Escuelas apuntaladas y pueblos sin cobertura: La Cataluña vaciada recurre al Govern para poner fin a su abandono
La consejería de Presidencia se topa con problemas enquistados por la burocracia y falta de personal en pequeños municipios


Castelló de Farfanya es un pequeño municipio de Lleida con 540 habitantes. 28 de esos vecinos son niños menores de 12 años que estudian en la escuela Santa Maria, la única del pueblo. Es un colegio pequeño, construido durante la Segunda República y, desde noviembre de 2023, con el comedor completamente inutilizado por peligro de derrumbe. Hay riesgo de que caiga el techo y, antes de que ocurriera una desgracia, el Ayuntamiento ordenó apuntalarlo. Los 28 niños comen, desde finales de 2023, en el pasillo.
Omar Noumri es el alcalde. Ganó las elecciones de 2019 y las de 2023, ambas con mayoría absoluta, con su candidatura de ERC. El pasado enero recibió la visita del consejero de Presidencia, Albert Dalmau, y no perdió la oportunidad de mostrarle la lamentable situación del comedor de su escuela de la Cataluña rural. “Una semana después se desencalló uno de los problemas más grandes que teníamos en el municipio. Ya tenemos la licencia de obras concedida y hemos acordado con la directora de la escuela que las obras comiencen en junio”, cuenta Noumri aliviado mientras contempla los puntales del comedor. La reparación costará más de 94.000 euros.
Paliar la desinversión en la Cataluña rural -o vaciada- se ha convertido en una de las prioridades del actual Govern de la Generalitat. El secretario de Gobiernos Locales y de Relaciones con el Aran, Xavier Amor, asegura que tiene instrucciones de sus superiores de centrarse en “solucionar problemas” como los descritos. Amor defiende que la ley de municipios rurales impulsada por ERC es una de las herramientas de la que disponen, pero no se conforma con esta normativa. “Hay municipios de menos de 2.000 habitantes que, tal y como está diseñada la burocracia, dejan pasar oportunidades de subvenciones y convocatorias porque no tienen manos para redactarlas. Por eso también estamos lanzando ayudas en este sentido. No podemos permitirnos que ningún municipio pierda una oportunidad”, defiende Amor.
El secretario de Gobiernos Locales admite que gran parte de su trabajo es “tapar agujeros” de asuntos enquistados: “Hay municipios que tienen problemas con los funcionarios de habilitación nacional. En las últimas semanas, en Castellbisbal (municipio barcelonés de 13.000 habitantes) había dificultades para pagar las nóminas del ayuntamiento porque no tenían interventor. En Viladecavalls (7.800 habitantes) se tuvo que cambiar el día de pleno porque no había secretario”, lamenta. “Y eso no es lo más grave, Cataluña no se puede permitir que una alcaldesa, como la de Vilella Baixa, tenga que repartir garrafas en la plaza del pueblo porque no hay agua potable”, denuncia.

Precisamente el caso de Vilella Baixa (Tarragona) es otro de los que está en vías de solución. La alcaldesa de este municipio de 205 habitantes, Marta Camp (ERC), recuerda como en diciembre de 2023 y en verano de 2024 tuvo que repartir garrafas de agua a los vecinos. “Tenemos un pozo muy pequeño y las veces que se nos ha secado hemos recurrido a la comunidad de regantes que cogía el agua del pantano de Margalef. El problema es que no siempre era potable”, explica Camp. “Nunca había pensado que tendría que dar agua embotellada a los vecinos. Llegamos a gastarnos más de 1.000 euros en garrafas”, denuncia. El problema de Vilella Baixa está ahora en vías de solucionarse después de haber pedido una subvención para construir un nuevo pozo y no depender de la comunidad de regantes.
Noumri además de alcalde de Castelló de Farfanya es uno de los impulsores del lobby Eines de Repoblament Rural, integrado por otros ediles de municipios pequeños en busca del equilibrio territorial y la igualdad de oportunidades. “En nuestros municipios hay que mejorar muchas cosas, pero, sobre todo, hay que mantener la escuela, el consultorio médico, la tienda y el bar del pueblo. Son los cuatro ejes primordiales que suponen la supervivencia del tejido social de nuestros municipios. Estos cuatro ejes muchas veces están en la cuerda floja”.
Amor está de acuerdo con Noumri, pero asegura que la obsesión del actual Ejecutivo catalán es que todos los ciudadanos puedan acceder a los mismos servicios. Todo ello, sin tener en cuenta el color político de los alcaldes. “Independientemente de las siglas, los alcaldes deben saber que formamos parte del mismo equipo porque nuestro trabajo es mejorar los pueblos y ciudades de Cataluña. Hemos roto con el mantra equivocado que decía que los socialistas solo ayudábamos al área metropolitana. Tratamos igual a Tarragona que a Gisclareny”, defiende Amor.
Otro de los objetivos prioritarios del departamento de Presidencia es conseguir la conectividad en todos los pueblos de Cataluña. Sergi Andreu es el alcalde por Junts de Rocafort de Queralt (Tarragona, 240 habitantes) y sabe lo que es vivir semanas sin cobertura en el móvil. “En Rocafort solo tenemos un repetidor de telefonía que, además, falla. Hay dos restaurantes y dos casas rurales en el municipio. Si no funciona el repetidor no pueden cobrar con tarjeta. Pensábamos que todos estos inconvenientes se iba a corregir a finales de 2023, cuando instalaron una antena, pero no acaba de ponerse en funcionamiento”, denuncia el alcalde. “Para colmo, el repetidor se estropeó en verano y estuvimos meses sin cobertura”, recuerda Andreu. A mediados de enero, el president Illa visitó el municipio y comprobó que no había señal en el teléfono. “Le explicamos que hubo un accidente mortal semanas atrás y no se pudo avisar a la familia de la víctima porque no había línea en el móvil. Al cabo de una semana, solucionaron el tema del repetidor. Ahora tenemos cobertura y esperamos a que empiece a funcionar la antena en breve”, asegura el alcalde de Junts.

En la escuela Santa Maria de Castelló de Farfanya los monitores del comedor han dejado el lavavajillas funcionando en la sala apuntalada que debía ser el comedor y la cocina a la vez. Los niños -tres de la guardería y 25 del colegio rural que se dividen entre tres clases- se han acostumbrado a comer en el pasillo. El alcalde está esperando que se repare este verano el comedor para hacer un tetris con las aulas y destinar una de ellas a otra de sus obsesiones: la futura biblioteca infantil de Castelló de Farfanya.
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