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Las bases de ERC ratifican la vía del diálogo con el Gobierno pero exigen un calendario para la mesa

Aragonés apuesta por Maragall para arrebatar la alcaldía de Barcelona a Ada Colau

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su intervención en la Conferencia Nacional de ERC
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su intervención en la Conferencia Nacional de ERCToni Albir (EFE)
Alfonso L. Congostrina

Esquerra Republicana intenta este fin de semana escenificar su apuesta por el diálogo para resolver el conflicto político catalán mediante una conferencia nacional con 1.200 cuadros del partido. Se trata de presentarse como la opción que, sin renunciar a la independencia, sigue apostando por el diálogo con el Gobierno al tiempo que busca ofrecer certidumbre a los votantes en tiempos convulsos. Para ello el coordinador del partido y presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, reivindicó este sábado el perfil institucional de su formación: “Somos los que gritamos poco, pero hacemos que las cosas pasen. Sabemos que un país no avanza con proclamas vacías”, dijo, en una referencia velada a sus socios y rivales de Junts per Catalunya. Las bases del partido avalan esta vía, pero piden que la mesa de diálogo con el Gobierno tenga “una metodología clara” y un calendario de reuniones definido, cosa que no tiene por ahora.

Aragonès y el presidente del partido, Oriol Junqueras, defienden sin fisuras la mesa de diálogo pese a la falta de avances tangibles, algo que Junts y la CUP aprovechan día sí día también para atacar esta vía y defender su apuesta por el enfrentamiento, que ya fracasó en 2017. En la conferencia nacional que los republicanos celebran este fin de semana en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) las bases se han alineado con la dirección. El plenario tumbó con el 94% de los votos la única enmienda a la totalidad que había a la ponencia oficial y este domingo se votará el texto definitivo. Con todo, la dirección da por hecho que se aprobará el documento que ratifica su estrategia, aunque con algunas apostillas. Concretamente, las bases piden que la mesa de diálogo “tenga una metodología clara, un calendario de reuniones que se pueda cumplir así como el retorno pertinente a la ciudadanía y a la militancia de los acuerdos resultantes de la negociación”.

El president de la Generalitat y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès, ha abierto este sábado la Conferencia Nacional de ERC -el congreso del partido independentista- suavizando, y mucho, su discurso independentista y marcando dos prioridades: por un lado, luchar contra la ultraderecha y, por otro, conseguir el mayor número de alcaldías el próximo 2023. Aragonès también ha marcado que Ernest Maragall es su candidato para intentar arrebatar Barcelona a Ada Colau.

La Conferència Nacional de ERC celebrada en La Farga de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) comenzó con una ovación a sus líderes independentistas indultados y que han asistido al congreso por primera vez desde su puesta en libertad. Raül Romeva, Dolors Bassa y la presidenta Carmen Forcadell saludaron a los asistentes que en ningún momento de la mañana gritaron “independencia”, un grito constante antes y después del 1 de octubre de 2017. Esta ha sido la primera conferencia política con los líderes fuera de prisión, pero también la primera con un presidente de la Generalitat de ERC.

Aragonès pasó, en su discurso, de puntillas sobre las demandas de autodeterminación. “Nuestro objetivo es servir a la ciudadanía sea de donde sea, se quiera como se quiera y hable la lengua que hable”, comenzó. Un discurso en el que no se dirigió a ningún partido rival ni realizó ninguna referencia a la llamada mesa de diálogo con el gobierno de Pedro Sánchez. “Somos los que gritamos poco, pero hacemos que las cosas pasen. Sabemos que un país no avanza con proclamas vacías”, dijo, en una referencia a Junts per Catalunya, sin citarlos. El president advirtió que “el país avanza tomando decisiones que a veces son muy difíciles”.

Acto seguido se limitó a recordar a los asistentes de quién es, a su juicio, heredera la actual ERC. Repasó a las mujeres republicanas y destacó el pasado de dirigentes socialistas, republicanos, catalanistas, e incluso recordó a Paco Candel y Montserrat Roig, pero no dirigió ni una palabra a Oriol Junqueras, que no estaba en la conferencia alegando una enfermedad, pero que acudirá mañana a cerrar el congreso. El president también defendió que su partido es el estandarte feminista y aseguró que uno de los objetivos es “derrocar al patriarcado”. “Queremos un país que combata al fascismo y a la extrema derecha. Siempre nos tendrán delante: no pasarán”, proclamó desde el atril del escenario. Acto seguido, aseguró que Cataluña es un “país de acogida” y se solidarizó con Ucrania.

“En las próximas elecciones municipales este inconformismo llegará y entonces no habrá ninguna coalición con Manuel Valls que impida a Ernest Maragall alcanzar la alcaldía de Barcelona. Pero también lo conseguiremos en Santa Coloma, Hospitalet de Llobregat, Terrassa, Mataró…”, destacó con una clara intención de derrotar no solo a Barcelona en Comú sino al PSC en sus feudos del cinturón rojo metropolitano. “En las próximas elecciones tenemos el reto de replicar la victoria de ERC de hace un año. Tenemos el futuro del país en nuestras manos. Avancemos como ha hecho siempre nuestro partido: pies en el suelo y puño en el aire, Viva Cataluña libre, viva la república y viva la libertad”, concluyó.

Tras Aragonés fue el turno de la secretaria general, Marta Rovira, que intervino por videoconferencia desde Ginebra, donde se encuentra desde hace casi cuatro años cuando huyó la noche antes de declarar antes de declarar ante el Tribunal Supremo. Rovira sí que recordó el 1 de octubre de 2017. De hecho, su discurso se basó en la Cataluña de entonces. Recordó los gritos de los días previos a la consulta ilegal, en especial el eslogan “no pasarán” y “votaremos”. La secretaria general reconoció que ERC tiene “lecciones aprendidas” del referéndum ilegal y, llorando de emoción, aseguró sentir mucho “orgullo” de su partido: “ERC es un partido con muy buena gente. Cada vez somos más y estamos más preparados para asumir lo que la gente decida”.

Este domingo los republicanos pretenden aprobar una nueva ponencia política. Una ponencia que ha sido coordinada por el exonsejero Raül Romeva y en la que a pesar de confirmar claramente la apuesta de los republicanos por la negociación, matiza que si ésta no diera los resultados esperados, ERC no renuncia a “ningún instrumento democrático”, desde “acciones de desobediencia política y social” hasta de “desbordamiento democrático para hacer posible el derecho de autodeterminación”.

En el documento que se llevará el domingo a votación también se matiza, después de introducir hasta 400 enmiendas de la militancia, que en esa negociación con el Estado hace falta establecer una metodología clara y un calendario acordado de reuniones que se puedan cumplir. Previsiblemente la ponencia se aprobará con una amplia mayoría. De hecho, la corriente crítica dentro del partido: el Colectivo Primero de Octubre presentó antes del congreso una enmienda a la totalidad de la estrategia del partido. Una enmienda que fue rechazada por todos los congresos territoriales pero que ha conseguido llegar a la Conferencia Nacional ya que no se pudo debatirse en la federación de la Cataluña Nord por falta de militancia. El Colectivo Primero de Octubre denunciaba que en la ponencia se había diluido las intenciones de ERC que en 2019 apostaban por tres escenarios: primero el referéndum pactado, segundo forzar al Estado a convocarlo después de presionar con movilizaciones y, por último, volver a realizar un 1 de octubre –tornar-ho a fer- si el Estado mantenía la posición inmovilista. La enmienda del colectivo ha sido sometida este sábado a votación y ha sido rechazada por el 94,8% de los votos.

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