“Esta variante se transmite con mayor facilidad, pero no presenta mayor gravedad ni hay problema para detectarla por los métodos diagnósticos habituales”
Rafael Delgado, jefe de Microbiología del hospital 12 de Octubre, donde se ha encontrado la nueva variante del virus, explica que lo que se conoce hasta ahora no indica dificultades de cobertura para la vacunación
Este sábado, la Comunidad de Madrid ha confirmado los primeros cuatro casos de la variante de coronavirus detectada en el Reino Unido, la llamada B.1.1.7 o también conocida hasta ahora como VUI —variant under investigation, variante en investigación, en castellano—: un joven que aterrizó desde el Reino Unido el 20 de diciembre y el padre, la madre y la hermana de otro hombre que lo hizo el pasado jueves y al que no se realizó PCR, sino test de antígenos para confirmar la infección y razón por la que no hay material genético para analizar y comprobar si también presenta dicha variante. Un portavoz de la Consejería de Sanidad asegura que ambos llegaron “con PCR negativa”.
El estudio de esas muestras se ha hecho durante los últimos días en el hospital 12 de Octubre, tres de pacientes de este centro y un cuarto que se había diagnosticado en el Universitario Fundación Alcorcón. El jefe del servicio de Microbiología, Rafael Delgado, explica cómo y por qué se comenzó a hacer esa identificación y qué han encontrado hasta ahora. Y recuerda que las medidas para la población siguen siendo las mismas (distanciamiento, mascarilla e higiene de manos) aunque desde Salud Pública se analice cualquier cambio “para dimensionar el impacto que pueda tener”.
Pregunta. ¿Por qué comienza a pensarse que la variante del SARS-CoV-2 podía estar en España?
Respuesta. Había una alerta epidemiológica desde que las autoridades británicas detectaron un aumento de casos asociados a una variante del coronavirus que acumulaba un número de mutaciones significativamente más alto de lo que se había detectado hasta el momento y que se había expandido con una intensidad muy llamativa. Empezó en la zona del sureste, Kent, Dover, Canterbury… Y después se había extendido a Londres y estaba transmitiéndose, aparentemente, con mayor facilidad. A pesar de todo el control y las exigencias diagnósticas que se han establecido era esperable que hubiese transmisión de esta variante fuera del Reino Unido.
P. ¿Cuáles son esas modificaciones, influyen en algo más que en la aparente mayor transmisibilidad?
R. De momento no hay ningún dato experimental, pero la epidemiología sugiere que efectivamente pueda ser una variante con varios cambios, uno en concreto, que podrían explicar por qué esta cepa se transmite con mayor facilidad, según los datos dados por las autoridades británicas hasta ahora. Eso es una mala noticia, por eso hemos estado atentos a los casos en el territorio que podrían estar conectados con Reino Unido. Pero hay que dejar claro que con lo que se conoce hasta ahora no tiene mayor problema para detectarse por los métodos diagnósticos habituales, ni problema de cobertura para la vacuna ni mayor gravedad.
P. ¿Cómo se realiza el análisis?
R. El diagnóstico de la infección por el nuevo coronavirus se hace por técnicas de detección molecular, del genoma del virus (el ARN), ese es un primer análisis. Hay otra prueba que detecta tres regiones del coronavirus, y la variante británica, la B.1.1.7, la que se sospecha que puede tener mayor velocidad de transmisión, tiene una deleción [es decir, que hay una parte de la secuencia de ese material genético que se corta], le faltan dos aminoácidos, algunas bases del código genético. En esa prueba, de las tres regiones que se detectan una es negativa, eso ya nos da una primera sospecha de que puede tratarse de esta variante. Cuando tenemos una persona infectada que ha vuelto del Reino Unido o ha estado en contacto con un caso confirmado con esa procedencia, con esta técnica rápida podríamos tener una idea.
P. Pero hace falta la confirmación…
R. Sí, se hace por secuenciación. Requiere algo más de tiempo, pero nos permite tener toda la información del virus, que tiene 30.000 nucleótidos [las bases que componen el ARN del virus, como los ladrillos a un edificio], una vez que tenemos esa información podemos comparar mediante programas de ordenador las variaciones. Normalmente son pequeñas y nos pueden servir para establecer conexiones, pero en este caso acumula 17 mutaciones.
P. ¿Hay algún cambio para la población?
R. Desde el punto de vista de qué hay que hacer es lo mismo: intentar evitar por todos los medios que el virus no se transmita, así conseguiremos que no se transmita en ninguna de las variantes. Pero, lógicamente, cuando aparece una nueva, como hay una cierta sospecha de que puede transmitirse con mayor facilidad, si cabe, hay que extremar todas las precauciones. De momento no es que sea un cambio extraordinario, hay que mantener la misma estrategia, todas las medidas: uso de mascarilla, higiene de manos, distanciamiento. Y la vacunación, que empieza técnicamente este domingo [lo hará en toda España con una muestra testimonial de dosis que llegarán a las comunidades autónomas entre este sábado y el domingo], será efectiva prácticamente sin ninguna duda. Aunque hay que recordar que se tardará unos meses hasta que haya proporciones significativas de la población ya vacunada. Mientras, hay que seguir manteniendo las mismas medidas de prevención.
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