El Alt Vinalopó, la segunda revolución industrial gracias a la logística

Las siete localidades de esta comarca alicantina han revitalizado su industria en los últimos años después de reconvertirse en un enclave logístico que les permite mirar más allá de la fabricación de su famoso calzado

Julio Núñez

La comarca alicantina del Alt Vinalopó, conocida históricamente por su industria del calzado, ha encontrado, por fin, la horma de su zapato para volver a convertirse en un enclave económico de primer orden: el sector logístico. En el último lustro, decenas de empresas de distintos sectores se han fijado en el valle del río Vinalopó –y especialmente en Villena, la capital comarcal– con intención de levantar un almacén, abrir una sede de operaciones o invertir en inmologística (parte de la actividad inmobiliaria dedicada a los espacios logísticos). Todas ellas atraídas por el potencial geoestratégico de la comarca, a unos 40 minutos de media en coche de Elche, Alicante y del aeropuerto provincial; a una hora y media de Valencia y a tan solo una de Murcia y Albacete. Algunas, como Echo XXI SL, han enviado incluso una misiva al Ayuntamiento villenense ofreciéndose a liderar y asumir el coste (entre 1,5 y 3 millones de euros, según fuentes oficiales) de la construcción de la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), el proyecto estrella que promete reconvertir la comarca, fomentar el empleo y atraer población.

A estas grandes inversiones se han sumado los negocios de la zona, que también han comenzado a construir pequeños centros logísticos bien comunicados para mejorar su rentabilidad y dar a conocer sus productos más allá de las fronteras de la provincia. La fuerza de esta trasformación, además, cuenta ya con bases sólidas al apoyarse en una red básica de distribución que ya ofrecen operadores logísticos como Correos, y que facilita la vertebración territorial y la comunicación fluida entre las empresas y sus clientes. Así, la Administración provincial y regional, que este año destinará 9,5 millones en ayudas para fomentar el empleo, ve este sector como una oportunidad para mejorar el desarrollo económico de la comarca y ha puesto en marcha una batería de iniciativas específicas, como la creación de ciclos superiores en educación en transporte y logística, para formar y retener talento. ¿Cuáles son las claves de esta metamorfosis y cómo va a repercutir en el resto de los sectores de la comarca?

La esperanza del pequeño comercio

Sergio Paredes, especialista en Logística y subdirector de Distribución de Correos, explica que, con el crecimiento de los envíos derivados del comercio electrónico, la ubicación de Villena se ha vuelto muy interesante desde el punto de vista logístico para el sector comercial, bien comunicada con Madrid y casi a la misma distancia de Valencia que de Murcia. “Sin duda parece un entorno adecuado para una nave logística con capacidad para almacenar productos de venta online y servirlos en muy poco tiempo, entre unas 12 y 24 horas, a puntos de distribución que puedan entregar por toda la costa [levantina]”, analiza Paredes.

Una oportunidad que también explotan pequeños negocios de la zona. Es el caso de la empresa familiar de calzado infantil Pirufin, que hace un año decidió aprovechar la ubicación que les brindaba Villena para abrir un pequeño centro logístico en otra zona alejada de su fábrica y mejor comunicada. El objetivo: distribuir mejor sus mercancías y dar a conocer sus productos a más gente. “Yo soy un fabricante, pero necesito venderme como marca. Por eso, hemos invertido en un espacio cerca de la autovía”, explica Pablo Ruescas. Cuenta que la inauguración de este local ha sido un ingrediente muy importante para que su actual producto, zapatos específicos para niños que están aprendiendo a andar, esté siendo un éxito. “Los de aquí no tenemos la necesidad de irnos a otra zona a montar un negocio. Las comunicaciones son muy buenas. Es una cosa que, teniéndola, a veces no la sabemos aprovechar”, dice.

La lucha por ser un enclave de comunicaciones europeo

Del mismo modo que las varillas sostienen la estructura de un paraguas, las carreteras representan el esqueleto del sector logístico del Alt Vinalopó. La A-31, conocida popularmente como la autovía de Alicante, conecta la comarca con la capital de provincia y Albacete, pero también sirve de conexión con otras vías, como la A-35 y la A-7, que llegan hasta Valencia y Murcia. A ellas se suma la Estación de Villena de Alta Velocidad, que une la comarca con Madrid en unas dos horas y media. En el cruce de esas conexiones, en Villena, se ha proyectado la ZAL, nudo logístico que contará con una extensión de unos 765.000 m², dividida en parcelas de entre 65.000 y 270.000 m² (perfectas para la construcción de centros logísticos empresariales) y con acceso directo a la red ferroviaria. Cercano a él estará el actual Parque Industrial de Bulilla, de unos 400.000 m² y ubicado también al pie de la A-31. Ambos configurarán un enclave idóneo para atraer empresas nacionales y extranjeras que quieran operar en la zona.

Estos proyectos serán un motor dinamizador en el cruce de caminos en el que se ubican, ya que conecta la meseta sur con la costa alicantina y a Andalucía con Valencia tanto por vías asfaltadas como férreas. De hecho, estas circunstancias también están situando a la comarca como la favorita para albergar el próximo puerto seco del Corredor Mediterráneo, en competencia directa con Elda y Novelda. El proyecto, con un coste estimado de 24 millones de euros, pretende ser un soporte de distribución de mercancías para el actual corredor y una oportunidad para que las empresas de la zona puedan comercializar sus productos de una forma más rentable. En él se estima que operarán trenes de hasta 750 metros de longitud y que acogerá una playa de contenedores de gran tonelaje. Este punto, estima Nodo Levante Interior en su web, la plataforma de apoyo a Villena para albergar el puerto, permitiría abaratar los costes en las exportaciones a países como Alemania y Francia, especialmente del sector agroalimentario, que representa el 27% de estas ventas de toda la comarca y que, solo en el municipio villenense, supera el 20% del PIB municipal.

