Carlos Alcaraz, la luz para el tenis del mañana
Carlos Alcaraz, la luz para el tenis del mañana
Ir al contenidoEl talento emergente y precoz del murciano, de 17 años, ilumina el difícil paisaje que se divisa tras la ‘era Nadal’. Elegido joven Revelación del Año en la ATP, es considerado el mejor jugador de su generación
A las diez de la mañana, el sol ya calienta agradable en Villena, donde él, el chico llamado a alumbrar un futuro que hasta hace poco pintaba más bien sombrío, se contorsiona mientras completa unos ejercicios y devuelve las mancuernas a su sitio ante la mirada fiscalizadora de su preparador físico. “Es mejor hacerlo así, fibrarse, porque si te pones demasiado fuerte pierdes agilidad, y luego eso se nota en la pista a la hora de maniobrar…”, dice con la lección bien aprendida mientras su nombre, Carlos Alcaraz (El Palmar, Murcia; 17 años), va adquiriendo ya cierto relieve en el mundillo del tenis, protagonista de un despegue más que prometedor. Hay argumentos y brillos. La ilusión es lógica.
Al calor de la lumbre del fenómeno Nadal, y de esa generación que ha acompañado al balear y ahora va enfilando poco a poco la puerta de salida, España ha vivido una era de esplendor que apura sus últimos episodios y reclama herederos. El mañana llama peligrosamente a la puerta y es ahí donde Alcaraz, “un pedazo de pan”, le describe su entorno, aparece para suavizar la transición y aportar luz allí donde hasta hace nada solo se adivinaba una penumbra. “Si trabajo duro, creo que puedo llegar a lo más alto. Mi sueño es ser el número uno del mundo y para eso entreno todos los días con la máxima intensidad posible”, dice serio, entremezclando humildad y convencimiento.
Es temprano. Acaba de desayunar una tortilla de jamón y queso, una tostada con aguacate y un zumo de naranja, “el desayuno perfecto”. El tenis sigue su rastro al detalle porque además de buenas hechuras hay resultados. Él es, al fin y al cabo, el jugador más joven entre los 500 primeros clasificados del ranking mundial, el rookie que arrancó el año en el puesto 492 y ha ascendido hasta el 136, y que seguramente hubiera escalado todavía más de no haberse interpuesto la pandemia en el camino. Lo lamentan él y su equipo, pero el objetivo está cumplido porque en este 2020 no era otro que meter la cabeza en la élite.
“Si trabajo duro, puedo llegar a lo más alto. Mi sueño es ser el número uno”Carlos Alcaraz
Venía avisando Alcaraz. En febrero de 2018 había logrado su primer punto ATP en el Futures de Murcia, con 14 años —Rafael Nadal, por ejemplo, lo logró con 15 en la Copa Sevilla de 2001—, y este año firmó en Río de Janeiro, con 16, su primera victoria en el circuito profesional; fue ante Albert Ramos, 16 años mayor que él. El mallorquín logró la suya a los 15, en Mallorca, 2002. “Sentí un subidón de adrenalina”, precisa el murciano, quien después del parón, en Trieste (Italia), conquistó su primer torneo Challenger, la segunda división del tenis profesional. Este éxito vino con 17, los mismos que tenía Novak Djokovic cuando triunfó en Budapest (2004).
Posteriormente recogió los trofeos de Barcelona y Alicante, y con esos tres títulos igualó la cosecha de Nole (Aachen, Budapest y San Remo) a la misma edad, convirtiéndose en el segundo jugador más joven en hacerlo por detrás de Richard Gasquet (16 y 10 meses). El sprint le dio derecho a disputar la previa de Roland Garros, aunque allí le pudieron los nervios en la primera ronda clasificatoria. “La verdad es que no pensaba que todo pudiera ir tan rápido”, dice, encontrando la réplica de su técnico, Juan Carlos Ferrero, el hombre que le moldea a diario en las instalaciones de Villena.
“Viendo el nivel de Carlos, yo a principios de año ya pensaba que iba a ir así; aparte, tenía muchas oportunidades con invitaciones en torneos muy importantes como Miami, Madrid o el Godó”, expone el exnúmero uno, campeón de Roland Garros en 2003 y también tres veces de la Copa Davis (2000, 2004 y 2009); “¿si ha ido más rápido de lo que pensaba? Te diría que no, porque viendo el nivel que tiene y el que ofrece contra gente muy buena, estaba seguro de que si conseguía mejorar físicamente, que lo ha hecho, iba a ir a este ritmo”.
¿A qué edad ganaron los grandes tenistas su primer Grand Slam?
