado de entonces para que sea más realista. Pero las mujeres en la serie han roto con eso. Tienen tanto poder como los hombres”, dijo a EL PAÍS en 2016.

Por el momento, no tiene ningún proyecto en su agenda. Turner ha revelado en algunas ocasiones que al finalizar Juego de Tronos pretendía tomarse una buena temporada de descanso. Tras la serie solo presentó dos proyectos más y está pendiente del estreno de un tercero.

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