Los vinos blancos que maridan con todos los platos de la Navidad
La Denominación de Origen Rías Baixas nunca falla: sus vinos son el secreto para unas fiestas más que sabrosas. Del langostino al turrón, no hay armonía festiva que se le resista
Elegir un vino para las comidas y cenas navideñas es todo un compromiso. Si lo que se busca es apostar a caballo ganador, los vinos blancos de la Denominación de Origen (D.O.) Rías Baixas son la mejor opción. Si triunfan en las navidades de España, Estados Unidos, México, Reino Unido y cada vez más países, será por algo. La clave está en su versatilidad, que los hace perfectos para combinar con todo, desde aperitivo al postre.
Por sus características de vinos frescos, de buena acidez y esos toques salinos que atestiguan la influencia del océano Atlántico en los viñedos y el terreno donde crecen, son una armonía perfecta para los platos con sabor a mar: berberechos, vieiras, mejillones.... Hasta aquí, lo habitual: los vinos, procedan de la región que procedan, siempre suelen encontrar grandes maridajes en su gastronomía local.
Perfectos para sushi, ceviches o incluso carnes al horno
Los vinos D.O. Rías Baixas llevan décadas demostrando su extraordinaria calidad, cosechando premios y conquistando nuevos mercados internacionales. Representan una apuesta segura para esa bandeja de sushi o ese ceviche que llegan a la mesa de Nochebuena o Nochevieja. Son vinos frescos, largos en boca, afrutados, salinos y con buena acidez, por lo que van de miedo con los platos y las gastronomías exóticas. Más allá de Japón y de Perú, estos blancos gallegos son excelentes acompañantes para los tacos mexicanos, los curris indios o los arroces tailandeses.
Pero donde un vino se la juega realmente es en el plato principal. Y en estas fechas abundan las mesas en las que reina una carne al horno. Una vez más, las referencias de la D.O. Rías Baixas salen airosas de este reto en el que suelen aparecer también salsas, gratenes, compotas… Su acidez, frescura y esos toques cítricos y afrutados tan característicos, realzan los sabores de las carnes, limpian el paladar entre bocado y bocado y hacen de contraste con los toques grasos de los platos fuertes navideños. Su ligereza los hace ideales para combinar con comidas copiosas como las de estas fechas. Y si la potencia de la carne es importante, Rías Baixas esconde un as en la manga con sus tintos, ligeros, frescos y muy apreciados, especialmente fuera de España.
El secreto del éxito: la uva Albariño
La influencia del Atlántico, los suelos graníticos y con esquistos y la orografía singular de las Rías Baixas hacen de la zona el hogar perfecto para la uva Albariño, principal materia prima de los vinos D.O. Rías Baixas. Es una variedad autóctona y noble, que se adapta como un guante a los otoños borrascosos, inviernos y primaveras lluviosos y frescos y a los veranos cada vez más cálidos de la costa gallega (sí, lo de Galifornia va en serio) y al sistema de cultivo en emparrado. Quizá por ello, pese a que los Albariños se elaboran por todo el mundo, en ningún otro lugar alcanzan la misma calidad que aquí.
Además, en Rías Baixas suele decirse que hay un Albariño por cada una de las cinco subzonas de la Denominación de Origen. Las navidades pueden ser el momento perfecto para hacer comparativas entre los Rías Baixas de O Salnés, O Rosal, Soutomaior, Condado do Tea o Ribeira do Ulla. Buscar semejanzas y diferencias nunca había sido tan placentero.
Un mundo de coupages y elaboraciones diferentes
Si bajo la marca D.O. Rías Baixas no aparece la palabra “Albariño”, no es que no sea un vino de la D.O., sino que simplemente no es un 100% Albariño e incluye otras variedades de uva autóctonas como Caíño, Loureira o Treixadura, entre otras, que aportan matices diferenciales. El resultado de estas mezclas varía según las subzonas. Los de Condado do Tea y O Rosal son más afrutados y con una acidez más equilibrada. Pueden ir bien con pescados o con tablas de ibéricos.
Por su parte, en los Rías Baixas Val do Salnés o Ribeira do Ulla la acidez es más destacada y puede aparecer un toque de aguja ⎯una pequeña sensación gaseosa que hace cosquillas, sobre todo en la lengua⎯ que los convierte en opciones estupendas para bocados de notas muy marítimas, como las ostras o los erizos de mar. ¡Planazo!
Para las carnes potentes, Rías Baixas esconde un as en la manga: tintos, ligeros, frescos y muy apreciados, especialmente fuera de España
Vinos de guarda y espumosos: más opciones en la mesa
Y si alguien aparece con un Rías Baixas de añadas anteriores a la 2022, toca recibirlo como se merece. A los muchos atributos de los vinos de esta Denominación de Origen se une su gran capacidad de envejecimiento, tanto en botella como sobre sus lías en depósitos de materiales cada vez más diversos. Si se guardan, ganan en volumen y se maximizan sus matices en nariz y en boca. Cada vez más bodegas de las Rías Baixas apuestan por estas elaboraciones. Es en esos momentos cuando la palabra “versatilidad” adquiere su sentido más pleno. Los vinos Rías Baixas de guarda son capaces entonces de maridar con pescados grasos a la parrilla, guisos de caza o tablas de queso. Al mismo tiempo, la complejidad adquirida también les permite llevarse bien con platos de sabores delicados, como las setas.
Y en el momento del postre, conviene pensar en los Rías Baixas espumosos, aunque en Galicia, cada vez son más recomendados para los aperitivos. Su frescura los hace idóneos para empezar con canapés y embutidos, pero también para disfrutar de quesos como un San Simón da Costa gallego o su vecino el Cabrales de Asturias. Y como lo que bien empieza, bien acaba, esta es la mejor manera de cerrar una comida o cena especial: con una copa de vino Rías Baixas en la mano. ¡Salud!