La Federación Valenciana de Empresarios de la Construcción apunta que la llegada de este puerto seco “modernizará las comarcas del interior [de Alicante] y activará el empleo”. Los primeros síntomas de esta transformación comienzan a notarse tímidamente en el crecimiento de la población. Tras años de caída, en 2017 –año del despegue del sector logístico– la curva ha comenzado a remontar.

La reinvención como arma contra la crisis

El presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, subraya, además, que estos proyectos que buscan fomentar el sector logístico en la provincia estarán acompañados de medidas públicas para impulsar el emprendimiento y la competitividad en el sector agrario e industrial. “El Alt Vinalopó es una comarca en crecimiento con amplias posibilidades de futuro. Sectores como el calzado o la agricultura, con gran presencia en la zona, están realizando un gran esfuerzo para innovar y seguir siendo competitivos en un entorno cada vez más cambiante y exigente. Desde la Diputación de Alicante somos conscientes de ello y estamos impulsando iniciativas que persiguen fomentar el empleo y generar una cultura del emprendimiento”, explica Monzón a este diario. Este año, la Diputación destinará unos nueve millones de euros para generar innovación entre las pymes. Una de las iniciativas es el programa de ayudas Activa Ágora, que este 2021 tutelará una decena de proyectos empresariales relacionados con el diseño gráfico 3D, la atención sociosanitaria, la fabricación de mobiliario o la mejora de procesos industriales.

Y es que el sector industrial siempre ha sido el músculo económico y laboral del Alt Vinalopó, representando el 68,6% del valor económico de la comarca, según datos del informe de 2020 Fortalezas de la provincia de Alicante elaborado por el Instituto de Estudios Económicos de Alicante. El sector del cuero y el calzado (especialmente el infantil) representa el 18,5% de los puestos de trabajo de la zona, según dicho estudio. No obstante, las sucesivas crisis han obligado a los negocios que se dedicaban a ellos a reinventarse. Un ejemplo es la empresa de Sax BPI Smart, especializada durante más de 30 años al diseño y fabricación de plantillas anatómicas.

Un empleado de la empresa BPI Smart termina unas mascarillas con tejido antibacteriano.
Un empleado de la empresa BPI Smart termina unas mascarillas con tejido antibacteriano.Joaquín de Haro

En 2017 desarrollaron un modelo de tejido antibacteriano para plantillas que evitaba la sudoración del pie y la aparición de hongos, pero no tuvo el éxito esperado. Hasta 2020. “Cuando todo el mundo cerró por la covid-19, uno de los especialistas que nos ayudó a desarrollar la tela nos llamó para decirnos que nos pusiéramos a fabricar mascarillas porque el material con el que hacíamos las plantillas está fabricado a base de cobre, el metal más antibacteriano que hay. Lo vimos interesante y nos pusimos a ello”, cuenta Antonio Navarro, gerente y propietario de la empresa. La demanda y el potencial logístico de la zona facilitaron las ventas que, desde entonces, no han dejado de aumentar.

La digitalización, el otro pilar

Las mascarillas, continúa Navarro, fue el principio de un nicho de mercado que BPI Smart está explotando desde la pequeña localidad de Sax: ya han desarrollado calcetines, fregonas e incluso batas clínicas que esperan distribuir próximamente por toda España. “Mi pueblo tiene 10.000 habitantes y un volumen de facturación bestial. Aquí hay empresas muy rentables. En plena pandemia el paro estaba en el 10%; lo normal es estar en un 7%”, explica. A ello ha ayudado también la conexión digital: el 10% de la facturación ha sido por internet, a lo que contribuyen plataformas como Correos Market, el market place que el operador logístico puso en marcha hace dos años para ayudar a los productores locales a darse a conocer por la red y facilitar la venta de sus artículos por este canal.

Un paso decisivo para las pequeñas empresas de la zona, donde el comercio electrónico está creciendo por encima de la media nacional, según estimaciones de Correos. Saber sacar jugo a la vertebración de la zona apoyándose en las empresas especializadas asentadas en la comarca se ha convertido en un punto esencial para que un negocio funcione. Jesús Salinas es testigo de ello. En los últimos 15 años ha gestionado unidades de distribución en la provincia de Alicante como responsable de Sector de Distribución de Correos y ha visto cómo las empresas siguen teniendo muchas necesidades, desde entregar envíos hasta la urgencia de recibir mercancías en sus propias sedes. “La comarca del Alt Vinalopó tiene un gran potencial logístico, en el que sus 3.500 empresas, tanto grandes como pymes y de todos los sectores económicos, necesitan un gran aliado como Correos para proporcionar soluciones a sus necesidades”, explica.

CRÉDITOS

Redacción y guion: Julio Núñez
Coordinación editorial: Francis Pachá
Fotografía: Joaquín de Haro
Diseño: Juan Sánchez 
Desarrollo: Rodolfo Mata
Coordinador de diseño: Adolfo Domenech

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