Mendilibar: “Soy el antientrenador moderno, no llevo tableta”
El entrenador del Eibar, que este domingo recibe en Ipurua al Real Madrid, dialoga con el exseleccionador español sobre el pasado, presente y futuro del fútbol
José Luis Mendilibar (Zaldibar, Vizcaya, 59 años) es el entrenador en activo que más temporadas lleva entrenando de manera consecutiva en Primera, 14. Las seis últimas en el Eibar. Solo Simeone lleva más en el Atlético, 10. Antes había hecho carrera larga como futbolista entre Segunda (nueve) y Segunda B (seis), pero nunca llegó a jugar en Primera. Mendi, como le llaman sus allegados, recibe el pasado viernes a Vicente del Bosque (Salamanca, 69 años) en un palco del coqueto Ipurua y antes de zanjar el estrechón de manos ya están hablando de lo suyo, el fútbol. Saben que comparten una parecida versión sobre el pasado, presente y futuro de este juego que les apasiona y forma parte de su vida.
Del Bosque. ¿Recuerdas que, a pesar de la diferencia de años, hemos jugado en contra?
Mendilibar. Sí, algo sé, a lo mejor no me acuerdo tanto como tú, pero sé que nos hemos enfrentado en Segunda, tú como entrenador del Castilla y yo como jugador del Sestao. Un año ganamos en el Bernabéu y metí el gol.
D. B. La imagen que tengo del Mendilibar jugador era la de un futbolista muy técnico, de mucha calidad, centrocampista avanzado pero un poco frío. Pero como entrenador te gusta la intensidad, la agresividad defensiva y ofensiva.
M. Es verdad. Era tecniquillo, rapidillo… Era todo en illo. No me daba para llegar a Primera. Me faltaba un poco, bueno, bastante casta. Desde que comencé a entrenar en Preferente, mi pensamiento fue que a esos que son tecniquillos y rapidillos les tengo que imprimir la casta para que lleguen donde no llegue yo. Jugué un amistoso solo con el primer equipo del Athletic siendo jugador del filial con Iñaki Sáez de entrenador. Jugué muy mal y no me llamaron más. Ni para entrenarme.
D. B. ¿Cuándo te retiras ya piensas en ser entrenador?
M. No, fue bastante después. Hasta los 24 años solo pensaba en jugar al fútbol, pero no pensaba en los demás, solo en mí. Fue con Irureta de entrenador cuando ya empecé a pensar en el fútbol global. Me entró el gusanillo. Pero los títulos los saqué tarde. Con 33 años. Jabo fue el que más me influyó. Pensé que tenía que seguir manteniendo a la familia y lo que había hecho toda la vida era el fútbol.
“Hay técnicos que tienen tuercebotas y quieren el balón”José Luis Mendilibar
D. B. Lo mío es peor. No quería ser entrenador. Quería ser formativo. Cuando me subieron al primer equipo, intentaba hacerlo como cuando estaba con los chavales, poco más o menos. En cuanto al contenido, pocas diferencias. Nos fuimos adaptando. Al jugador hay que darle algo que le atraiga.
M. Si cuando viene a entrenarse se aburre, malo. No te va a dar todo lo que tiene dentro.
D. B. Después de la gran aventura en Lanzarote, tuviste un recorrido impecable. La primera etapa en el Eibar y después por Valladolid, Osasuna, Levante… Pero en medio está tu experiencia en el Athletic. Quizás la que más deseabas como buen vizcaíno, aunque me han dicho un pajarito que eres de la Real.
M. De crío eres de un equipo y una cuadrillita de amigos nos hicimos de la Real. No era todavía la época de la Real campeona. Me hice por cabezonería y por llevar la contraria. Cuando llegué al Athletic pensaba que me iba a ir bien. Conocía a jugadores que había tenido antes. No sé por qué, pero no entré bien en ese grupo. Y estuve 10 jornadas. Me dieron poco tiempo pero los resultados eran los que eran. El Athletic es un club que siempre mira para arriba y la afición no sabe estar de la mitad de la tabla para abajo. Lo peor es que la familia también lo pasa mal, casi peor que tú, que estás dentro. Fue la primera vez que me echaron de un equipo y un amigo me dijo: “Ahora ya eres entrenador de verdad”.
