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Monasterio y Ayuso frente a frente por las leyes LGTBI: una líder “acobardada” y una socia “que ofende”

A una semana de la votación de los Presupuestos, PP y Vox subrayan sus diferencias en el pleno de la Asamblea

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (de pie), junto al consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Enrique López, durante el pleno de la Asamblea de Madrid. Vídeo: EDUARDO PARRA (EUROPA PRESS) | EUROPA PRESS
Juan José Mateo

El desencuentro llega en el peor momento. Solo una semana antes de que tengan que unirse para votar los Presupuestos de la Comunidad de Madrid de 2022, Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio chocan este jueves en la Asamblea por la oposición del PP a derogar las leyes LGTBI de la región, que reclama Vox. Si los habituales rifirrafes entre las dos políticas suenan a música pop, esta vez retumba el rock en el hemiciclo madrileño. Monasterio acusa a Ayuso de estar “acobardada”, ridiculiza a los diputados del PP, a los que retrata mirando al suelo, avergonzados, y luego espera la respuesta de Ayuso como el torero que aguarda la embestida del toro. La presidenta intenta morderse la lengua. Están en juego las primeras cuentas públicas de la región desde 2019. Llega hasta donde le deja su instinto político, y frena a tiempo. “Las formas que usted trae aquí no son las oportunas”, lamenta.

Todo gira alrededor de una votación. Este jueves toca decidir si se admite a trámite la ley de igualdad que patrocina la extrema derecha, que incluye una disposición para derogar las leyes LGTBI y trans de la región. El PP ya ha anunciado su abstención, lo que deja en nada el proyecto. Y, aunque la formación conservadora ofrece una modificación de las normas a Vox, eso no satisface a la extrema derecha. Son los mimbres del conflicto que estalla a primera hora de este jueves en la Cámara, cuando aún retumban los gritos de la protesta de Femen a las puertas del hemiciclo: “Madrid libre de políticas de odio”.

“Si defendiera la igualdad, no habría aprobado estas leyes de privilegio de género”, arranca Monasterio, que se ríe de las protestas de las cuatro activistas en sus redes sociales. “Usted defiende los privilegios de algunos a los que usted les tiene miedo”, le espeta a Díaz Ayuso. “Y da un pasito para atrás, acobardada, y dice que no va a derogar las leyes”, añade. “Cuando tienen que luchar contra el totalitarismo se quedan mudos, acobardados, y mirando al suelo, como están haciendo sus diputados. Esa es la realidad del PP”.

La intervención de Monasterio resume el botín que busca Vox en la polémica. Hace muchos meses que la extrema derecha sabe que el PP no va a apoyar la derogación de las normas. Insistir en ella, sin embargo, proporciona a Vox un triple beneficio. Primero, monopolizar la agenda informativa y política de Madrid con una polémica que ha provocado las protestas de miles de personas, lo que da un papel protagonista a un partido minoritario. Segundo, marcar territorio frente al PP, defendiendo su espacio electoral ante el partido que cuenta con la líder de moda en la derecha. Y tercero, tensionar a Díaz Ayuso, que a una semana de la votación de los Presupuestos ve cómo la relación con su único socio posible pasa por uno de sus peores momentos.

“Muchas de las acusaciones que usted lanza yo no me las puedo permitir. Las leyes no pueden ser derogadas, pero sí modificadas, y la han intentado meter con calzador en un momento muy delicado”, contesta Díaz Ayuso en referencia a esa votación, consciente de que Vox ha intentado obtener la derogación de las leyes LGTBI presionando al PP con el calendario legislativo. “Las formas que usted trae aquí no son las oportunas, ni ofendiendo, ni llevándonos del ronzal”, sigue, tras criticar una supuesta “dictadura de la izquierda radical”. “Somos 65 escaños”, recuerda. Y remata: “Ustedes intentan imponer una ley desde una minoría parlamentaria y sin siquiera buscar el consenso con nosotros. Las leyes no pueden ser derogadas”.

La oposición asiste al intercambio sin quedarse muda. Todos los partidos de izquierdas se han movilizado en defensa de las leyes LGTBI madrileñas. Todos estuvieron el miércoles concentrados en la Puerta del Sol, reclamando que no se toque ni una coma de las normas. Y uno tras otro sus portavoces advierten a Díaz Ayuso contra la modificación en el pleno del jueves. Lo hace primero Alejandra Jacinto, de Podemos. Y le sigue después Mónica García, de Más Madrid, la líder de la oposición, que lanza una larguísima andanada.

“Planea mutilar las leyes LGTBI”, acusa García a Díaz Ayuso. “No basta con una abstención cobarde que claramente le ha arrancado el pueblo de Madrid [con las movilizaciones]”, continúa. “Uno no se abstiene ante la homofobia, cuando a un niño le están acosando en el patio de su colegio, cuando están pegando a una pareja de lesbianas en el metro, cuando llaman enfermos a nuestros amigos y a nuestros familiares”, enumera. Y reclama: “Por eso le exigimos que se opongan frontalmente. (...) Están poniendo en riesgo el mejor espíritu de Madrid. No queremos su agenda ultra”.

Ayuso le contesta con dureza, pero sin dinamita. Toda la ha gastado ya antes, frente a Monasterio. Pensando en los cortes de video para Twitter, y en las televisiones, la líder de Vox vuelve a dirigirse a ella con dureza horas después, cuando comienza el debate sobre la admisión a trámite de la ley de igualdad (“Mire, señora Ayuso...”) pese a que la presidenta ya no está en la Cámara. Así, la líder conservadora prioriza visitar la Escuela de Tauromaquia José Cubero frente al Parlamento. Su ausencia acompaña a la abstención del PP, que deja en nada la propuesta de Vox. Con la votación de los Presupuestos en el horizonte, ese es el retrato de dos socios desavenidos en el peor momento.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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