Educarnos para la libertad
Necesitamos reflexionar y educarnos para la sostenibilidad de la vida, para tener cuidado de ella. La pandemia y la crisis ecológica son duras evidencias de lo que nos espera si no cambiamos
Comienza el curso, volvemos a las aulas. Y siempre es un buen momento para continuar pensando cómo nos educamos y para qué nos educamos. Vivimos tiempos de pandemia y de crisis ecológica y nos deberíamos de preguntar si estas realidades incuestionables, que suponen un gran desafío para nuestras sociedades forman parte de la educación y como las hemos incorporado o deberíamos incorporar.
Per una educación en llibertat. Barcelona i l’escola 1908-1979 es una exposición, comisariada por Antoni Nicolau, que se puede visitar en El Born Centre de Cultura i Memòria. Un recorrido por diferentes momentos claves que han cambiado la manera de educar. Empieza con la gran transformación que significó el Presupuesto Extraordinario de Cultura de 1908 y el cambio educativo buscando la libertad que quiso hacer frente al analfabetismo, a la educación dominada por las doctrinas religiosas… Tenía cuatro principios básicos: educación gratuita, en catalán, mixta, y con neutralidad religiosa. Incorporaba metodologías pedagógicas innovadoras que rompían con algunas de las imposiciones tradicionales. Fue un proyecto que despertó entusiasmos y rechazos. Un proyecto truncado por diferentes respuestas políticas. Un proyecto en las antípodas de lo que fue la dictadura. Un proyecto que tuvo continuidad en las iniciativas educativas que buscaron superar el franquismo. Visita muy recomendable, como también el volumen que ha sido publicado con el mismo título. Dos de las autoras allí recogidas, Cèlia Cañellas y Rosa Toran, hace pocos meses publicaron una obra de referencia a recuperar Escolaritzar Barcelona, L’ensenyament públic a la ciutat, 1900-1979.
A principios del siglo XX se potenció una educación gratuita, en catalán, mixta y con neutralidad religiosaA principios del siglo XX se potenció una educación gratuita, en catalán, mixta y con neutralidad religiosa
A principios de septiembre de 1901, ahora se cumplen 120 años, se inaguraba en la calle Bailén de Barcelona la Escuela Moderna, fundada por Francesc Ferrer i Guàrdia. Ferrer i Guàrdia es uno de los transformadores de la educación en los inicios del siglo XX. En el programa de la Escuela Moderna se establecía: “La misión de La Escuela Moderna consiste en hacer que los niños y niñas que se le confíen lleguen a ser personas instruidas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio. Excitará, desarrollará y dirigirá las aptitudes propias de cada alumno, a fin de que con la totalidad del propio valer individual no sólo sea un miembro útil a la sociedad, sino que, como consecuencia, eleve proporcionalmente el valor de la colectividad”.
La Escuela Moderna surgía para enfrentarse a la ignorancia, que sirve y permite la dominación, el privilegio y la injusticia. Contra la ignorancia necesitamos la divulgación del saber, la difusión de los medios para adquirirlo, la capacidad para pensar críticamente… Ferrer i Guàrdia y otras personas, vinculadas o no a la Escuela Moderna, así lo entendían y así quisieron hacerlo. La condena a muerte de Ferrer i Guàrdia fue vista ya en su época como el intento de frenar un proyecto educativo de educación para la libertad que diferentes sectores de su sociedad no aceptaban.
Hoy, en pandemia y crisis ecológica nos debemos continuar preguntando qué significa educar para la libertad. Hace pocos meses se publicó un libro que puede ayudar a está reflexión y a su práctica: Enseñar a transgredir. La educación como práctica de la libertad, de Bell Hooks. Los proyectos educativos que se enfrentaron al analfabetismo, a la ignorancia, a la segregación, al dominio de un poder religioso, político, económico… fueron experiencias de educación para enseñar a transgredir. Hoy también necesitamos transgredir. Transgredir suena mal en muchos oídos, pero necesitamos ser conscientes de todo aquello que no funciona en nuestras sociedades y que debemos superar. La transgresión contribuirá a hacerlo posible.
La Escuela Moderna surgió para enfrentarse a la ignorancia, que sirve y permite la dominaciónLa Escuela Moderna surgió para enfrentarse a la ignorancia, que sirve y permite la dominación
Necesitamos, por ejemplo, transgredir con la idea del crecimiento económico que ha dominado las últimas décadas de nuestras sociedades, la pandemia y la emergencia climática que vivimos nos han enseñado (si todavía no éramos conscientes de ello) que esa concepción del crecimiento económico es causa de nuestros problemas de hoy. Necesitamos educarnos para la sostenibilidad de la vida, para tener cuidado de la vida… Debemos reflexionar y debatir sobre aquello que necesitamos cambiar. La pandemia y la crisis ecológica son mucho más que una oportunidad para ello, son duras evidencias de lo que nos espera si no cambiamos. Necesitamos valorar el conocimiento, valorar la ciencia, que nos dice cómo hemos llegado a esta situación de crisis pandémicas y ecológicas. Valorar el conocimiento es lo contrario de El menosprecio del conocimiento, un último libro a recomendar en este inicio de curso con textos de Rosa Canadell, Albert Corominas, Nico Hirtt y Vera Sacristán. Necesitamos valorar el conocimiento, educarnos en el conocimiento, y aplicarlo para construir la sociedad que queramos ser.
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