Tenista | Torneo | Edad |
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Rafael Nadal | Roland Garros (2005) | 19 años y 2 días |
Roger Federer | Wimbledon (2003) | 21 años y 10 meses |
Novak Djokovic | Open de Australia (2008) | 20 años y 8 meses |
Pete Sampras | US Open (1990) | 19 años y 29 días |
Björn Borg | Roland Garros (1974) | 18 años y 10 días |
Jimmy Connors | Open de Australia (1974) | 21 años y 5 meses |
Ivan Lendl | Roland Garros (1984) | 24 años y tres meses |
Andre Agassi | Wimbledon (1992) | 22 años y dos meses |
John McEnroe | US Open (1979) | 20 años y seis meses |
Mats Wilander | Roland Garros (1982) | 17 años y 9 meses |
Stefan Edberg | Open de Australia (1985) | 19 años y 10 meses |
Boris Becker | Wimbledon (1985) | 17 años y 7 meses |
Michael Chang | Roland Garros (1989) | 17 años y 3 meses. Récord de precocidad |
Ganador de prácticamente todo en las inferiores nacionales e internacionales, a Alcaraz, tercero en el ranking atendiendo a los nacidos desde 2001 —solo por detrás de Jannik Sinner (19 años y número 37 de la ATP) y Lorenzo Musetti (18 y 127) —, se le observa con lupa y se le contempla no ya solo como el español con mejor porvenir, sino también como a una de las futuras referencias. “Sé que la gente espera mucho de mí, pero trato de no prestarle atención. Al final, si le das muchas vueltas va haciéndose una bola de negatividad de la que cuesta salir”, comenta.
Mientras tanto, su equipo trata de rebajar el confeti que revolotea a su alrededor. “No termina un entrenamiento sin dar las gracias, es disciplinado y agradecido”, valora Toni Martínez Cascales, descubridor en su día de Ferrero y que ahora aprecia de cerca los brotes verdes de Alcaraz. “Hacía mucho tiempo que no se veía a alguien así. Cuando tenía 14 o 15 años ya se veía que tenía cosas diferentes, aunque es muy joven y tiene mucho por mejorar. No me gustaría equivocarme, pero creo que va a estar ahí arriba pronto”, indica a continuación el entrenador, que hace tres años tuteló durante ocho meses a Alexander Zverev, siete del mundo.
“Se siente más cómodo en rápida. Es muy dinámico y le gusta mucho ir a la red”Juan Carlos Ferrero, entrenador de Alcaraz
“Carlos tiene un entorno favorable. Es un chaval tranquilo y de una ciudad no muy grande, donde las posibilidades de despiste son menores. Ahora está dándose a conocer, y nosotros vamos avisándole de lo que le puede pasar”, agrega Ferrero. “A raíz de los viajes y de convivir con gente mayor que yo, creo que estoy madurando un poquito antes que los chicos de mi edad. Pero bueno, todavía tengo mis actitudes de niño de 17 años, ¿eh?”, apunta él, hijo del director de la escuela de tenis de su pueblo y una exempleada de una gran superficie, el segundo de cuatro hermanos. Un tenista camaleónico alejado del prototipo español.
“Se siente más cómodo en pistas rápidas. Es muy dinámico y le gusta cerrar mucho en la red, e irse hacia adelante. Su estilo de juego es más de presionar y jugar cerca de la línea. Piensa a lo grande. Si le dices que tiene que jugar ahora mismo contra Thiem, lo acepta y se crece, e incluso le jugaría de tú a tú”, radiografía Ferrero. “Es verdad que voy mucho al ataque e intento variar, no hacer siempre lo mismo. Soy agresivo, muy de ir a lo loco”, corrobora Alcaraz, que el año pasado peloteó en un entrenamiento con el mismísimo Roger Federer en Wimbledon, antes de que el suizo jugase un partido.
“Me quedo con cómo toca la pelota, con la limpieza que tienen sus golpes”, cuenta, designado por sus compañeros como Revelación del Año en la ATP por delante de Musetti, Sebastian Korda, Jurij Rodionov, Emil Ruusuvuori y Thiago Seyboth Wild. ¿Y de Nadal y Djokovic? “De Rafa cojo la actitud, la cara de ganador y la ambición que tiene. Eso es lo que yo quiero. Y de Nole con que es supercompleto, capaz de hacerlo todo bien”.
Representado por la multinacional IMG, bajo la supervisión de Albert Molina (el agente que dirigió la carrera de David Ferrer), el murciano ya ha firmado contratos con marcas de envergadura como Nike o Babolat, y físicamente tiene ya una buena planta. “Cuando se le hizo una antropometría para calcular cómo iba a desarrollarse y cuánto iba a medir, en su día nos dijeron que serían tres centímetros arriba o tres abajo, con todo lo que ello supone en un deporte como el tenis… Afortunadamente, ahora está en 1,85”, transmite su círculo, prudente y a la vez confiado de sus posibilidades.