D. B. Quiero hablar de un jugador muy bueno, David Silva. Vosotros colaborasteis mucho para su formación cuando vino al Eibar.
M. Cuando vino no le habíamos pedido. Nos faltaba un zurdo. Era la última semana. Nos lo ofrecen del Valencia B. Le queríamos para jugar por banda izquierda y no sé si llegó a jugar nunca ahí. Le metimos por dentro. Era competitivo. Lo ves pequeño, no hablaba, pero era fuerte. Entrenábamos en un campo de rugby, con barro y él no se achicaba, le daban unas hostias buenas y él también se metía en el ajo. Era muy bueno. Aquí comenzó a saber competir un poco más, pero el bueno es él, no hicimos gran cosa. Ha sido muy bueno, pero no ha sido más porque no ha estado ni en el Madrid ni en el Barcelona. Si hubiera estado allí, estaría a la altura de Iniesta, de Xavi, aunque que yo creo que lo está.
D. B. Al que no me imagino en Eibar es a Inui. Un japonés entrar por estas calles, sin saber español y, sin embargo, le habéis sacado un rendimiento…
M. Llevo entrenando veintitantos años y no ha habido ningún jugador que haya entendido lo que le pido como él. Es un fenómeno. No habla ni hostia… Pero creo que te entiende todo. Ha aprendido a protestar desde que fue al Betis. Me entiende con la mirada. Muy buen tío.
D. B. Algo que llevo muy mal son los gestos que hacen ahora los jugadores cuando les cambias. Me produce desazón. El otro día, João Félix montó un número: tiró la botella, no cogió la mascarilla, no le dio la mano al entrenador… Me sabe muy mal. No se dan cuenta de que no se meten con el entrenador, se meten con su compañero. ¿No se podrá corregir eso?
M. La prensa siempre le va a sacar la cara al jugador, nunca al entrenador. Si te han cambiado, es por algo. En ese partido no la había tocado. Lo que estaba dándole el entrenador era vida para el siguiente partido. ¿Con ellos mismos no se enfadan, no? Ellos piensan que en esos minutos de la basura pueden meter un gol y sus estadísticas personales suben, aunque para el equipo no valgan nada si el partido está sentenciado. Ahora son todos números, de fútbol hablamos poco. Hablamos de cuánto han corrido, cuánto han tirado, la velocidad de los tiros… ¡Vamos a hablar de fútbol! Es más fácil hablar de estadísticas que del juego…
“Me pone de mala leche los jugadores que se quejan tras los cambios”Vicente del Bosque
D. B. Hemos hablado del Mendilibar jugador, el Mendilibar entrenador es intenso en ataque y en defensa. Si los tienes que mandar a todos adelante, los mandas.
M. Ahí no he cambiado desde que empecé en Preferente. Cambio cosas, pero la idea es siempre la misma. Jugar más cerca de la portería contraria que de la mía. Si juego cerca de la mía, a cualquier error, gol. Tener el balón por tenerlo, no quiero.
D. B. Hay ahora una novedad del reglamento que incide en el inicio del juego y parece que el que no comienza el juego desde atrás comete un pecado.
M. Ahora el pase largo no existe. Parece que es un pelotazo. Un despeje tampoco existe. Ni una entrada. Ahora solo se habla de defender con el balón. ¡Qué cojones vas a defender con el balón!
