Las tres matronas inventoras de cinturones para sensores desechables para embarazadas
Antes de conseguir una patente tejieron con sus máquinas de coser prototipos de un producto que cobra protagonismo durante la pandemia
“Antes te daban un camisón de ropa y en las camillas había sábanas. Ahora todo es de papel”, explica Montserrat Gasparín, sobre la apuesta creciente de los hospitales por el usar y tirar para evitar contagios. Su principal ocupación, como la de sus dos socias, es de comadrona en el hospital de Tortosa Verge de la Cinta. Pero desde hace tres años ella, Vanessa y Mabel también son emprendedoras. Tienen registrada una patente: cinturones obstétricos desechables para prevenir contagios y hacer más cómoda la experiencia de las embarazadas. Ahora, con el aval del CatSalut, cederán gratuitamente 3.000 de sus correas a los hospitales catalanes porque, ante la pandemia, su producto tiene más sentido que nunca.
“Hicimos los prototipos y se los dábamos a probar a familiares y amigas”, cuenta Gasparín. “Desde hace más de 30 años se utilizan correas de goma, como de mercería, que no dan movilidad y los nudos aprietan mucho”, añade. Buscaban un material desechable que fuera sumergible y válido para los partos bajo el agua. Las pruebas del nuevo producto para aguantar los sensores que monitorizan los latidos y los movimientos del feto —se utilizan en la semana 38 de gestación y en el parto— las materializaron en las máquinas de coser de sus casas.
Las amigas se conocen desde hace casi dos décadas y también son madres. La startup Treematernity consiguió el año pasado 3.000 euros de capital de un premio otorgado por Phillips y la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME). La primera remesa, de 2.000 unidades, la fabricaron en febrero a través de un acuerdo con la Diputación de Barcelona y el centro tecnológico Eurecat, que también las asesora, en la Escuela de Tejidos de Canet de Mar. Los cinturones Belty se enviaron en febrero a cinco hospitales catalanes, entre ellos el de Igualada, uno de los más castigados por la crisis sanitaria. Los probaron 57 profesionales y la respuesta fue positiva, según Gasparín, que añade: “Hemos dado a Igualada las 90 unidades que nos quedaban”.
Con el material sobrante que tenían, de base de polipropileno, han hecho una segunda remesa, que está lista desde ayer. La ha fabricado a mano un equipo de cinco cuatro personas de la escuela de Canet. CatSalut ha aceptado la aportación por el aumento de demanda de productos con las máximas garantías higiénicas. “Las lavadoras del circuito de limpieza también prestan servicios a las UCI”, apunta Gasparín, sobre la reutilización de las correas tradicionales. El hospital Vall d’Hebron recibirá los Belty y se encargará de distribuirlos a los otros centros catalanes.
El inicio de la crisis del coronavirus coincidió con el momento en que Treematernity buscaba una empresa que quisiera comercializar el producto y estaba a la espera de recibir 5.000 euros tras ser premiadas en noviembre como mejor proyecto de innovación por la Diputación de Tarragona. Miquel Soler, director de la Escuela de Tejidos de Canet de Mar que ha liderado la fabricación del producto, explica que hay una empresa interesada en asumir la producción en serie de los cinturones: “Les vamos a hacer la transferencia de conocimiento”. Sin embargo, Soler alerta de la dificultad de conseguir nuevo material, procedente de China, en la situación actual. “La pandemia no ayuda en nada, pero la consciencia de algunas cosas la tomaremos todos”, opina la matrona sobre el futuro de su negocio, que nos atiende sin dormir tras una guardia de 24 horas.
“No somos personas que vengamos del mundo empresarial”, apunta Gasparín, que reconoce que en algunos momentos su startup ha sido “un verdadero caballo de troya”. Las fundadoras de Treematernity siguen al pie del cañón durante el estado de alarma. “Quizá se asustan un poco porque hay más batas y más guantes, pero se tranquilizan cuando hablamos con ellas”, asegura sobre las mujeres que están alumbrando estos días. “Un parto es una actividad muy humana e intentamos que el trato sea todo lo humano posible, pese al Covid-19″, concluye. Sobre su vida, Gasparín vive la crisis con cierta angustia por sus tres hijos y la gente mayor que tiene alrededor: “Pero tomamos medidas y pienso que todo irá bien”.
Emprendedoras
Nombres. Montserrat Gasparín (40 años), Vanessa Sanz (42 años) y Mabel Gendre (47 años)
Profesiones. Matronas y emprendedoras
Qué hacían antes de la crisis. “Tenía el mejor trabajo del mundo, dar la bienvenida al mundo”, asegura Montse. Vanessa también es asesora de lactancia y Mabel tiene una consulta de reflexología, ahora cerrada.
Que harán cuando acabe la crisis. Montse: “Haré lo mismo, pero espero que con menos mascarillas. También empezaré un proyecto para mejorar la asistencia a las embarazadas”. Las tres seguirán como matronas y Mabel reabrirá su centro.
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