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Un incendio en el interior de Alicante desconecta a siete municipios, que se quedan sin fibra ni teléfono

Las localidades cercanas a Penáguila, llevan una semana sin apenas cobertura, no funcionan los sistemas informáticos de los ayuntamientos ni los sanitarios tras quemarse varios postes

Un helicóptero lanza agua sobre el municipio alicantino de Benasau el pasado 31 de julio.
Un helicóptero lanza agua sobre el municipio alicantino de Benasau el pasado 31 de julio.Eva Manez (REUTERS)
Rafa Burgos

El incendio que arrasó 270 hectáreas en el norte de Alicante la semana pasada ha dejado “sin fibra y sin teléfono” a varios de los pueblos de las estribaciones de la sierra de Aitana, asegura Salvador Catalá, alcalde de Penáguila. “El fuego quemó los postes y Movistar [la compañía responsable del servicio] ya está reponiéndolos”, pero ha avisado de que la reparación se alargará un tiempo. Mientras tanto, “los médicos no pueden acceder a los datos de los pacientes, el cajero no va, los datáfonos de bares y tiendas tampoco, la farmacia anota a mano las facturas y el ayuntamiento está sin internet”, señala Catalá. La situación, que se extiende desde hace ya una semana, ha motivado una reunión entre los alcaldes de Penáguila, Quatretondeta, Alcoleja, Benilloba, Gorga, Fageca y Millena, municipios que se encuentran desconectados después de la amenaza que supuso un incendio forestal que tardó una semana en extinguirse.

“La gente no tiene dinero, tiene que ir a Cocentaina o Alcoy para sacar efectivo”, relata Catalá, “y tampoco pueden pagar con tarjetas porque el cajero”, el único existente en el término municipal, “no funciona”. El mayor problema, no obstante, “lo sufren la gente mayor y los enfermos”, ya que con la desconexión ha caído “la teleasistencia médica, los teléfonos de los centros de salud, el sistema informático sanitario y la de las farmacias”. La actividad municipal también está paralizada, ya que los ayuntamientos dependen, como prácticamente toda la población, “de la conexión de fibra por cable” que Movistar conducía por la línea que ha resultado calcinada. “por ejemplo”, señala Catalá, “hay subvenciones que hemos solicitado y para las que estamos al límite de plazo de presentación de toda la documentación que no podemos llevar a cabo”.

Con evidentes problemas de cobertura, la alcaldesa de Alcoleja, Gema Baldó, ratifica las dificultades a las que se enfrentan. “Solo hay algunos puntos en los que podemos conseguir línea”, indica, “es desesperante”. Los servicios de su municipio están tan anulados como los del resto de localidades vecinas. “Ni siquiera se pueden hacer reservas en los restaurantes”, afirma, “porque los teléfonos no funcionan”. Baldó lamenta, además, que toda la información sobre la evolución de la reparación iniciada por Movistar llegue a través de los usuarios. “No hemos recibido ninguna comunicación por parte de la Generalitat ni de la Diputación”, a pesar de que ambas instituciones fueron puestas al día de la situación “durante el transcurso del incendio”. “Les hemos pedido que nos tengan en cuenta, pero nos sentimos ignorados”, critica la alcaldesa, “no podemos seguir con esta incertidumbre”. Baldó se aferra a “la esperanza de que todo se arregle a lo largo de esta semana”.

El incendio forestal que dejó sin señal a estos municipios, cuyas poblaciones aumentan en verano pero que apenas superan en invierno los 2.000 habitantes en conjunto, comenzó el pasado 30 de julio, poco después de las 15 horas. Dos operarios de una empresa trabajaban en la pavimentación del camino a la depuradora de Benasau y utilizaron una máquina radial. Las chispas generadas por este instrumental alcanzaron la vegetación circundante, abundante y en extremas condiciones de sequedad, y el fuego se extendió rápidamente alimentado por la gran cantidad de combustible y por las condiciones meteorológicas desfavorables. En apenas medio día, el incendio recorrió un barranco natural. La población de Penáguila, cercana al punto de origen de las llamas, fue desalojada de forma preventiva. El Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante llegó a desplegar ocho medios aéreos para las labores de extinción, a la que se sumaron 300 efectivos, incluida una brigada de la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Gobierno. A los dos operarios, identificados por la Guardia Civil, se les atribuye un presunto delito de incendio forestal por imprudencia grave. Finalmente, el fuego se dio por extinguido ayer, lunes.

Desde Movistar aseguran que la compañía continúa “dando prioridad a los trabajos de restablecimiento del servicio de comunicaciones afectado por el incendio”. La reconexión de los municipios aislados avanza en coordinación entre los técnicos enviados por Movistar y “los servicios de emergencias”, añaden las mismas fuentes.

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