D. B. Hay equipos que no lo pueden hacer por la calidad de sus jugadores, va en su contra.
M. Eso es, eso es. Álvaro Cervera lo dijo el otro día. Él no está en contra de tener y pasar el balón, pero si tienes jugadores adecuados para eso. Hay algunos entrenadores que quieren hacer eso con unos tuercebotas de jugadores que no lo pueden hacer. Si yo tuviese los mejores centrales del mundo, lo mismo lo intentábamos un poco más. Pero cuando hay que pegar, hay que pegar. El entrenador que sabe en cada momento lo que tiene que hacer es el mejor del mundo. Yo soy un poco cabezón en ese sentido. Yo siempre aprieto. Alguna vez tendría que replegar un poco más. Tengo ese defecto, pero lo siento, es que me gusta apretar. Acotamos riesgos, pero creo que nuestro jugador cree en eso. Lo que quiero es que hagamos lo que entrenamos…
M. Pero estamos hablando más de mí que de ti. Y tú has entrenado a la selección, al Real Madrid… Yo no he llegado a esa altura, ni creo que vaya a llegar…
D. B. ¿Has perdido la ilusión de poder llegar a entrenar a un grande?
M. Te estoy preguntando yo a ti… ¿Cómo se entrena en esos equipos? ¿Cómo es el día a día? ¿Cómo son las grandes figuras?
D. B. Lo he hecho como lo podías hacer tú. Con toda normalidad. Cuando cambié la tierra de la Ciudad Deportiva por el primer equipo, apenas cambié nada. Mi forma de ser era la misma. Lo peor que puede tener un entrenador es intentar imitar a alguien. Tienes que ser como eres. Si eres soso, eres soso. Lo intenté llevar de la mejor manera posible. Y tengo que decir que los jugadores que he tenido han sido muy majos. Tendría que rebuscar y escarbar para encontrar uno que no tuviera un comportamiento correcto. Tuvimos buena suerte con ellos, y en los tiempos de los Figo, Zidane… si teníamos que sustituir a alguien, lo hacíamos con naturalidad y casi no nos crearon ningún problema. Y luego en lo técnico-táctico, lo táctico está creciendo más ahora, pero soy muy creyente de lo técnico. Me gustan los controles, un buen remate de cabeza…
M. Hablando de técnico, ¿qué jugadores eran más técnicos: los de antes o los de ahora?
D. B. No creo que haya una gran diferencia. Por las imágenes que se ven en televisión, ahora parece que se ha ganado en punta de velocidad, que se hacen las cosas más rápidas.
M. Para mí, eran más técnicos los de antes. La técnica se basaba en el control y el pase. En pocas cosas más.
D. B. Eso es lo mejor porque el que no sabe regatear, no sabe regatear. Soy partidario del control y el pase, que el balón llegue pronto al destino. Darle velocidad al juego. No empujarla.
M. Eso es. Que suene el balón. Que el que recibe se tenga que mover un poco, pero que el balón le llegue, no se pare por el camino. Que el sonido guste. Hoy en día hay más habilidad, pero le digo a los míos que tienen mucha suerte con lo troncos que son.
D. B. Un ejemplo, a Raúl a lo mejor no le metes en el grupo de los muy técnicos, pero tenía una técnica ante el gol que no la tenía ninguno y una seguridad que no tenía nadie. Y existen otros jugadores muy técnicos que se ponen delante del portero y no meten ninguno.
M. En aquella época, Laudrup te podía hacer ocho caños, pero…
D. B. Entonces, tienes todavía ilusión por llegar a un grande…
M. Ja, ja, ja. Estoy muy bien donde estoy. No sé qué va a pasar. Hacemos año a año las renovaciones y al terminar la temporada. Cuando eres niño, quieres ser futbolista, no quieres ser entrenador. Ahora soy entrenador de fútbol. No entrenador de Primera, de Segunda o de Regional. ¿Qué sale algo? Soy anti entrenador moderno. No voy con la tableta debajo del brazo, ni estoy ante el ordenador todo el día…
D. B. Que seas tradicional no significa que seas anticuado.
M. También lo creo, pero me hacen ver que sí. Vas a dar una charla y te hacen unas preguntas que no entiendes. Te empiezan a hablar de intervalos y cosas raras que nunca he escuchado en mi vida… ¿De qué me están hablando, de fútbol o de qué?