“Dentro de un año le veo jugando grand slams, entrando ya en cuadros finales, y a diez años vista me gustaría verlo muy cerca del número uno y con grandes en su currículo. Pero debe ponerle dedicación y fanatismo”, resuelve Ferrero, de 40 años. “Aún no pienso en tenis las 24 horas, pero ese es el camino que debo seguir si quiero llegar arriba. Cada vez voy haciendo las cosas mejor y me siento más profesional”, cierra él, de pelo azabache, con algunos rastros de acné en las mejillas y el acento marcado de su tierra: “Sí, soy de Murcia, de Murcia. Y orgulloso, ¿eh?”.
Un hijo de la “pirámide” federativa
Cuando cogió el timón del tenis nacional, en julio de 2016, la directiva presidida por Miguel Díaz Román se encontró con un escenario deslavazado después de varios años muy convulsos en términos federativos. Se imponía, pues, poner orden, unificar y propulsar de nuevo la base para recuperar el vigor de otras épocas y potenciar la aparición de talentos como el de Carlos Alcaraz (Garfia de segundo apellido). El murciano, al igual que otros jóvenes, se ha beneficiado de las ayudas directas que proporciona la Real Federación Española de Tenis (RFET), cuya principal “obsesión” en estos cuatro últimos años ha sido consolidar la “pirámide de torneos” que permita despegar a dichos jóvenes.
“Los jugadores que más ayuda necesitan son los que se mueven entre ITF Futures y Challengers, por eso es vital que puedan lograr puntos sin viajar fuera de España, para ahorrar costes de manera muy significativa”, transmiten desde la federación. Desde que emprendió la gestión actual, el órgano ha incrementado de manera significativa las aportaciones a los tenistas y los eventos. En concreto, según precisan fuentes consultadas, las becas directas a los jugadores han crecido desde los 80.000 euros que se aportaban en 2016 hasta los 525.000, y los organizadores de los torneos perciben 640.000, por los 25.000 de antes.
“Lo verdaderamente significativo es poder hacer tantas cosas siendo una federación con muchos menos medios que la gran mayoría de las de nuestro entorno”, valoran desde la RFET, donde contemplan con entusiasmo el ilusionante despertar de Alcaraz —”siempre ha formado parte del equipo premium de seguimiento”— y el desarrollo de otros valores como el malagueño Alejandro Davidovich (21 años, 52º del mundo y octavofinalista este año en el US Open) o el valenciano Pedro Martínez (23 y 85º), así como de otros jugadores que han ido adentrándose en el profesionalismo gracias al nuevo sistema.
“También están ahí Paula Badosa (23 y 70ª), Aliona Bolsova (23 y 103ª), Jaume Munar (23 y 109º) o Carlos Taberner (23 y 152º)”, precisan las fuentes federativas, recordando que España está a la cabeza de Tennis Europe (17 federaciones europeas de tenis) en cuanto a la celebración de torneos base, con 17 pruebas entre los sub-12, sub-14 y sub-16. La directiva de Díaz Román y su director deportivo, Javier Soler (profesional entre 1976 y 1984), también ha creado el Máster Futuro Nacional para promocionar a los jugadores con una cita a final de cada año en la Rafa Nadal Academy, aunque este curso se ha descartado por la pandemia.
Por otra parte, el plan de la RFET ha multiplicado la cifra de torneos de categoría ITF, la antesala a los Challenger. En concreto, de los seis júnior que existían en 2016 se ha pasado a los 15 actuales —lo que sitúa a España entre los cuatro primeros países del mundo, junto a Estados Unidos, China, Alemania y Francia—, y de los cinco Futures a 52: 26 de ellos con una dotación de 25.000 dólares (20.500 euros) y otros 26 con 15.000 (12.300), entre masculinos y femeninos; en los ITF Sénior, los certámenes ascienden a 60.
En el escalón superior, el de los ATP Challenger, actualmente se organizan ocho torneos, por solo dos hace cuatro temporadas, mientras que en los ITF Women International Events (su gemelo en femenino) se ha pasado de la nada a tres: dos de 60.000 dólares (49.400 euros) y uno de 80.000 (65.800). “Tenemos que recuperar ese tejido base y ofrecer oportunidades, porque al fin y al cabo esa ha sido siempre la base de nuestros éxitos”, concluyen desde el ente federativo.
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- Coordinación y formato: Guiomar del Ser
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- Vídeo y grafismo: Luis Almodóvar y Eduardo Ortiz