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El PSOE pierde siete escaños y no revalida la victoria de 2019 en las elecciones de Castilla y León

Tudanca abre la puerta a su renuncia como secretario general autonómico: “Tened claro que otros vendrán y lograrán el cambio que esta tierra se merece”

Luis Tudanca, consolado por la secretaria de Organización del PSOE de Castilla y León, Ana Sánchez, y la delegada del Gobierno, Virginia Barcones. Foto: JOAQUÍN RIVAS | Vídeo: EPV
José Marcos

El entusiasmo con el que el PSOE cerró la campaña electoral de Castilla y León era un espejismo. Los socialistas aspiraban a volver a ser como mínimo el partido más votado como en 2019, aunque daban por hecho que no repetirían los 35 escaños de la victoria de hace dos años. Ni lo uno ni lo otro. La candidatura de Luis Tudanca ha perdido siete procuradores y 118.000 votos. Solo Ciudadanos ha caído más (152.000 sufragios y 11 parlamentarios).

El PSOE, como ya le sucedió en las elecciones de Madrid, no ha sido capaz de atraer a los antiguos votantes de Ciudadanos. “Sé que no es la noche que todos esperabais ni el momento por el que llevábamos trabajando tanto tiempo. En las últimas semanas hubo unas expectativas de cambio que no se han producido… El PSOE, y yo como candidato, no hemos logrado el objetivo de ganar las elecciones ni de lograr la mayoría suficiente para propiciar un cambio”, ha reconocido Tudanca en una comparecencia sin preguntas.

El secretario general de la federación socialista de Castilla y León desde 2014 ha asegurado que estudiarán los resultados aunque ha dejado abierta la puerta a su renuncia. “Durante estos años que llevo como secretario general, lo he dado absolutamente todo. Me he vaciado, trabajando por esta tierra a la que tanto quiero. […] Tened claro que otros vendrán y lograrán el cambio que esta tierra se merece. Castilla y León ha hablado y ha decidido”, ha concluido ante medio centenar de militantes y cuadros del partido.

La jornada, aciaga tras el ánimo exultante que se apoderó del partido en el tramo final de la campaña, alimentado por el nerviosismo en el PP, deja la lectura en clave nacional del auge de Vox y un gobierno de Alfonso Fernández Mañueco con la extrema derecha. De confirmarse, Ferraz y La Moncloa lo agitarán en las próximas citas electorales hasta las generales de 2023. “El riesgo de estas elecciones era este: que Ciudadanos cerrara las puertas del cambio en 2019 y ahora se le han abierto las puertas a Vox. El PP ha quedado muy lejos de la mayoría absoluta y ahora depende de Vox, que cuestiona las libertades de muchos colectivos. Depende tanto de Vox que ya están pidiendo la vicepresidencia de Castilla y León, como habíamos advertido en la campaña”, ha resaltado Tudanca.

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El PSOE ha sido la primera fuerza en cuatro provincias (León, Valladolid, Palencia y Burgos), por las siete de 2019, cuando ganó en todas las circunscripciones salvo Ávila y Salamanca. Dos años después ha sido el principal damnificado por el ascenso de Unión del Pueblo Leonés y de Soria ¡Ya!. El cuidado del PSOE a la relación con los partidos minoritarios le ha terminado perjudicando en las provincias donde estaban más consolidados. La competencia de nuevos partidos como las plataformas de la España Vaciada se había interpretado como una oportunidad en vez de como una amenaza. “Es evidente que nos ha penalizado la fragmentación de las candidaturas locales”, ha admitido en Ferraz la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, en referencia a Unión del Pueblo Leonés y Soria ¡Ya!.

Frente a las diatribas del PP contra Soria ¡Ya! y candidaturas similares en otras provincias, Tudanca nunca animó la rivalidad. Esa perspectiva, con la mirada puesta en los posibles aliados para alcanzar la mayoría absoluta (41 procuradores), entre los que podrían entrar —además de Unidas Podemos— Unión del Pueblo Leonés e incluso Por Ávila, una escisión del PP, no contemplaba de entrada un acuerdo con Ciudadanos. Tudanca consideró una traición el pacto de Igea con el PP y no se fía del expresidente de la Junta. Al final ese escenario hipotético ha quedado en nada.

Una prueba de la hazaña que debía lograr el PSOE es que, en las elecciones de 2019, la derecha, con un 52% de los votos, le sacó 10 puntos a la izquierda en las urnas. La fragmentación del electorado conservador —31,5% al PP, 15% a Ciudadanos y 5,5% a Vox— facilitó entonces que los socialistas fueran primera fuerza con un respaldo del 35%. Unidas Podemos obtuvo un 5% e IU se quedó fuera de las Cortes con un 2,3%. Esa división en el bloque de la derecha, esta vez con Vox crecido a costa del PP en las cabeceras de comarca y las zonas rurales, no le ha bastado al PSOE para ganar sus segundas elecciones autonómicas seguidas.

El discurso sosegado de Tudanca no ha sido suficiente para convencer a los indecisos de otros partidos. En vez de entrar al cuerpo a cuerpo, el candidato socialista mantuvo un tono templado. Aparte de que ese es su estilo —a diferencia de Mañueco, incómodo con la estrategia de campaña de confrontación con Pedro Sánchez, que le hizo perder crédito—, Tudanca buscó así crecer por el centro atrayendo al electorado moderado. El mensaje principal en todos los mítines y en los debates había sido que el PSOE era la única alternativa y garantía de cambio a la hegemonía del PP en la Junta. Un reclamo que se dirigió en particular a los 200.000 votantes de Cs en 2019. Sin embargo, no ha obtenido el resultado que en el PSOE por unos días imaginaron. Tanto que Pedro Sánchez se volcó en el final de la campaña, en la que tuvo cinco mítines.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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