D. B. Hay dos palabras que resumen lo que dices: ser simple.
M. Claro. En el fútbol lo mejor es hacerlo lo más fácil posible. Lo complicado es hacerlo fácil.
D. B. La terminología va cambiando. Toda la vida ha sido contraataque y ahora son transiciones rápidas. Si no lo dices así, estás en fuera de juego.
M. Sí, como lo de pivote, asistencia… Toda la vida ha sido mediocentro o volante y pase de gol. Sin más.
D. B. El fútbol no está para sufrir, sino para disfrutar. Somos unos privilegiados.
M. Tienes razón, pero yo sufro mucho. Por ejemplo, cuando el equipo está calentando me quedo en el vestuario, doy vueltas y vueltas y me digo cómo a estas alturas puedo estar sufriendo tanto en lugar de disfrutar. Es así. Hay gente que lo pasa mal. Jugadores que vomitan de la tensión. Veteranos y jóvenes. Hay muchos que piensan que jugando al fútbol se divierten, pero otros están sufriendo. No es fácil divertirse con el fútbol.
Hierros Servando contra Fly Emirates
En vísperas de un Eibar-Real Madrid en el mismo escenario donde se celebra la charla, es obligado que la conversación huya hacia el encuentro. José Luis Mendilibar aparenta tranquilidad.
“No le estoy dando especiales vueltas al partido. Sé que están como motos ahora mismo. Contra el Athletic, con la expulsión de Raúl, se relajaron un poco y les pudieron empatar. Llevaban cuatro partidos muy buenos y es casi normal. No sé cómo vendrán. La última vez nos metieron tres en 20 minutos y se acabó el partido”.
Vicente del Bosque pone el acento en la cantidad de partidos que juega el Real Madrid y comprende que haya momentos de relajación por parte del jugador. Mendilibar le da la razón. “Cuando nosotros tenemos que jugar en un mes ocho partidos, tengo que cambiar a todos. Después del confinamiento, que fue así, cambiamos siete u ocho jugadores de un partido a otro porque no llegaban. Nosotros para ganar tenemos que correr mucho. Lo normal es que ellos, cuando ven el partido ganado, bajen un poco. Mantener la regularidad es complicado. Mentalmente, también. Si vas ganando, bajas un poco los brazos y el contrario te puede sorprender”.
También se ponen de acuerdo en las polémicas rotaciones. Del Bosque considera que es importante tener a toda la plantilla enchufada. “Si ganas, las rotaciones son muy buenas y si pierdes, malas. Te pilla el toro por todos los lados”. Mendilibar apostilla. “Y si pierdes, te pegan unas hostias tremendas. Sobre el descanso de los jugadores, hay teorías. Messi, por ejemplo, se aparca durante los partidos. No creo que pueda entrenarse cinco días seguidos. No está acostumbrado. Se cansaría, se aburriría. Él prefiere jugar cada tres días. Le pasa a la mayoría de los grandes jugadores. Prefieren competir que no entrenarse día a día. Están hechos a eso. Equipos como nosotros, no. Se nos complicaría más. La tensión se pondría sobre nuestras cabezas”.
Mendilibar reconoce que estos partidos le gustan. “Me gustan en Ipurua, allí no. Nos han pegado unas palizas... Aquí se iguala todo. Ellos son lo que son, muy buenos, pero tenemos que salir a competir, con un respeto de la leche, pero el mismo que ante otro equipo. Tenemos que ser nosotros. Si les respetamos más, vamos a perder sí o sí. Nos tienen un pequeño respeto y saben contra quien juegan”.
Del Bosque asiente. “Claro hombre, es Hierros Servando [expatrocinador de la camiseta del Eibar] aquí y ellos, Emirates allí. El pobre contra el rico”.