48 pisos sociales del Raval, sin luz por un incendio
El fuego de la tarde de Nochevieja revela la precaria situación de un edificio que es propiedad del Ayuntamiento de Barcelona
Los vecinos del edificio del barrio del Raval de Barcelona donde la tarde de Fin de Año se declaró un incendio siguen sin luz. Y se sienten abandonados por el Ayuntamiento, propietario del bloque. El fuego, uno de los cinco en la ciudad durante el fin de semana, ha revelado la precaria situación de este edificio de la calle Nou de la Rambla, donde en los 48 pisos hay personas mayores en su día adjudicatarias de las viviendas sociales; pero también familias que ocupan pisos, alguno vacío y otros donde se vende droga, con los problemas que ocasiona.
Las viviendas, construidas en los años 90, son del Instituto Municipal de la Vivienda y la Rehabilitación. El incendio ha sido la gota que ha colmado el vaso en una finca donde los problemas vienen de lejos y donde los inquilinos más antiguos no entienden como el Ayuntamiento no ha frenado su deterioro y los problemas de convivencia.
Pero aun así, y sin luz, no quieren marcharse. Porque es su casa, porque temen que les ocupen los pisos, que se los cierren si están ocupando... o confían en que el consistorio habilite pronto una solución provisional. El incendio achicharró un gran cuadro eléctrico de la primera planta, al lado de los ascensores, y el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, ya avisó el sábado de que restablecer la electricidad no será rápido. Los vecinos dicen que había quien pinchaba la luz del ascensor, pero el consistorio no lo confirmó y dijo que las causas todavía se investigan.
Cierto es que la fecha del incendio, Nochevieja, víspera de fin de semana y en vacaciones, no ha ayudado a agilizar la salida de la situación. Varios vecinos explicaban ayer que esperaban a este lunes para contactar con sus profesionales de referencia en los servicios sociales.
El último balance de la situación de los vecinos lo facilitó el sábado Batlle. Siete familias fueron realojadas por el CUESB (servicio de emergencias sociales), cuatro se marcharon a casa de familiares, nueve pisos estaban vacíos y 29 familias se quedaron en el edificio pese a tener solo agua y gas. Este domingo no hubo actualización de la situación y el consistorio tampoco respondió sobre la compleja situación del inmueble, antes del fuego.
En la finca, por la mañana convivían vecinos con un notable estado de ansiedad, como Anna Maria Penalba, que llegó hace solo un par de años y aseguraba que “tiene una sensación de miedo continua, a veces parece el Bronx”. Entre los que ocupan viviendas, decía cautelosa, hay quien lo hace porque no tiene más remedio, y hay quien causa problemas. “El viernes fue esto, pero podría ocurrir mañana otra catástrofe”, lamentaba.
En su misma planta vive Luz Divina desde hace más de una década. Una mujer mayor que salía a dar un paseo y para quien la falta de ascensor no es un problema: “Estoy en forma, voy al gimnasio y a la piscina”. Otras vecinas no estaban en el edificio cuando se desató el incendio porque están pasando las fiestas de Navidad con sus hijos, relataban.
O Wahiba, de 44 años y con dos hijas, que vive delante de las puertas del ascensor y lleva desde el viernes limpiando los restos de humo. Ocupó el piso hace cinco años y teme que si se marcha le precinten la puerta.
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